El diario de Teresa de Los Andes está dedicado a la Madre Julia Ríos, que fuera animadora espiritual de las alumnas del Colegio del Sagrado Corazón, y especialmente de Juanita Fernández Solar. Esta a los 17 años decide mostrarle el escrito a la religiosa con el fin de pedirle consejo sobre su eventual vocación religiosa. Es en este momento en que se produce la reescritura del diario, pues lo pasa en limpio, le agrega algunas cartas y una sección autobiográfica cuya finalidad era orientar a la religiosa en cuanto a su entorno familiar. La reescritura es importante, ya que le permite a Juanita mirar críticamente la diferencia existente entre esta segunda enunciación y la de dos años atrás. En la Dedicatoria, Juanita expresa lo que la destinataria leerá: "Ud. cree que se va a encontrar con una historia interesante. No quiero que se engañe. La historia que Ud. va a leer no es la historia de mi vida, sino la vida íntima de una pobre alma que, sin mérito alguno de parte de ella, Jesucristo la quiso especialmente y la colmó de beneficios y de gracias".
De este trozo con que se inaugura la escritura del Diario es posible desprender una de las características más significativas de la primera mitad del texto, esto es, la presencia de contrastes y contraposiciones que configuran un mundo dividido. Así, por ejemplo, al aludir a su nacimiento, Juanita escribe: "Jesús no quiso que naciese como El, pobre. Y nací en medio de las riquezas, regalona de todas". Sin embargo, al finalizar el Diario la enunciante logra la síntesis por obra de Dios. El Diario expone la historia de su alma dejando constancia de cuanto sucedía en ella, "sin otra finalidad prevista, aunque por eso mismo es necesario tener en cuenta la presencia de un "agente" de más allá de la realidad y de la previsiones humanas: la Providencia". El texto de Juanita, desde un punto de vista histórico, permite al lector actual formarse una idea de muchos de los rasgos que caracterizaban la espiritualidad de comienzos del siglo XX, como las prácticas de mortificación y vencimiento de sí mismo. Del mismo modo, al contextualizar el discurso de Juanita, es decir, al centrarlo en el momento histórico en que fue redactado, permite al lector visualizar las circunstancias en que este fue generado: el momento de profundos cambios en la sociedad chilena. Filológicamente, el Diario, y también las cartas autógrafas de la santa carmelita están redactados "con una caligrafía rápida, ágil, regular y segura".
De este trozo con que se inaugura la escritura del Diario es posible desprender una de las características más significativas de la primera mitad del texto, esto es, la presencia de contrastes y contraposiciones que configuran un mundo dividido. Así, por ejemplo, al aludir a su nacimiento, Juanita escribe: "Jesús no quiso que naciese como El, pobre. Y nací en medio de las riquezas, regalona de todas". Sin embargo, al finalizar el Diario la enunciante logra la síntesis por obra de Dios. El Diario expone la historia de su alma dejando constancia de cuanto sucedía en ella, "sin otra finalidad prevista, aunque por eso mismo es necesario tener en cuenta la presencia de un "agente" de más allá de la realidad y de la previsiones humanas: la Providencia". El texto de Juanita, desde un punto de vista histórico, permite al lector actual formarse una idea de muchos de los rasgos que caracterizaban la espiritualidad de comienzos del siglo XX, como las prácticas de mortificación y vencimiento de sí mismo. Del mismo modo, al contextualizar el discurso de Juanita, es decir, al centrarlo en el momento histórico en que fue redactado, permite al lector visualizar las circunstancias en que este fue generado: el momento de profundos cambios en la sociedad chilena. Filológicamente, el Diario, y también las cartas autógrafas de la santa carmelita están redactados "con una caligrafía rápida, ágil, regular y segura".
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