1.
“Jesús sigue definiéndose en el sagrario como se definía:
-Yo soy el Pan Vivo que descendí del cielo; aliméntame.
-Yo soy la Luz del mundo; ilumíname.
-Yo soy el Camino; guíame.
-Yo soy el Buen Pastor; guárdame.
-Yo soy Rey; mándame.
-Yo soy la Resurrección y la Vida; sálvame”.
2.
“Jesús habla a mi corazón en el sagrario y me dice las mismas palabras que en su vida me decía:
-Palabras de compasión: “Venid a Mí todos los que estáis cansados y cargados, que yo os aliviaré”.
-Palabras de confianza: “Pedid y recibiréis. Todo lo que pidiereis en mi nombre os será dado”.
-Palabras de consuelo: “En verdad, en verdad os digo que vosotros lloraréis y plañiréis mientras que el mundo se regocijará. Os contristaréis, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo”.
-Palabras de amenaza: “No temáis a los que sólo pueden matar el cuerpo, sino temed más bien a los que pueden condenar el cuerpo y el alma al infierno”.
-Palabras de aliento: “En el mundo tendréis grandes tribulaciones, pero tened confianza: Yo he vencido al mundo”.
-Palabras de amor: “Como me amó a mí el Padre, así os amo yo a vosotros… No os llamaré siervos, sino amigos”.
3.
-“Jesús, que diste vista a tantos ciegos: que yo vea.
-Jesús, que diste habla a tantos mudos: que yo hable bien y rece.
-Jesús, que diste oído a tantos sordos: que yo obedezca y me conforme.
-Jesús, que diste movimiento a tantos tullidos: que yo progrese.
-Jesús, que limpiaste a tantos leprosos: que yo me purifique.
-Jesús, que resucitaste a tantos muertos: que yo no muera por el pecado, y, si muero, que resucite”.
Fuente: Cien visitas a Jesús sacramentado de Saturnino Junquera, S.J.
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