¿A qué con frases pretender, Señora,
Tu hermosura pintar, si aún las más bellas
Pálidas son, porque a despecho de ellas
El cielo te retrata hora tras hora?
Los festones del iris son tus huellas:
besa tus pies la luna; el sol te adora;
Fulguran en tus ojos las estrellas
Y hay en tus labios rosicler de aurora.
Así, al cruzar el ancho firmamento,
tus manos son jazmín, rosa tu planta,
Miel tu sonrisa y azahar tu aliento.
Amor tu égida, música tu nombre
A cuyo blando son Luzbel se espanta,
Dios se recrea, y te bendice el hombre.
San Pío X
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