El siguiente texto está consignado en el libro de Vittorio Messori “Informe sobre la fe”, que recoge las reflexiones del entonces Cardenal Ratzinger:
“Escribía (dice Messori) diez años antes de nuestro coloquio: “El Vaticano II se encuentra hoy bajo una luz crepuscular. La corriente llamada “progresista” lo considera completamente superado desde hace tiempo y, en consecuencia, como un hecho del pasado, carente de significación en nuestro tiempo. Para la parte opuesta, la corriente “conservadora”, el Concilio es responsable de la actual decadencia de la Iglesia católica y se le acusa incluso de apostasía con respecto al Concilio de Trento y al Vaticano I: hasta el punto que algunos se han atrevido a pedir su anulación o una revisión tal que equivalga a una anulación.
“Continuaba: “Frente a estas dos posiciones contrapuestas hay que dejar bien claro, ante todo, que el Vaticano II se apoya en la misma autoridad que el Vaticano I y que el concilio Tridentino: es decir, el Papa y el colegio de los obispos en comunión con él. En cuanto a los contenidos, es preciso recordar que el Vaticano II se sitúa en rigurosa continuidad con los dos concilios anteriores y recoge literalmente su doctrina en puntos decisivos.
“De aquí deducía Ratzinger dos consecuencias: “Primera: Es imposible para un católico tomar posición a favor del Vaticano II y en contra de Trento o del Vaticano I. Quien acepta el Vaticano II, en la expresión clara de su letra y en la clara intencionalidad de su espíritu, afirma al mismo tiempo la ininterrumpida tradición de la Iglesia, en particular los dos concilios precedentes. Valga esto para el así llamado “progresismo”, al menos en sus formas extremas. Segunda: Del mismo modo, es imposible decidirse a favor de Trento y del Vaticano I y en contra del Vaticano II. Quien niega el Vaticano II, niega la autoridad que sostiene a los otros dos concilios y los arranca así de su fundamento. Valga esto para el así llamado “tradicionalismo”, también este en sus formas extremas. Ante el vaticano II, toda opción partidista destruye un todo, la historia misma de la Iglesia, que sólo puede existir como una unidad indivisible”.
Fuente: Card. Joseph Ratzinger/Vittorio Messori: Informe sobre la fe. Madrid: BAC. 2005.
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