El Orden es un sacramento que da la potestad y gracia de ejercer las funciones sagradas.
Se da el nombre de Orden a este sacramento:
-porque pone a los que lo reciben en un orden o categoría superior al de los simples fieles
-porque comprende varios grados u órdenes que constituyen la jerarquía del orden.
Las órdenes son siete; cuatro menores: las de ostiario, lector, exorcista y acólito; y tres mayores: las del subdiácono, diácono y sacerdote.
El Episcopado es la plenitud del sacerdocio. El Obispo puede administrar todos los sacramentos y hacer todas las consagraciones y bendiciones.
Jesucristo instituyó el sacramento del Orden principalmente cuando dio a los Apóstoles y a sus sucesores la potestad de ofrecer el sacrificio de la Misa y de perdonar y retener los pecados.
La dignidad del sacerdocio es la más grande que existe, porque el sacerdote es ministro de Cristo y dispensador de los misterios de Dios, mediador entre Dios y los hombres, y posee potestad sobre el cuerpo real y místico de Cristo
El sacramento del Orden:
-aumenta la gracia santificante
-confiere la potestad espiritual de ejercer las funciones sagradas
-imprime el carácter indeleble de ministro de Jesucristo
-da las gracias actuales necesarias para ejercer digna y válidamente las funciones sagradas.
Las principales funciones sagradas son: ofrecer el santo sacrificio de la Misa, predicar la palabra de Dios y administrar los sacramentos.
La materia del Orden es:
-la imposición de las manos del Obispo en el diaconado, el presbiterado y en la consagración episcopal.
-en todas las órdenes es la presentación al ordenando de los libros y objetos litúrgicos que indican las funciones de cada grado.
La forma del Orden consiste en las palabras y oraciones que acompañan la imposición de las manos del Obispo y la entrega de los objetos litúrgicos.
El ministro del sacramento del Orden es el Obispo.
Puede ser sacerdote el que siente en sí la vocación divina.
Las señales y condiciones de la vocación sacerdotal son:
-la aptitud para el ejercicio de los ministerios sagrados
-la recta intención
-la probidad de vida
-la libre elección hecha por el Obispo.
Quien se creyere llamado al sacerdocio debe:
-consultar con su confesor
-evitar el pecado con especial esmero, y
-aplicarse a la piedad y al estudio.
Los fieles deben:
-rogar al Señor de la mies que envíe operarios a su mies (S. Mateo IX, 38).
-respetar la excelsa dignidad del sacerdote
-ayudarle en sus obras de apostolado.
(1939)
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