jueves, 2 de junio de 2011

El Bautismo y la Confirmación.

El Bautismo imprime en nuestras almas el carácter o marca indeleble de cristianos.

El que recibe el Bautismo se obliga a creer y practicar la Doctrina de Jesucristo y a renunciar al demonio, a sus pompas y a sus obras.

Renunciar al demonio es declarar terminantemente que no queremos pertenecerle, ni obedecerle, ni escuchar sus malas inspiraciones.

Las pompas del demonio son las vanidades, placeres y diversiones peligrosas de que se sirven el demonio y el mundo para hacer caer en el pecado.

Por obras del demonio entendemos toda clase de pecados.

Las promesas del Bautismo son tan importantes como nuestra eterna salvación, que depende absolutamente de la fidelidad en cumplirlas.

Es muy útil renovarlas de cuando en cuando, particularmente el día de la Primera Comunión y en el Aniversario del Bautismo.

La Confirmación.

Es el sacramento que nos hace soldados de Jesucristo y nos da el Espíritu Santo con sus dones.

Los elementos de la Confirmación son: la materia, la forma, el ministro y el sujeto.

La materia es el santo crisma con que se unge al cristiano; a la unción se añade la imposición de las manos del obispo, por ser rito empleado por los apóstoles. La forma son las palabras: Yo te señalo con la señal de la cruz y te confirmo con el crisma de la salud en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. El ministro ordinario es el obispo, porque quien da a los fieles la plenitud del Espíritu Santo debe tener la plenitud del sacerdocio. El sujeto es todo aquel que está bautizado.

Para recibir la Confirmación se requiere estar en gracia de Dios y conocer suficientemente las verdades necesarias para la salvación y lo que se relaciona con este sacramento.

La Confirmación recibida con las debidas disposiciones produce los siguientes efectos:

-aumenta en nosotros la gracia santificante

-nos comunica al Espíritu Santo para confesar con valentía nuestra fe y combatir contra los enemigos de nuestra alma

-imprime en nuestras almas el carácter o sello imborrable de soldados de Jesucristo.

(1939).

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