Per signum Crucis…
Señor Mío Jesucristo…
Señor Mío Jesucristo…
Oración preparatoria para todos los días.
¡Oh gloriosa virgen y mártir, Santa Bárbara...
*
Lectura bíblica: Sequéntia sancti Evangélii secúndum Matthaeum 11, 25-30.
Reflexión: Hay un precepto que Dios no cesa de inculcar en las Sagradas Escrituras y que él mismo declara ser el principio de toda verdadera sabiduría, un inmenso tesoro y un paraíso de bendiciones, un precepto a cuyo cumplimiento el Señor promete su más decidida protección y su fortísimo apoyo; y este precepto es el del santo temor de Dios, es decir, del temor de desagradarle aun con la más leve ofensa.
Santa Bárbara no conocía otro temor. No temía la muerte más dolorosa, no temía ni los más horrorosos instrumentos de suplicio…, pero temía, sí, ser abandonada del Señor. Y por esto, en medio de sus más crueles tormentos, sin cesar, hace actos de profunda humildad y de anonadamiento de sí misma, no buscando su fortaleza en sí propia, sino en la infinita bondad del Señor.
Jaculatoria: Señor, por los méritos de vuestra sierva, Santa Bárbara, llenadme siempre de vuestro santo temor.
Prácticas: 1) Combatir los enemigos del santo temor de Dios que son: a) la soberbia que impide reconocer la propia indignidad y miseria; b) la presunción que espera la salvación, sin precaverse contra el pecado y las ocasiones de pecado; 2) pedir sin cesar ese don al Espíritu Santo; 3) esforzarse por adquirir los sentimientos de compunción y de penitencia.
Pater noster, Ave María, Glória Patri...
Reflexión: Hay un precepto que Dios no cesa de inculcar en las Sagradas Escrituras y que él mismo declara ser el principio de toda verdadera sabiduría, un inmenso tesoro y un paraíso de bendiciones, un precepto a cuyo cumplimiento el Señor promete su más decidida protección y su fortísimo apoyo; y este precepto es el del santo temor de Dios, es decir, del temor de desagradarle aun con la más leve ofensa.
Santa Bárbara no conocía otro temor. No temía la muerte más dolorosa, no temía ni los más horrorosos instrumentos de suplicio…, pero temía, sí, ser abandonada del Señor. Y por esto, en medio de sus más crueles tormentos, sin cesar, hace actos de profunda humildad y de anonadamiento de sí misma, no buscando su fortaleza en sí propia, sino en la infinita bondad del Señor.
Jaculatoria: Señor, por los méritos de vuestra sierva, Santa Bárbara, llenadme siempre de vuestro santo temor.
Prácticas: 1) Combatir los enemigos del santo temor de Dios que son: a) la soberbia que impide reconocer la propia indignidad y miseria; b) la presunción que espera la salvación, sin precaverse contra el pecado y las ocasiones de pecado; 2) pedir sin cesar ese don al Espíritu Santo; 3) esforzarse por adquirir los sentimientos de compunción y de penitencia.
Pater noster, Ave María, Glória Patri...
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Oración final.
Oración final.
Aquí tenéis, oh santa patrona y protectora nuestra...
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