viernes, 31 de agosto de 2012

Novena a San Pío X - DIA SEXTO.


SAN PIO X
Por la señal de la Santa Cruz, etc.
Acto de contrición.
ORACIÓN PREPARATORIA
PARA TODOS LOS DÍAS DE LA NOVENA
ORACIÓN - DIA SEXTO
Glorioso San Pío X, que hiciste norma de tu Pontificado restaurarlo todo en Cristo, intercede para que siguiendo tus enseñanzas y ejemplos, adaptemos nuestra vida a la estricta observancia de los Mandamientos, para que siendo fieles sumisos de la Iglesia, seamos dignos de llamarnos hijos de Dios.
Te rogamos de un modo especial, logres que Dios imprima en nuestros corazones todo el ardor de caridad que abrasaba el tuyo, para que por los frutos de esta excelsa virtud, seamos humildes en nuestras relaciones con los pobres, justos con los que de nosotros dependen, respetuosos con nuestros superiores e imitadores en toda nuestra vida pecadora de las excelsas virtudes en que brilló la tuya. Amén.
San Pío X profetiza
La visión profética que tuvo de todos los acontecimientos, le hacía exclamar frecuentemente:
– Veo una gran guerra. Las cosas van mal –repetía con insistencia al Cardenal Secretario de Estado, que se maravillaba de la seguridad con que hablaba el Pontífice y creía se refería a la guerra de los Balcanes–. No hablo de esta guerra –decía el Padre Santo en 1914, cuando la expedición italiana a Libia–. Todo esto es nada comparado con la gran guerra que vendrá.
Y si el Cardenal le observaba que no se vislumbraba guerra alguna, el Santo viejecito replicaba:
– Eminencia, no pasaremos de 1914.
LOA (para todos los días)
ORACIÓN FINAL

jueves, 30 de agosto de 2012

Novena a San Pío X - DIA QUINTO.


SAN PIO X
Por la señal de la Santa Cruz, etc.
Acto de contrición.
ORACIÓN PREPARATORIA
PARA TODOS LOS DÍAS DE LA NOVENA
ORACIÓN - DIA QUINTO
Glorioso San Pío X, que manteniendo las genuinas tradiciones de la Iglesia, supiste modernizar en cuanto era preciso su consuetudinario derecho, infunde por tu intercesión a todos un profundo respeto y sumisión a todas sus disposiciones e intercede, para que en todo momento, la interpretación de sus preceptos sea la más conveniente a los intereses de la Cristiandad, a la pureza de costumbres y a la perseverancia de todos los fieles.
Alcanza del Todopoderoso que los inmejorables principios del derecho canónico influyan en las legislaciones de todos los Estados, para que en todos ellos rijan las normas de estricta justicia y caridad que inspiraron siempre sus instituciones y que establecieron en el mundo el respeto que merece el hombre por ser hecho a imagen y semejanza de Dios. Amén.
San Pío X cura a una religiosa, enferma desde hacía quince años
La superiora de un colegio de la India inglesa, padecía una grave enfermedad de estómago, para cuya curación habían fracasado todos los remedios. Las niñas, el día de su Primera Comunión, en enero de 1914, se dirigieron al Santo Padre pidiendo la curación de su amada religiosa.
La enferma iba empeorando por falta de nutrición. Cayó pronto en un estado de postración tan extrema, que en la noche del 7 de febrero siguiente, ante el temor de que muriese, le fue administrada la Extremaunción.
Al día siguiente llegaba para las Hermanas de Belgaum el siguiente telegrama:
«Roma 7 de febrero de 1914. – Padre Santo concede con gusto bendición Apostólica solicitada – Cardenal Merry de Val».
Le mostraron el telegrama a la enferma. En aquel momento estaba sola. Las hermanas se hallaban en el refectorio. Lo leyó y llena de fe intentó levantarse; se vistió y se sentó en una silla.
Cuando las hermanas la vieron levantada no querían creer lo que veían sus ojos. Les dijo que quería comer y quedaron asombradas. Unas querían que comiese, otras se oponían diciendo que era mejor esperar unos días. La enferma cortó toda vacilación. Quería comer enseguida. Entre las dudas de unas y la fe de otras comió sopa, pan y carne. Desde aquel día volvió a ocupar su lugar en el refectorio. Llena de vigor y de vida, volvió a su trabajo.
LOA (para todos los días)
ORACIÓN FINAL

miércoles, 29 de agosto de 2012

Novena a San Pío X - DIA CUARTO.


SAN PIO X
Por la señal de la Santa Cruz, etc.
Acto de contrición.
ORACIÓN PREPARATORIA
PARA TODOS LOS DÍAS DE LA NOVENA
ORACIÓN - DIA CUARTO
Glorioso San Pío X, que en tus constantes desvelos por la organización y eficacia de la acción social católica, cuidaste de dar a esta obra toda la importancia que merece, fijando normas concretas y eficaces para que nunca perdiera su primitivo espíritu, asegura con tu intercesión la continuidad de su actuación y la fidelidad inmutable a los principios que motivaron su creación, apartándola de cualquier desviación y evitando pueda mover a ninguno de sus actuantes el menor interés material, y sí sólo los supremos que inspiraron su fundación.
Ruega para que toda la actuación de las organizaciones de Acción Católica sean eficaces por la pureza de intención de sus militantes y por su inhibición de toda finalidad que no sea el bien de los humildes y la santificación del mundo. Amén.
San Pío X cura a una enferma de lepra
En el año 1914, un obispo del Brasil tenía a su madre enferma de lepra, y habiendo oído hablar de la fama de santidad de Pío X, se trasladó a Roma, para implorar del Siervo de Dios la curación de su madre.
Presentándose al Santo Pontífice, le rogó le alcanzase la gracia de su curación. El Papa le exhortó a encomendarse a la Virgen Santísima y a otros Santos.
El Obispo insistió y le dijo: “Por lo menos, Beatísimo Padre, dígnese repetir las palabras de Cristo: «Volo mundare» («Quiero; sé limpio»)”.
El Papa repitió: “Volo mundare”. Cuando el Obispo regresó a su patria encontró a su madre completamente curada de la lepra.
LOA (para todos los días)
ORACIÓN FINAL

martes, 28 de agosto de 2012

Novena a San Pío X - DIA TERCERO.


SAN PIO X
Por la señal de la Santa Cruz, etc.
Acto de contrición.
ORACIÓN PREPARATORIA
PARA TODOS LOS DÍAS DE LA NOVENA
ORACIÓN - DIA TERCERO
Glorioso San Pío X, que supiste mantener durante tu ilustre Pontificado las prerrogativas de la Iglesia en sus relaciones con el Estado, protestando de manera eficaz contra las persecuciones de que fueron objeto las corporaciones religiosas por parte de los poderes laicos, manifestando cuánto apenaban tu corazón de Padre las vejaciones de que fueron objeto, intercede para que Dios conceda a todos los religiosos que cada día perseveren más en el espíritu de su orden, y cumplan la altísima misión que sus fundadores se impusieron.
Haz, por tu intercesión, que todos los estados católicos mantengan relaciones de cordial colaboración, y los que no lo son de respetuosa tolerancia, con nuestra Santa Iglesia, y que cada día ésta aumente su influencia en la Sociedad, para llevar a mayor número de hombres al camino de la verdadera felicidad. Amén.
San Pío X cura a un ciego de nacimiento
Un señor alemán, ya de edad madura, ciego de nacimiento, asistía a una audiencia del Papa. Cuando éste se le acercó y se enteró de su desgracia, le recomendó tuviera confianza en Dios, y le puso las manos sobre los ojos.
Al contacto de las manos prodigiosas del Papa, el ciego recobró instantáneamente la vista.
LOA (para todos los días)
ORACIÓN FINAL

lunes, 27 de agosto de 2012

Novena a San Pío X - DIA SEGUNDO.


SAN PIO X
Por la señal de la Santa Cruz, etc.
Acto de contrición.
ORACIÓN PREPARATORIA
PARA TODOS LOS DÍAS DE LA NOVENA
ORACIÓN - DIA SEGUNDO
Glorioso San Pío X, que como dice uno de tus biógrafos,«fue como una necesidad para tu corazón hablar de María, predicar sobre María, promover en todos el amor y la devoción a María», ruega a Dios nos infunda la confianza en tan eficaz mediadora, para que en todas nuestras necesidades, en nuestros pesares, en nuestros dolores, alcemos los ojos hacia su inagotable bondad, para encontrar el remedio necesario o la resignación imprescindible.
Haz, por tu intercesión, que siempre vayamos a Dios por el amor a su Inmaculada Madre, para que siguiendo tu ejemplar e ilimitada confianza en su poderosa intercesión, merezcamos gozar de su constante protección en esta vida y su definitiva ayuda en la hora de nuestro tránsito. Amén.
San Pío X cura una paralítica
En 1913, una pobre madre suplicaba a Pío X curase a una hija suya, paralítica desde hacía muchos años.
– No puedo –respondió el Pontífice–, solamente el Señor puede hacer milagros.
La mujer no se convenció y con acento de mayor fe replicó:
– Sí. Vos podéis. Basta que queráis hacerlo.
– No puedo… solamente el Señor puede hacer milagros –insistió el Papa.
– Padre Santo, Vos representáis a Jesucristo en la tierra. Vos podéis hacer el milagro –insistió la madre.
– Tened confianza –dijo entonces el Papa–. El Señor sanará a vuestra hija.
En el mismo momento la hija sintió un estremecimiento, se irguió, y con gran admiración de los presentes, echó a andar.
LOA (para todos los días)
ORACIÓN FINAL

domingo, 26 de agosto de 2012

Novena a San Pío X - DIA PRIMERO.


En las Oraciones para cada día de la Novena se glosan los principales documentos publicados durante el glorioso Pontificado de San Pío X.
Los hechos milagrosos que se relatan, constan probados en el expediente de canonización y son recogidos por sus más eminentes biógrafos.
SAN PIO X
Por la señal de la Santa Cruz, etc.
Acto de contrición.
ORACIÓN PREPARATORIA
PARA TODOS LOS DÍAS DE LA NOVENA
Eterno Dios, que por tu inagotable Providencia das a tu Iglesia en cada momento el Pastor más conveniente a sus supremos intereses, por la memoria del que fue Padre celosísimo y eficaz para la propagación de nuestra Fe y para el bien de toda la humanidad, San Pío X, te rogamos nos induzcas cada día más a tener fidelidad absoluta a las enseñanzas del Pontificado y, siguiendo la consigna del ilustre Santo, sea norma de nuestra vida instaurarlo todo en Cristo, para lograr así la paz del mundo y asegurar nuestra perseverancia final.
Te pedimos de un modo especial, ¡oh Dios misericordioso!, imprimas en nuestros corazones un profundo amor y devoción al Santísimo Sacramento del Altar, para que siendo fieles devotos de quien mereció ser designado como el Papa de la Eucaristía, no pase día sin que acompañemos a Jesús en la soledad de su Sagrario, para merecer recibirlo con la mayor frecuencia posible durante nuestra vida y especialmente, en la hora de nuestra muerte. Te suplicamos, además, nos alcances el favor que pedimos en esta Novena si ha de ser para tu mayor honra y gloria.
Interponemos como intercesores a nuestras súplicas, a tan Santo Pontífice, a todos nuestros Patrones y Abogados y de un modo especial, a la Virgen Santísima, cuya protección, por medio del Santo Rosario, quiso San Pío X fuera la que asegurara la salvación del mundo.
En honor del Santísimo Sacramento, del que tan ejemplar devoto fue San Pío X, rezaremos un Padrenuestro, Avemaría y Gloria, rogando por las intenciones del Sumo Pontífice y por las necesidades de la Iglesia, con el propósito de ganar las indulgencias concedidas.
ORACIÓN - DÍA PRIMERO
Glorioso San Pío X, que pusiste un empeño especial en mantener la fuerza de nuestra fe y la disciplina eclesiástica, condenando las innovaciones peligrosas en tu admirable encíclica, “Pascendi”, ruega a Dios para que nunca se perturbe ni altere la pureza de la fe y cada día seamos todos más sinceramente adictos y fieles a los principios inmutables de nuestra Religión.
Haz, con tu intercesión, que nuestros sacerdotes sean para todos ejemplos vivientes por sus virtudes, su fidelidad a la jerarquía y su encendida caridad, a fin de que siendo cada día más Santos, merezcan por su perfección santificarnos a todos y llevarnos al cumplimiento de todos nuestros deberes individuales y sociales, como prenda de nuestra perseverancia final. Amén.
San Pío X predice la curación de una niña
En Venecia, junto a la Iglesia de los Milagros, el Siervo de Dios se encontró con una pobre mujer que llevaba en brazos a una niña moribunda.
– Eminencia, bendiga a esta niña que muere –suplicó la desventurada madre.
El Patriarca bendijo a la niña, y dirigiéndose a la pobre mujer la animó diciéndole:
– Estate tranquila, porque tu niña no muere.
Los hechos confirmaron estas palabras del Santo Patriarca de los venecianos.
LOA (para todos los días)
En la recepción de la Sagrada Comunión halló siempre el combustible que mantuvo ígneo el fuego de la caridad en su corazón, haciendo se despojara de todo, para entregarse a sus prójimos en una suprema superación de humildad y renunciamiento.
V. Ruega por nosotros, San Pío X. 
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
ORACIÓN FINAL
¡Oh Dios!, que infundiste en el corazón de San Pío X un profundo sentimiento de caridad y amor a nuestros semejantes, haz que a imitación suya aprendamos a ejercerla, no solamente con nuestras limosnas sino con nuestra total entrega a los necesitados, para que seamos dignos de gozar de la compañía del Santo Pontífice en tu Divina Presencia en la gloría, por los siglos de los siglos. Amén.

XIII domingo después de Pentecostés.


La Iglesia sigue leyendo los libros Sapienciales, entre ellos el libro del Eclesiastés, el cual se abre con esta gran sentencia: "Vanidad de vanidades, y todo es vanidad... he visto todas las cosas que se hacen bajo el sol, y todas ellas son vanidad y aflicción de espíritu; los perversos difícilmente se enmiendan, y es infinito el número de necios". (1er. Noct.). Pues si esto lo dijo Salomón antes de la ley de gracia y de las luces sobrenaturales tan claras traídas de lo alto por Jesucristo, ¿qué no debiéramos pensar los cristianos de la vacuidad de los goces, de las riquezas y dignidades de este mísero mundo, por que los hombres tanto se perecen? Nosotros, los cristianos, debemos escalar cimas aún más elevadas que el mismo rey Salomón, nos dice S. Juan Crisóstomo (2º Noct.): nuestra vida debe andar regulada por esas virtudes celestiales que nada tienen de corpóreo, y que son todo inteligencia, o sea, por las virtudes teologales de fe, esperanza y caridad, virtudes que pedimos en la colecta, para que mediante ellas, "no amemos sino aquello que Dios nos manda amar". (Or.). 
Hoy se lee la Epístola, que tiene por argumento la fe en Jesucristo, fe que obra a impulsos de la caridad, y que hace cifremos nuestra esperanza en el Salvador, como lo hizo el mismo Abrahán y todos los Patriarcas del Antiguo Testamento. Esa fe activa y confiada hace que las almas cubiertas por la lepra del pecado queden de ella limpias, como lo quedaron los diez leprosos de que el Evangelio nos habla, y sobre todo de aquel samaritano que volvió a dar gracias a Jesús por su curación. La fe salva también las almas. Ella es "el principio y raíz de nuestra justificación " enseña el Santo Concilio Tridentino.
También nos enseña esta página evangélica cómo, si bien es cierto que no tenemos más que un Maestro, y éste es Cristo, con todo eso, hemos de sometemos a las enseñanzas y a las leyes de los substitutos que Él a puesto en la tierra, o sea, a la Iglesia, que es la encargada de curar y de distinguir lepra de lepra en el sacramento admirable de la Penitencia.
Lo que ella perdona, perdonado queda, lo que ella manda, refrendado va por el mismo Dios; el que a ella escucha, a Dios escucha, y el que la desprecia, a Dios mismo desprecia. Tal es la suave y natural economía, tan sabia como humana, que Dios ha tenido a bien establecer. Quiso gobernar a los hombres por medio de hombres. También pondera S. Agustín (Mait.) el desagradecimiento de los leprosos curados, pues que tan sólo uno de ellos fue para volver y dar gracias a su insigne médico, y éste nota el Evangelio que era Samaritano, o sea, de una raza inferior a la judía, descendiente de Abrahán y heredera de sus promesas. Por donde se ve que los verdaderos hijos de Abrahán no son aquellos que vienen de él por descendencia carnal, sino aquellos que participan de la fe viva del Padre de los Creyentes. "Los demás, hinchados con el orgullo, creían rebajarse si devolvían gracias a su Bienhechor (lb.).  Con todo eso, los judíos volverán algún día al redil, único aprisco de salvación, al "pequeño rebañito" de Jesús, decepcionados por el Anticristo. Su exclusión de la Iglesia no es irrevocable. Pidamos la pronta conversión de ese pobre pueblo cantando con el Introito y el Gradual: "Mira, Señor, tu pacto y no abandones hasta el fin las almas de tus pobres..." En cambio nosotros, hijos de gentiles, decimos a Jesús que en Él ciframos toda nuestra esperanza (Ofert.), porque Él se ha declarado nuestro refugio de generación en generación (Alel.), y porque nos alimenta con un Pan del cielo, harto más regalado que el maná llovido a los hebreos durante 40 años en el desierto (Com.)

*

sábado, 25 de agosto de 2012

SAN LUIS, Rey de Francia.


n. 25 de abril de 1214 en Poissy, Francia;
† 25 de agosto de 1270 en Túnez, Algeria
Patrono de reyes y de la monarquía francesa; barberos y peluqueros; trabajadores de la construcción; cruzados; soldados; padres de familias numerosas; prisioneros; escultores; enfermos; terciarios. Protector contra la mortalidad infantil y las dificultades en el matrimonio.
SAN LUIS, Rey de Francia
Dad al César lo que es del César,
y a Dios lo que es de Dios.
(Mateo 22, 21)
San Luis, rey de Francia, fue dotado de todas las cualidades que hacen a los reyes grandes y a los santos ilustres. Nacido para gobernar a los hombres, fue un héroe en la paz y en la guerra. En toda su vida, según testimonio de su confesor, no cometió ni un solo pecado mortal. De ordinario llevaba un cilicio, y cuando se lo sacaba, daba cuarenta escudos de limosna. El viernes de cada semana ayunaba, se disciplinaba con cadenillas de hierro y servía a los pobres con sus propias manos. Dos veces salió de su reino a fin de conquistar Tierra Santa, y en esas expediciones mostró tanta piedad como coraje. Murió en 1270, en África, a la edad de 55 años.
MEDITACIÓN
SOBRE SAN LUIS,
EL REY CRISTIANÍSIMO
I. San Luis fue verdaderamente rey, pues supo mandar a sus pasiones, sujetar su cuerpo a la razón, y su razón a Dios. Ayunar, llevar cilicio, vivir en medio de la corte una vida tan santa como la de un cenobita, ¿no es acaso ser dueño de sí mismo? Mira a este santo, mira si lo imitas, si tus pasiones están tan sometidas como las de él a la razón. ¿Qué hay más real que un alma sometida a Dios y dueña de su cuerpo? (San León).
II. San Luis fue el padre de su pueblo. A todo el mundo amaba, hasta a sus enemigos; no podía tolerar a los detractores; él mismo juzgaba en los procesos de los pobres, nada tomaba más a pecho que el trabajar en la salvación de sus súbditos. Agradece a Dios, si te ha dado superiores semejantes a este santo rey. Si tú mismo eres superior, acuérdate que debes ser el padre de tus inferiores. ¿Cómo ejerces la caridad con tu prójimo?
III. Es preciso ser servidor de Dios para ser buen rey. La piedad de San Luis, la honra que tributaba a las santas reliquias, el celo que lo inflamaba por la conversión de los bárbaros, la generosidad cristiana y heroica que puso de manifiesto combatiendo contra los enemigos de Jesucristo, muestran que olvidaba su título de rey para no acordarse sino del de servidor de Dios. Príncipes de la tierra, si no servís a Dios, ¿qué provecho obtendréis en la otra vida de haber aquí empuñado el cetro? La muerte os arrebatará todas vuestras dignidades: la sola gloria que sobrevive a la tumba es la de haber servido bien al Señor.Servir a Dios es reinar.
La piedad.
Orad por los jefes de estado.
ORACIÓN
Oh Dios, que hicisteis pasar al rey San Luis de un reino temporal a la gloria del reino eterno, haced, os lo suplicamos, que, por sus méritos y su intercesión, participemos un día con él de la gloría del Rey de reyes, vuestro Hijo Jesucristo, que vive y reina con Vos en unidad con el Espíritu Santo, por todos los siglos de los siglos.

viernes, 24 de agosto de 2012

San Bartolomé.


Apóstol y Mártir
Patrono de zapateros y fabricantes de zapatos; encuadernadores; carniceros; yeseros. Protector contra las enfermedades nerviosas y neurológicas.
SAN BARTOLOMÉ, Apóstol
Somos embajadores en nombre de Cristo
y es Dios mismo quien os exhorta por boca nuestra.
(2 Corintios 50, 20)
San Bartolomé, Apóstol, llevó el Evangelio a las regiones más bárbaras de Oriente. Penetró hasta las extremidades de las Indias. Después de haber obrado allí numerosas conversiones y sufrido mucho por la causa de Jesucristo, volvió a la gran Armenia. Convirtió allá al rey Polemón, con doce ciudades de su reino. Los sacerdotes de los ídolos excitaron contra él a Astiages, hermano del rey, que lo hizo desollar vivo, después de lo cual fue decapitado. Refiérese que cien veces al día arrodillábase para orar a Dios.
MEDITACIÓNSOBRE SAN BARTOLOMÉ
I. Para ser un verdadero apóstol, es decir, un embajador de Cristo, hay que serle fiel, tomar a pecho los intereses de Dios a costa de los propios. Es lo que hace San Bartolomé; deja él todo para seguir a Jesucristo, para predicar su Evangelio; sacrifica sus placeres, sus intereses; hasta da su vida para ganarle almas y extender su reino. ¿Qué haces tú por la gloria de Jesucristo y por la salvación de las almas? Esto es sin embargo lo más agradable a Dios que puedes hacer.
II. Un embajador debe estar perfectamente instruido acerca de lo que quiere su príncipe, a fin de hacer su voluntad en todo. San Bartolomé ora a Dios cien veces al día, para saber cuál es la voluntad de Jesucristo, para implorar sus luces y su auxilio. Trabajes lo que trabajes, si tus acciones no están conformes con las miras de Dios, pierdes tu tiempo. ¿Cuántas veces rezas al día y cómo lo haces? Dios mío, ¡que se cumpla en mí vuestra santa voluntad!
III. Un embajador ha menester de prudencia para llevar a buen término los negocios de su señor; necesita valor para resistir a sus enemigos y dar su vida, si es preciso. San Bartolomé poseyó ambas cualidades. ¿Las tienes tú? Eres tan prudente en las cosas de este mundo, y un niño en las atinentes a tu salvación. Nada te resulta costoso cuando están en juego tus intereses, y el menor obstáculo te detiene cuando se trata de la gloria de Dios. ¡Ah! ¡cuán pocos verdaderos obreros apostólicos existen hoy! ¿Adónde se fue el espíritu de los apóstoles? ¿Dónde están la humildad, los trabajos, el celo de la primitiva Iglesia? (San Bernardo).
La paciencia.
Orad por la India.
ORACIÓN
Dios omnipotente y eterno, que nos inspiráis santa fe en la solemnidad del Apóstol San Bartolomé, os suplicamos que concedáis a vuestra Iglesia que ame lo que él ha creído y que predique lo que él ha enseñado. Por J. C. N. S.

jueves, 23 de agosto de 2012

LA CRISIS MODERNISTA Y EL PONTIFICADO DE PÍO X (I).



LOS ORÍGENES DE LA CRISIS

Explican los historiadores que la aspiración a una reforma de la Iglesia, presente siempre en todas las épocas, y que se había agudizado hacia la mitad del siglo XIX lo mismo en Italia que en Francia y Alemania (y que en cierto modo se había mezclado con la Cuestión Romana y con el risorgimento italiano), no había desaparecido, ni mucho menos, en los últimos años del siglo XIX y en los primeros del XX. En los ambientes conciliadores italianos, en torno a ciertos prelados abiertos y quizás sensibles a los signos de los tiempos, como el obispo de Cremona Mons. Bonomelli, el de Piacenza, el Beato Mons. Giovanni Battista Scalabrini (en la foto) y el cardenal oratoriano Capecelatro, arzobispo de Capua, reflorecían algunas actitudes reformistas típicas del catolicismo liberal italiano: el primado de conciencia, la conciliación entre autoridad y libertad, la autonomía de la ciencia, la liberación de las estructuras eclesiásticas superfluas, la renovación del culto y el distanciamiento de la política.

Ante la crisis del positivismo y un renacido interés por los problemas religiosos, sacerdotes inteligentes y sinceramente celosos estaban persuadidos, sin duda con buena voluntad, de que podía ser necesario apostar por un catolicismo menos ligado a los esquemas tradicionales, que suscitaban una insuperable desconfianza en la mentalidad moderna. Estas mismas tendencias afloraban en los países alemanes, donde Franz Xaver Kraus desde el “Allgemeine Zeitung” se alzaba contra la centralización romana, Hermann Schell en Würzburgo subrayaba la urgencia de una mayor participación de todos los católicos en la vida de la Iglesia, Joseph Müller en el Reformkatholizismus (1899) y Albert Ehrard (“El catolicismo y el siglo XX a la luz del desarrollo eclesiástico del tiempo presente”, 1901), representaban las pretensiones reformistas.

Junto a este reformismo genérico, que los historiadores han denominado rosminiano, se dibujaba otra exigencia: la de un programa de acción social más neto, que superase los límites en los que había enmarcado León XIII a la democracia cristiana, designada en la encíclica Graves de communi (1901) como “benéfica acción cristiana en favor del pueblo”. Y todavía más profundas eran las exigencias de algunos hombres más dados al estudio que a la acción, conscientes de las lagunas que presentaba la cultura eclesiástica italiana y extranjera a finales lo XIX en el terreno de los estudios positivos. La historiografía reciente (Aubert, Scoppola…) ha subrayado estas lagunas. En filosofía se abusaba fácilmente del argumento de autoridad, los ores modernos eran poco conocidos y el sentido histórico más bien limitado. La historia eclesiástica había sido introducida en los programas demasiado tarde como para que hubiese maestros bien preparados y textos científicamente aceptables 3. En teología se llevaba la palma el método especulativo; basta con pensar en Billot, excelente en la especulación pero bastante pobre en la parte positiva. En general, la Cuestión Romana, el “non expedit”, la intransigencia corriente en los ambientes católicos hacían que mirase con reservas a todo lo que viniese de ámbitos no ligados estrechamente a Roma.

Y, sin embargo, precisamente en aquellos años habían progresado notablemente los estudios positivos, históricos y bíblicos, merced sobre todo a eruditos alemanes, en su mayoría protestantes y racionalistas, y parecían poner a prueba muchos datos tradicionales en la doctrina católica, como la naturaleza de la inspiración, la interpretación del Génesis, la composición del Pentateuco, el origen del libro de Isaías y el valor histórico de los libros del Nuevo Testamento. Las dudas acababan por extenderse a la misma divinidad de Jesucristo y a la naturaleza de su mensaje. Se imponía, pues, la exigencia, vivamente experimentada en los ambientes más abiertos, de profundizar en los problemas y de contar con los nuevos datos, aceptando cuanto incluyesen de válido. Este intento fue realizado por Lagrange en la exégesis y por Duchesne y Batiffol en la historia, por limitarnos a unos nombres únicamente.

Pero no hay que olvidar otro factor: las tendencias de la filosofía moderna, que de una forma u otra se remiten a Kant, fueron desarrolladas y corregidas por Schleiermacher (1768-1834), quien revalorizando el sentimiento despreciado por Kant, fundaba la religión no sobre el imperativo moral, sino sobre el sentido de dependencia de Dios. Posiciones bastante próximas a éstas las había defendido de forma independiente en Italia el grupo de católicos liberales toscanos congregado en torno a Raffaele Lambruschini (1788-1873), para el que los dogmas tenían una función esencialmente negativa e instrumental, excluyendo algunos errores, despertando y manteniendo vivo e1 sentido religioso. En Alemania, Ritschl (1822-1889) había seguido la trayectoria de Schleiermacher y había llamado revelación a la experiencia religiosa inmanente en el hombre. Auguste Sabatier (1839-1901) profundizó estas teorías y las alejó de la ortodoxia católica. Maurice Blondel (1861-1949) en su obra de juventud “L’Action” (1893) hizo un intento de integrar y valorar el núcleo de verdad contenido en estas tendencias, esforzándose por interpretar en sentido ortodoxo el principio de inmanencia, aceptando la premisa del pensamiento moderno, que tiene por criterio único de verdad nuestra experiencia interior, las exigencias íntimas de nuestro ser, fundamentando en él la afirmación de un Dios trascendente. El oratoriano Laberthonniére (1860-1932) insistió, sobre todo, en la necesidad de entender las fórmulas dogmáticas como resultado de una amplia profundización histórica.

Cundía, por tanto, en los ambientes católicos de principios de siglo una sensación de malestar, que presentaba toda una vasta gama de actitudes diversas, que era preciso cribar una por una y que es difícil agrupar bajo un denominador común sobre todo porque como afirmó uno de los exponentes del movimiento, Ernesto Buonaiuti, “el carácter distintivo del Modernismo fue la misma indeterminación de su programa. Nunca atacó un punto concreto de la disciplina oficial”. Ante estas tendencias, se repitió a comienzos del siglo XX bajo Pío X todo lo sucedido a la mitad del siglo anterior en tiempo de Pío IX: La Curia romana, entre otras cosas por el carácter de los dos papas, no supo o no quiso distinguir entre los diversos aspectos, no separó los extremismos de las posiciones moderadas, entre los que creían en la trascendencia, los que dudaban y los que habían perdido la fe, sino que condenó en bloque las pretensiones de la base.

Entre aquellos cuya radicalidad les alejó de la ortodoxia católica en el modo de propugnar la renovación de la Iglesia hay que destacar a Alfred Loisy (1857-1940). Ordenado sacerdote después de largas vacilaciones, que recuerdan las parecidas perplejidades de otro heterodoxo del siglo anterior, Lamennais (condenado por Gregorio XVI), enseñó en el Instituto Católico de París, donde se ganó la simpatía de Mons. Duchesne, el gran historiador de la Iglesia antigua. Probablemente Loisy había perdido ya la fe y permanecía dentro de la Iglesia sólo por inercia. Destituido en 1893 por sus ideas cada vez más atrevidas, aprovechó el tiempo que le dejaba su modesto empleo de capellán de un convento de monjas para intentar una síntesis, que resumió en “L’Evangile et l’Eglise”, publicado en 1902, provocando inmediatamente una fuerte sacudida en los círculos intelectuales franceses y una refutación vigorosa por parte de Grandmaison, del P. Lagrange y de Mons. Batiffol. Ante las críticas y las condenas de diversas autoridades locales, Loisy se sometió, pero ratificando inmediatamente sus ideas en un nuevo libro, “Autour d’un petit livre”, siguiendo un proceder bien conocido en la historia de muchos intelectuales en conflicto con la jerarquía y que una vez más acerca Loisy a Lamennais. El intelectual francés interpretaba en sentido escatológico la predicación de Jesús, negaba la inmutabilidad y el valor objetivo de los dogmas, reducía el valor de la autoridad eclesiástica e introducía una completa separación entre la fe y la historia.

El cardenal Richard, arzobispo de París, se manifestó en seguida adversario decidido de Loisy, pero no consiguió la adhesión de la mayoría del episcopado francés. Tampoco logró disipar las vacilaciones del anciano León XIII, pero sí fue capaz de convencer a Pío X sin dificultades especiales. El 16 de diciembre de 1903, tres meses y medio después de la elección del nuevo Papa, entraban en el “Indice” cinco obras de Loisy, entre ellas las dos que acabamos de nombrar. Tras nuevas alternativas de pasos contradictorios por parte de Loisy, fue éste excomulgado el 7 de marzo de 1908. Nombrado profesor de historia de la religión en el Colegio de Francia, continuó hasta el fin de su vida en su actividad de escritor dentro de una línea cada vez más racionalista, hasta llegar a negar todo el fundamento de la religión cristiana e intentar sustituirla por una religión humanitaria en la que la Sociedad de Naciones y el presidente Wilson ocuparían el puesto de la Iglesia y del Papa. Intelectual reservado y retirado, casi misántropo o al menos fuertemente egocéntrico, no siempre sincero consigo mismo y con los demás, pensador sutil y cáustico, polemista y divulgador brillante, murió sin rectificar su actitud, tras afirmar que se había encontrado modernista sin haberlo pretendido.

En Inglaterra tuvo gran fama George Tyrrell (1861¬1909). Nacido y educado en el calvinismo, se convirtió al catolicismo y entró en 1a Compañía de Jesús. Pasó en seguida del ferviente tomismo a las tesis de los radicales, exaltando la libertad de conciencia en el campo de la investigación teológica. Después de haber caído sobre él varias medidas disciplinarias dentro de la Compañía, andaba buscando un obispo que lo acogiese en su diócesis como sacerdote secular, cuando salió en el “Corriere della Sera” del 3 de diciembre de 1905 su “Lettera confidenziale a un professore di antropología” que hacía tiempo que había sido divulgada clandestinamente. Sostenía Tyrrell que la reciente crítica histórica había demostrado la falsedad de muchos dogmas. Se le expulsó inmediatamente de la Orden y no encontró ningún obispo que le acogiese, quedando así suspendido de sus funciones sacerdotales, aunque no excomulgado. Murió en 1909 y se le dio la absolución bajo condición cuando ya estaba inconsciente. Dotado de una rara agudeza intelectual, profundamente emotivo, de talante nervioso e intolerante, Tyrrell magnificaba la libertad de conciencia y rechazaba toda autoridad, pero no aceptaba réplicas y criticaba ásperamente a los demás. No era precisamente soberbio, antes al contrario caía frecuentemente en la depresión. Jamás logró recuperar la calma ni encontrar su pleno equilibrio interior y siempre se mostró vacilante, ante todo con respecto a sí mismo y a sus propias opiniones.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Inmaculado Corazón de María.


INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
Después de consagrar en plena Guerra Mundial todo el género humano al Inmaculado Corazón de María, para ponerlo bajo la protección de la Madre del Salvador, decretó el Papa Pío XII, en 1944, que toda la Iglesia celebrase anualmente una fiesta en honor del Inmaculado Corazón de María, el 22 de agosto, día de la octava de la fiesta de la Asunción.
La devoción del Corazón de María es ya antigua. San Juan Eudes la propagó en el s. XVII, uniéndola a la del Sagrado Corazón de Jesús.
En el s. XIX, Pío VII, primero, y después Pío IX concedieron a muchas iglesias particulares una fiesta del Purísimo Corazón de María, señalada primeramente para el domingo después de la Asunción, y luego para el sábado que sigue a la fiesta del Sagrado Corazón. Al fijar el 22 de agosto la Fiesta del Inmaculado Corazón de María, y extenderla a toda la Iglesia, le asignó Pío XII como fin el obtener, por intercesión de la santísima Virgen, “la paz entre las naciones, la libertad de la Iglesia, la conversión de los pecadores, el amor a la pureza y la práctica de las virtudes”.
PLEGARIA DE CONFIANZA
AL DULCE CORAZÓN DE MARÍA
¡Oh Corazón de María!, el más amable y compasivo de los corazones después del de Jesús, Trono de las misericordias divinas en favor de los miserables pecadores; yo, reconociéndome sumamente necesitado, acudo a Vos a quien el Señor ha puesto todo el tesoro de sus bondades con plenísima seguridad de ser por Vos socorrido. Vos sois mi refugio, mi amparo, mi esperanza; por esto os digo y os diré en todos mis apuros y peligros:¡Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía!
Cuando la enfermedad me aflija, o me oprima la tristeza, o la espina de la tribulación llegue a mi alma: ¡Oh Corazón de María, sed la salvación mía!
Cuando el mundo, el demonio y mis propias pasiones coaligadas para mi eterna perdición me persigan con sus tentaciones y quieran hacerme perder el tesoro de la divina gracia: ¡Oh Corazón de María, sed la salvación mía!
En la hora de mi muerte, en aquel momento espantoso de que depende mi eternidad, cuando se aumenten las angustias de mi alma y los ataques de mis enemigos:¡Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía!
Y cuando mi alma pecadora se presente ante el tribunal de Jesucristo para rendirle cuenta de toda su vida, venid Vos a defenderla y a ampararla. Y entonces, ahora y siempre: ¡Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía!
Estas gracias espero alcanzar de Vos, Oh Corazón amantísimo de mi Madre, a fin de que pueda veros y gozar de Dios en Vuestra compañía por toda la eternidad en el cielo. Amén.
ORACIÓN
Oh Dios omnipotente y eterno, que has preparado en el Corazón de la Bienaventurada Virgen María una morada digna del Espíritu Santo; concédenos en tu bondad que,
celebrando devotamente la fiesta de su Inmaculado Corazón, podamos vivir según el tuyo. Por J. C. N. S.

martes, 21 de agosto de 2012

Martirologio Romano (1956).


SANTA JUANA FRANCISCA FRÉMYOT DE CHANTAL, Viuda
  1. Santa Juana Francisca Fremiot de Chantal, Viuda, que fue Fundadora de la Orden de Monjas de la Visitación de santa María. Su tránsito se conmemora a 13 de Diciembre.
  2. En Roma, en el campo Verano, santa Ciriaca, Viuda y Mártir, que durante la persecución de Valeriano, habiendo consagrado su persona y todos sus bienes al servicio de los Santos, por último, sufriendo por Cristo el martirio, le consagró también gustosa su propia vida.
  3. En el territorio de Gevaudán, san Privado, Obispo y Mártir, que padeció en la persecución de Valeriano y Galieno.
  4. En Salona de Dalmacia, san Anastasio, Soldado distinguido, el cual, viendo la constancia de san Agapito en los tormentos, se convirtió a la fe, y, por la confesión del nombre de Cristo, muerto de orden del Emperador Aureliano, pasó Mártir al Señor.
  5. En Cerdeña, el triunfo de los santos Mártires Luxorio, Ciselo y Camerino, que en la persecución de Diocleciano, por orden del Presidente Delfio, fueron degollados.
  6. El mismo día, los santos Mártires Bonoso y Maximiano.
  7. En Fondi del Lacio, san Paterno, Mártir, el cual viajó de Alejandría a Roma a visitar los sepulcros de los Apóstoles, y luego se retiró a la campiña de Fondi; y allí, mientras enterraba los cuerpos de los Mártires, fue aprisionado por el Tribuno y murió en la prisión.
  8. En Edesa de Siria, los santos Mártires Bassa y sus tres hijos, Teogonio, Agapio y Fidel, a los cuales, en la persecución de Maximiano, la piadosa madre envió delante con sus exhortaciones a la palma del martirio, y ella, cortada la cabeza, les siguió alegre con la victoria.
  9. En Verona, san Euprepio, Obispo y Confesor.
  10. Igualmente, san Cuadrato, Obispo.
  11. En Auvernia de las Galias, san Sidonio, Obispo, esclarecido en doctrina y santidad.
  12. En Sena de Toscana, san Bernardo Tolomeo, Abad, Fundador de la Congregación del Monte Olivete.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.

lunes, 20 de agosto de 2012

San Bernardo.


Abad y Doctor de la Iglesia
n. 1090 en Fontaines-les-Dijon (Borgoña), Francia;
† 20 de agosto de 1153 en Claraval
Patrono de las abejas y los apicultores; fabricantes de velas.
SAN BERNARDO, Abad y Doctor de la Iglesia
Cualquiera que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos,
ése es mi hermano y mi hermana, y mi madre.
(Mateo 24, 7)
San Bernardo, nacido en 1090 de noble familia en Fontaines-les-Dijon, entró en la abadía de Císter, acompañado de sus hermanos y otros veintiséis nobles. Más grande aun por sus virtudes que por su genio, rehusó los arzobispados de Reims, de Génova y de Milán, declarándose indigno de tal honor. Llegó a ser el árbitro de los obispos, de los reyes y de los papas. Predicó una cruzada con prodigioso éxito y fundó una multitud de monasterios. Al mismo tiempo fue un gran taumaturgo y el azote de las herejías. Escribió numerosas obras en las que brilla una doctrina totalmente celestial, que parece fruto de inspiración divina más que resultado del trabajo. Murió en 1153 y fue proclamado, por Pío VIII, Doctor de la Iglesia universal.
MEDITACIÓN
SOBRE SAN BERNARDO
I. San Bernardo puede ser llamado: hijo de María. Fue objeto de parte de esta bondadosa Madre de un afecto muy particular y, en agradecimiento, trabajó todo lo que pudo para propagar su culto. No tenía dicha mayor que la de hablar de la Santísima Virgen. Tú también debes ser hijo de María como San Bernardo. ¡Oh Virgen Santísima, tienes para conmigo la ternura y solicitud de una madre, y en mí no encuentras sino un hijo desnaturalizado! ¿Dónde está el desasimiento, dónde la humildad, dónde las virtudes que deben hacerme semejante a Ti?
II. San Bernardo es también el hermano de Jesucristo; como Él, ha predicado el desprecio del mundo, y lo hizo con tanto vigor, que al oírlo, la juventud dejaba los placeres del siglo para retirarse a los monasterios. Tenía siempre presente la Pasión de Jesucristo, y para imitarlo entregábase a la más rigurosa penitencia. ¿Eres tú el hermano de Jesucristo? ¿Te pareces a Él? ¿Haces tú, como Él, la voluntad de Dios, tu Padre?
III. Medita estas cuatro palabras que San Bernardo tenía siempre en los labios: 1) ¡Es terrible ver anonadarse a un Dios y a un gusano glorificarse! 2) Cuanto más busque el alma consuelo en las creaturas, tanto menos lo encuentra en Dios. 3) Bernardo, ¿para qué te hiciste religioso? ¿No es, acaso, para hacerte santo? 4) A cada instante debemos pensar en la muerte a la que cada instante nos acerca.
La devoción a la Santísima Virgen.
Orad por las órdenes religiosas.
ORACIÓN
Oh Dios, que habéis enseñado a vuestro pueblo los caminos de la salvación eterna por ministerio del bienaventurado Bernardo, dignaos hacer que, después de haberlo tenido en la tierra como doctor y guía, lo tengamos como intercesor en el cielo. Por J. C. N. S.

sábado, 18 de agosto de 2012

Misa Tridentina.


INVITACION

SANTA MISA TRIDENTINA
(en latín y con canto gregoriano)
DOMINGO 19 DE AGOSTO DE 2012.
17,00 HRS.
PARROQUIA SANTA BARBARA DE CASABLANCA

viernes, 17 de agosto de 2012

Solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen.

Celebración de la Santa Misa Tridentina y Procesión en la Solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María en la Parroquia San José de Algarrobito, La Serena, Chile. Celebrante don Carlos Bolelli, asiste el sacerdote Miguel Angel Bastias Dinamarca. En esta parroquia se celebra todos los domingos la Santa Misa de Siempre.