sábado, 1 de enero de 2011

2011.

Todos nos felicitamos hoy, deseándonos: ¡Feliz Año Nuevo! Y somos sinceros al hacerlo.
Y también solemos repetir la conocida frase: ¡Año Nuevo, vida nueva!
Un nuevo año supone para cada uno de nosotros una nueva posibilidad de mejoramiento, de perfección, de propia superación. No te contentes con ser este nuevo año como fuiste el año pasado. No; no te digo que el año pasado fuiste malo; pero es verdad que en este nuevo año tienes que ser mejor.
Porque si fue bueno que el año pasado no hayas sido malo, sería muy malo si este año no fueras mejor. Es la ley del progreso, que es ley propia de todo ser viviente. Así como vas adelantando en todo, en edad, en conocimientos, en experiencias…también debes ir creciendo en tu espíritu.
Feliz año nuevo, pues, te deseo, con esa felicidad que es fruto del esfuerzo diario por superarse en cada uno de los actos.
La gracias, además de consciente, tiene que ser en ti “creciente”; ha de ir aumentando cada vez más; sigue el ejemplo de Jesús, que “iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría y la gracia de Dios estaba con el él” (Lc 2, 40).

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