miércoles, 30 de septiembre de 2009

Monseñor Eladio Vicuña, fiel servidor de Dios.



Nació en la ciudad de Santiago de Chile el 2 de junio de 1911 en el hogar formado por Eladio Vicuña Echaurren y Margarita Aránguiz Cerda. Al sentir su vocación religiosa, ingresó al seminario para prepararse al sacerdocio e incorporarse al clero diocesano. El 22 de septiembre de 1934 fue ordenado sacerdote en la Iglesia Catedral por el Arzobispo de Santiago Horacio Campillo.
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Durante su dilatada vida tuvo varias e importantes misiones pastorales. Fue vicario cooperador de la Parroquia Santo Tomás de Aquino en 1935, párroco de Santa Teresita hasta 1947 y luego párroco fundador del Buen Pastor, cargo que cumplió entre 1947 y 1955. Fue también prelado doméstico de Su Santidad, el Papa Pío XII.
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A los 44 años de edad, Pío XII lo nombró obispo de Chillán, tomando posesión de la diócesis en octubre de 1955, sucediendo a Monseñor Jorge Larraín, quien había fallecido ese año. Fue consagrado en el templo parroquial del Buen Pastor por Msr. Ramón Munita, Obispo de Puerto Montt, siendo co-consagrantes Msr. Manuel Larraín, Obispo de Talca, y Msr. Alejandro Menchaca, Obispo de Temuco. Su lema episcopal fue “Gressus meus dirige”.
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Participó en las cuatro sesiones del Concilio Vaticano II. Celebró el I Sínodo de Chillán en 1969, el II en 1970 y el III en 1971. Hizo la visita ad limina en 1958 como Obispo de Chillán y en 1979 y 1984 como Arzobispo de Puerto Montt. El 16 de julio de 1974, el Papa Pablo VI lo promovió al Arzobispado de Puerto Montt, tomando posesión el 18 de agosto de ese año. En 1987 tuvo el honor y la gracia de recibir al Papa Juan Pablo II en esa ciudad austral de Chile.
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Hace cuatro años en un artículo se sostuvo que “un rato de conversación con él es sumergirse en la historia de la Iglesia y de Chile, y en entrañables recuerdos personales de épocas pasadas en común. Su vida recorre la de casi todos los arzobispos de Santiago del siglo XX”. Quienes lo conocieron recordaron sus años de servicio pastoral a la Iglesia y sus condiciones de educador al dedicar, desde joven, tiempo y energías a la formación de la juventud en la Sociedad de Santo Tomás. El Papa Juan Pablo II le aceptó la renuncia al Arzobispado el 13 de mayo de 1987, por razón de edad. Fue Presidente de la Comisión Episcopal de Liturgia en varios periodos.
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En 2002, mediante una carta suya publicada en El Mercurio de Santiago, destacó la valiosa personalidad del Cardenal Jorge Medina Estévez al decir que el “matrimonio no es desechable, que el aborto es un crimen, que la píldora del día después es abortiva. Eso mismo es lo que diría todo obispo y todo buen católico”.
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Fue autor del libro “Oremus”, con varios millones de ejemplares editados, y que ha servido a la fe de generaciones de católicos chilenos. Su primera edición es de 1939.Tenemos a la vista la edición 18ª del “Oremus”, 1961, y en prólogo cuenta la génesis del libro: “Era yo párroco de Santa Teresita, en un barrio apartado de Santiago. Comprendí que era indispensable poner en manos de mis feligreses un manual completo de piedad para obtener la participación de ellos en el culto público de la Parroquia. (…) Después de varios años de experiencia en esa Parroquia, tan querida, me decidí a componer “Oremus”. Pronto todos los feligreses adictos a la Parroquia lo adquirieron; las Misas eran emocionantes, al obtenerse que todos tomaran activa parte rezando y cantando al unísono”. Y terminaba diciendo: “Ofrezco, humildemente a Dios todo el bien que se ha podido hacer con mi modesto trabajo. Sea para El toda la gloria”.
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Para muchos, la vida de don Eladio Vicuña, cargada de años y trabajos, lo mostró siempre fiel a Dios y cómo debe ser un sacerdote y un obispo. Falleció en el Año del Señor de 2008.
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1 comentario:

Curiosus Omnium Rerum Spectator dijo...

Monseñor Eladio Vicuña era obispo de chillán cuando esta ciudad fue golpeada por el Gran Terremoto de Valdivia de 1960, desplegando una gran acción caritativa. Era muy devoto de Pío XII, que lo preconizó obispo. Murió precisamente el año cincuentenario de la muerte del Papa Pacelli. Prelados como él y el gran cardenal Caro Rodríguez son los que se necesitan. Gracias por este post.