La famosa frase “traductore, traditore” a lo largo de la historia de la cultura siempre se ha cumplido. Es decir, muchas veces quienes han traducido a otros idiomas textos han tergiversado o alterado el espíritu y la letra del original. Por eso que ser traductor es una tarea muy delicada, pues implica no sólo conocer los procedimientos técnicos propios de la traducción, sino de algún modo captar el espíritu del creador del texto primario. Esto especialmente ocurre cuando se traducen textos literarios, pues no es lo mismo leer a Shakespeare en inglés que hacerlo en castellano, o leer a Cervantes en inglés que hacerlo en el castellano en que fue escrito el Quijote de 1605 y 1615; de allí el aserto de la famosa frase: "Traductore, traditore", es decir, el traductor es un traidor.Pero no siempre es así, pues hay traducciones realmente muy cercanas al espíritu del original. Ustedes se preguntarán hacia dónde va este escribidor. El 17 de octubre de 2006 el entonces Prefecto de la Congregatio de Cultu Divino et Disciplina Sacramentorum, el Cardenal Francis Arinze, solicitó que en el transcurso de dos años, es decir, hasta 2008, los fieles de la Sancta Ecclesiae fueran catequizados en torno a la verdadera traducción de la frase "pro multis" que se dice en la consagración del caliz y que ha sido traducida erróneamente "por todos", siendo que la traducción exacta del latín al castellano, en este caso, es "por muchos".
La diferencia filológica implica, además, una diferencia substancial desde el punto de vista teológico. No es lo mismo, "pro multis" que "pro omnibus".
Pues bien, han pasado los dos años, y aún se sigue escuchando en castellano "por todos", así como "for all", "per tutti", y equivalentes... de la catequesis sugerida por el cardenal Arinze que yo sepa nunca se llevó a cabo. Ahora la Congregatio de Cultu Divino et Disciplina Sacramentorum tiene otro Prefecto, el Cardenal Antonio Cañizares, "el pequeño Ratzinger"; a él, probablemente, le corresponderá ver cómo se traduce ahora en el nuevo misal romano el famoso "pro multis".
En la carta del Cardenal Arinze, se hace la aclaración de la frase “por muchos”: “la expresión por muchos, mientras permanece abierta a la inclusión de cada uno de los seres humanos, refleja, además, el hecho de que esta salvación no es algo mecánico, sin el deseo o la participación voluntaria de cada uno; por el contrario, el creyente es invitado a aceptar por la fe el don que le es ofrecido y a recibir la vida sobrenatural que es dada a los que participan del misterio, viviéndolo en sus vidas de modo tal que sean parte del número de los “muchos” a los que se refiere el texto” (nº 3, e).
La diferencia filológica implica, además, una diferencia substancial desde el punto de vista teológico. No es lo mismo, "pro multis" que "pro omnibus".
Pues bien, han pasado los dos años, y aún se sigue escuchando en castellano "por todos", así como "for all", "per tutti", y equivalentes... de la catequesis sugerida por el cardenal Arinze que yo sepa nunca se llevó a cabo. Ahora la Congregatio de Cultu Divino et Disciplina Sacramentorum tiene otro Prefecto, el Cardenal Antonio Cañizares, "el pequeño Ratzinger"; a él, probablemente, le corresponderá ver cómo se traduce ahora en el nuevo misal romano el famoso "pro multis".
En la carta del Cardenal Arinze, se hace la aclaración de la frase “por muchos”: “la expresión por muchos, mientras permanece abierta a la inclusión de cada uno de los seres humanos, refleja, además, el hecho de que esta salvación no es algo mecánico, sin el deseo o la participación voluntaria de cada uno; por el contrario, el creyente es invitado a aceptar por la fe el don que le es ofrecido y a recibir la vida sobrenatural que es dada a los que participan del misterio, viviéndolo en sus vidas de modo tal que sean parte del número de los “muchos” a los que se refiere el texto” (nº 3, e).
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