Hoy llegó a mi oficina en la Universidad un colega, Gastón Gaete Coddou, con un regalo. Se trataba de un libro publicado en 1952 en Santiago de Chile por el padre José Francisco Correa, s.j., cuyo título es "Manual del Congregante"; un manual de la Congregación Mariana que fomentaba el amor y la devoción hacia la Santísima Virgen, en cuyas primeras páginas contenía todo lo concerniente acerca de esta obra pía. El resto del librito consigna la Sancta Missa rezada y las oraciones y cantos tradicionales. La pequeña joya bibliográfica trae varias sorpresas como , por ejemplo, que quien dio el Imprimit potest fue don Alvarus Lavín, s. j., provincial de la Compañía. El Padre Lavín, gran sacerdote jesuita, fue uno de los principales artífices para llevar a la gloria de los altares a San Alberto Hurtado. Pero, además, me encuentro con que en las páginas interiores, en el apartado VIII, están las oraciones para rezar la Sancta Missa tomadas del Manual Litúrgico "Oremus" del pbro. Sr Eladio Vicuña Aranguiz. Pues bien, este santo varón fue obispo de la Iglesia en Chile, con quien compartí en más de una oportunidad en Casablanca, ya que visitaba habitualmente a mi querido padre Jaime Ringeling cuando él era párroco de esta ciudad y con quien había sido compañero en el Seminario de Santiago. El "Oremus" llevaba publicado en el 2002 (ejemplar que tengo a la vista) 1.740.000 ejemplares. Este manual bíblico-litúrgico ha edificado y fortalecido la fe de miles de fieles católicos hasta el día de hoy. Monseñor Vicuña falleció en este Año del Señor. He titulado esta nota "Los libros abandonados..." porque mi amigo Gastón me ha dicho que lo ha encontrado entre los libros usados y antigüedades que se venden en la Plaza O´Higgins en Valparaíso. Allí mismo he encontrado libros litúrgicos, verdaderas joyas bibliográficas, que no sé cómo han ido a dar para su compra como "libros raros", libros en desuso, libros que son una antigualla, libros poco menos que destinado a la hoguera por inservibles... A Dios gracias hay personas como mi amigo Gastón que sabiendo que no son sólo joyas bibliográficas, sino que verdadero patrimonio religioso católico a través de los que muchos hombres y mujeres construyeron su vida de creyentes, los rescatan del olvido y los traen a un presente donde adquieren en plenitud su valor. Estos libros son una muestra palpable de la hermenéutica de la continuidad tan cara al Sumo Pontífice Benedicto XVI, Servus servorum Dei, y que al tenerlos en nuestras manos y al leerlos y rezarlos nos unen indisolublemente a la Iglesia de siempre, a pesar de los avatares de los tiempos que intentaron desmantelar y socavar lo que siempre fue la Tradición de la Iglesia latina. Gracias P. Lavín, Mons. Vicuña y P. Correa por esta obra rescatada de entre el olvido. Para mis queridos amigos del blog http://santabarbaradelareina.blogspot.com les anuncio que allí se publicaran algunas de las páginas de este librito que seguirá siendo un eficaz manual de piedad cristiana.
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