Y dijo María: "Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava".
Reflexión de S.S. Benedicto XVI
"Este gran canto comienza con la palabra "Magníficat". Al decir "mi alma engrandece al Señor", María proclama que el Señor es grande. Ella desea que Dios sea grande en el mundo, que sea grande en su vida, que esté presente en todos nosotros... Con María debemos comenzar a comprender que el hombre es grande sólo si Dios es grande.
Apliquemos esto a nuestra vida. Es importante que Dios sea grande entre nosotros en la vida pública y en la vida privada... Eso significa hacer espacio a Dios cada día en nuestra vida, comenzando en la mañana con la oración y luego dando tiempo a Dios, dedicando el domingo a Dios. No perdemos nuestro tiempo libre si se lo ofrecemos a Dios. Si Dios entra en nuestro tiempo, todo tiempo se hace más grande, más amplio, más rico."
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