Hoy el calendario tradicional celebra la Fiesta del Santísimo Nombre de Jesús y por ello hemos querido dedicar este pequeño escrito sobre los Nombres de Cristo.
Fray Luis de León, considerado una de las figuras más representativas del Renacimiento español, escribió en 1583, entre sus obras en prosa, el tratado “De los Nombres de Cristo”. En él, Marcelo –en quien algunos exégetas han visto al propio Fray Luis-, comenta con otros dos religiosos “los nombres con que es llamado Jesucristo en las Sagradas Escrituras”. De estos nombres, escogió y explicitó el ilustre rector de la Universidad de Salamanca sólo diez en las tres primeras ediciones de la obra publicada en esa ciudad en 1583, 1585 y 1587, agregando el undécimo para una cuarta edición que él no logró ver, pues se publicó en 1595, cuatro años después de su muerte.
El propósito de este monje poeta, representativo de las letras clásicas españolas, fue realizar una obra de índole teológica y espiritual, al comentar cada uno de los nombres de Cristo: Pimpollo, Fazes de Dios, Camino, Pastor, Monte, Padre del siglo futuro, Brazo de Dios, Rey, Príncipe de la Paz, Esposo, Amado, Jesús, Cordero, Hijo de Dios. Normalmente, la obra de Fray Luis ha sido alabada y comentada desde una perspectiva sólo literaria, poniéndose énfasis en el estilo de la cuidada prosa en que está escrito el libro, pues el propio autor “exigía que el cultivo de la prosa se hallase sometido a un riguroso criterio de selección del vocabulario –pues “las palabras no son graves por ser latinas, sino por ser dichas como la gravedad que les conviene, o sean francesas o sean españolas”-, y a un estudio reflexivo y atento que confiriese al lenguaje claridad, armonía y dulzura”.
Sin embargo, el objetivo de la escritura de Fray Luis de León fue doctrinal. Tomando como texto inspirador la Santa Biblia, realizó el comentario y exégesis de los nombres que la Sagrada Escritura da a Cristo, interesándole más la edificación cristiana del lector de la obra que el mero ejercicio poético. Desde el punto de vista histórico, el tratado de Fray Luis fue iniciado durante su estadía en la cárcel de Valladolid, con el propósito de suplir la lectura de la Biblia en lengua vulgar –prohibida en aquella época- y para contrarrestar el efecto de los libros profanos.
Hace algunos años atrás, el entonces Obispo de Valparaíso, y luego Cardenal, Msr. Jorge Medina Estévez publicó un libro con el título de “Señor, ¿quién eres Tú?, donde retomando la tradición de los nombres de Cristo, realiza una hermosa lectura exegética de las palabras con que las escrituras santas llaman a Jesús. De hecho, comenta a lo menos treinta palabras extraídas del contexto bíblico. Estas, según el cardenal Medina, son de diversa denotación, pues “una de ellas, Jesús, es nombre en el sentido en el que hoy empleamos habitualmente esa palabra”, mientras que otras designan la naturaleza de Jesús (“Verbo”), o rasgos de su actuar (“Maestro” y “Pastor”).
En las palabras introductorias, Msr. Medina nos dice que se retomaron “con sencillez los nombres de Cristo, con el propósito de acercarnos con humildad a El, para conocer quién es El y cuáles los bienes que por El nos comunica el Padre”.
El propósito de este monje poeta, representativo de las letras clásicas españolas, fue realizar una obra de índole teológica y espiritual, al comentar cada uno de los nombres de Cristo: Pimpollo, Fazes de Dios, Camino, Pastor, Monte, Padre del siglo futuro, Brazo de Dios, Rey, Príncipe de la Paz, Esposo, Amado, Jesús, Cordero, Hijo de Dios. Normalmente, la obra de Fray Luis ha sido alabada y comentada desde una perspectiva sólo literaria, poniéndose énfasis en el estilo de la cuidada prosa en que está escrito el libro, pues el propio autor “exigía que el cultivo de la prosa se hallase sometido a un riguroso criterio de selección del vocabulario –pues “las palabras no son graves por ser latinas, sino por ser dichas como la gravedad que les conviene, o sean francesas o sean españolas”-, y a un estudio reflexivo y atento que confiriese al lenguaje claridad, armonía y dulzura”.
Sin embargo, el objetivo de la escritura de Fray Luis de León fue doctrinal. Tomando como texto inspirador la Santa Biblia, realizó el comentario y exégesis de los nombres que la Sagrada Escritura da a Cristo, interesándole más la edificación cristiana del lector de la obra que el mero ejercicio poético. Desde el punto de vista histórico, el tratado de Fray Luis fue iniciado durante su estadía en la cárcel de Valladolid, con el propósito de suplir la lectura de la Biblia en lengua vulgar –prohibida en aquella época- y para contrarrestar el efecto de los libros profanos.
Hace algunos años atrás, el entonces Obispo de Valparaíso, y luego Cardenal, Msr. Jorge Medina Estévez publicó un libro con el título de “Señor, ¿quién eres Tú?, donde retomando la tradición de los nombres de Cristo, realiza una hermosa lectura exegética de las palabras con que las escrituras santas llaman a Jesús. De hecho, comenta a lo menos treinta palabras extraídas del contexto bíblico. Estas, según el cardenal Medina, son de diversa denotación, pues “una de ellas, Jesús, es nombre en el sentido en el que hoy empleamos habitualmente esa palabra”, mientras que otras designan la naturaleza de Jesús (“Verbo”), o rasgos de su actuar (“Maestro” y “Pastor”).
En las palabras introductorias, Msr. Medina nos dice que se retomaron “con sencillez los nombres de Cristo, con el propósito de acercarnos con humildad a El, para conocer quién es El y cuáles los bienes que por El nos comunica el Padre”.
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