lunes, 9 de noviembre de 2009

Visitas al Santísimo Sacramento del Altar (IX).

I.
“Oh Jesús, tu sagrario es una hoguera, y tú el fuego:
-fuego que ilumina a los ciegos: “Yo soy la luz del mundo”.
-fuego que calienta a los tibios: “He venido a traer fuego a la tierra y ¿qué quiero sino que arda?”.
-fuego que reanima a los muertos, como el sol a las plantas: “Yo soy la vida”.
-fuego que alegra a los tristes, como la aurora a la mañana: “Gloria a Dios en las alturas y paz a los hombres que ama el Señor”. “Os traigo una nueva de gran gozo”.
-fuego que da energía como la electricidad que mueve las grandes fábricas: “Sin mí ni podéis hacer nada”.
-fuego que purifica a los manchados como el fuego purifica en el crisol el oro: “Lo quiero, sé limpio”.
*
II.
“Oh Jesús, tu Sagrada Hostia me recuerda las palabras que el Sacerdote pronuncia cuando al comulgar nos dice: “He aquí el Cordero de Dios, que quita los pecados del mundo”. Sí:
-Tú eres blanco como el cordero, Cordero inmaculado y que haces inmaculados.
-Tú eres manso como el cordero, de modo que ni una queja amarga brota de tus labios.
-Tú eres humilde como el cordero: “Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón”.
-Tú eres amable como el cordero; como el cordero al pastor, tú nos sigues de cerca.
-Tú eres sabroso como el cordero: nos alimentas en el viaje, como el cordero que tomaron los israelitas a su salida de Egipto.
-Tú eres propiciatorio como el cordero; te ofreces por nosotros en sacrificio y con tu sangre nos libras de una muerte peor que la de los primogénitos de los egipcios”.
*
Fuente: Cien visitas a Jesús Sacramentado de Saturnino Junquera, S.J.

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