viernes, 3 de junio de 2011

La Confirmación.

He aquí una buena definición descriptiva de la Confirmación:

Es un sacramento en el cual, por medio de la unción del crisma y la imposición de las manos del Obispo, se da a los bautizados la plenitud del Espíritu Santo, para creer firmemente y confesar valerosamente la fe recibida en el Bautismo.

La Confirmación es el complemento del Bautismo: el Bautismo da la vida espiritual, la Confirmación la fortifica; el Bautismo hace nacer a los hijos de Dios y la Confirmación les da la fuerza y robustez espirituales.

La Confirmación se recibe hacia los siete años, cuando con el uso de la razón despiertan las pasioncitas en el niño y está ya expuesto a las sugestiones del demonio y de la sensualidad. No es absolutamente necesaria, pero sí tan conveniente que no carece de culpa el descuido en recibirla.

De la institución divina de la Confirmación nos enseña la Santa Iglesia, apoyada en las enseñanzas del Evangelio y en el libro de los Hechos Apostólicos, en la tradición apostólica y en las enseñanzas de los Santos Padres.

Para la Confirmación debe el confirmando tener un padrino o una madrina, según se trate de un niño o una niña. Los padrinos presentan al bautizado al Obispo y le guían después con sus consejos y ejemplos en la vida cristiana. Los padrinos deben ser buenos católicos, estar confirmados, tener al menos trece años cumplidos y ser distintos de los del bautismo. En el acto de la Confirmación deben poner la mano derecha sobre el hombro del que se confirma.

En la Confirmación el rito esencial es la unción, con las palabras sacramentales; las demás ceremonias instituidas por la Iglesia desde la más remota antigüedad simbolizan los preciosos efectos de la Confirmación.

El aceite del santo crisma significa la fuerza interior que se nos concede para los combates que hemos de sostener con los enemigos de nuestra salvación.

El bálsamo denota que el confirmado recibe la gracia de conservarse libre de la corrupción del mundo y de esparcir con su buena conducta el buen olor de las virtudes cristianas.

La unción en la frente con la señal de la cruz significa que el cristiano lejos de avergonzarse de la Cruz de Cristo debe honrarse con ella confesando con valor la fe del crucificado ante el mundo entero.

La palmada en la mejilla significa que el confirmado, como soldado de Cristo, debe estar dispuesto a sufrir resignado todo género de afrentas y trabajos por el nombre de Jesucristo.

Las palabras “la paz sea contigo” expresa el deseo de que consigamos la verdadera paz del alma premio de la lucha y del sacrificio aquí en la tierra y prenda de mayor premio que nos aguarda en el cielo.

Pasajes bíblicos:

-Jesucristo promete a los fieles el Espíritu Santo: S. Juan VII, 37-39.

-Intrepidez de los Apóstoles después de Pentecostés: Hechos V, 40-42.

-Los apóstoles administran la Confirmación: Hechos VII, 14-17; XIX, 56.

(1939).


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