sábado, 15 de noviembre de 2008

Consejos al joven católico

I. Ten presente que eres miembro de la Iglesia y que, como tal, tienes que vivir la vida que ésta comunica. La liturgia tiene por objeto, además de dar gloria a Dios, tu crianza espiritual y divina por medio de la gracia de Cristo.
II. Esta gracia la comunica la Iglesia por medio del Bautismo que es una regeneración espiritual, por medio de la Penitencia, segunda tabla de salvación en el naufragio universal de la Humanidad.
III. La gracia comunicada por estos dos sacramentos de muertos te la aumentan los restantes sacramentos de vivos mediante los cuales Cristo, que ha nacido en tu alma, va creciendo poco a poco desechando por completo de ti todo lo humano y terreno hasta que puedas decir con San Pablo: “Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí”.
IV. Por eso debes recibir los sacramentos con gran fe y amor, en especial la Penitencia y la Comunión para hacer crecer a Cristo en tu alma.
V. Debes asistir a las funciones litúrgicas y vivir el año litúrgico con el espíritu litúrgico que exige la Iglesia del hombre que, como racional que es, debe penetrar y sentir la intención y deseos que la Iglesia pone en su forma de piedad obligatoria.
VI. Cumple la recomendación de la Iglesia (c. 467-2): “En cuanto buenamente puedas acude con frecuencia a tu Iglesia parroquial, para asistir en ella a los divinos oficios y oir la predicación de la palabra divina”.
VII. No olvides jamás que la Liturgia es el culto público de la Iglesia, cuyo fin primario es la glorificación de Dios, de Dios que no está solo lejos en el cielo, sino también dentro de ti y Sacramentado, vivo y presente en la Eucaristía. Visítale en la Iglesia, recíbile, cuando puedas, ámale siempre, no le ofendas jamás.
VIII. Así le irás preparando en tu alma una digna habitación “donec veniat”, hasta que El venga para llevarte al cielo.

Nociones de Liturgia
Juan Ruano Ramos
1939

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