Nos hace capaces de pagar todas las deudas que tenemos contraídas con Dios.
“Figúrate que eres aquel deudor del Evangelio que, cargado con la enorme deuda de diez mil talentos y llamado a rendir cuentas, se humilla en presencia de su acreedor, implora su indulgencia, y pide un plazo para satisfacer cumplidamente sus obligaciones: Putentiam habe in me, et omnia reddam tibi. Y he ahí lo que en realidad debes hacer tú que tienes, no una, sino mil deudas que satisfacer a la Justicia divina. Humíllate y pide de plazo para pagarlas el tiempo que necesitas para oír la Santa Misa, y puedes estar seguro de que por este medio satisfarás cumplidamente todas tus deudas. (Santo Tomás, 1.2, q. 102, a. 3, ad 10).
“El Angélico doctor Santo Tomás explica cuáles son nuestras deudas u obligaciones para con Dios, y entre ellas cita especialmente cuatro, y todas son infinitas.
“La primera, alabar y honrar la infinita majestad de Dios, que es digna de honores y alabanzas infinitas.
“La segunda, satisfacer por los innumerables pecados que hemos cometido.
“La tercera, darle gracias por los beneficios recibidos.
“La cuarta, en fin, dirigirle súplicas, como autor y dispensador de todas las gracias.
“Ahora bien, ¿cómo se concibe que nosotros, criaturas miserables que nada poseemos podamos, sin embargo, satisfacer deudas de tanto peso? He ahí el medio más fácil y el más a propósito para consolarnos y consolar al mundo. Procuremos asistir con la mayor atención al mayor número de Misas que nos sea posible; hagamos celebrar muchas, y por exorbitantes que sean nuestras deudas, por más que sean sin número, no hay duda que podremos satisfacerlas completamente por medio de la Santa Misa.
“A fin de que esté mejor instruido acerca de estas deudas, y que tengas de ellas el conocimiento más perfecto posible, voy a explanarlas una por una, y seguramente te llenarás del inefable consuelo al ver las preciosas utilidades y las riquezas inagotables que puedes sacar de la mina que te descubro, para satisfacerlas todas.
Fuente: San Leonardo de Porto-Mauricio: El Tesoro escondido de la Santa Misa.
“Figúrate que eres aquel deudor del Evangelio que, cargado con la enorme deuda de diez mil talentos y llamado a rendir cuentas, se humilla en presencia de su acreedor, implora su indulgencia, y pide un plazo para satisfacer cumplidamente sus obligaciones: Putentiam habe in me, et omnia reddam tibi. Y he ahí lo que en realidad debes hacer tú que tienes, no una, sino mil deudas que satisfacer a la Justicia divina. Humíllate y pide de plazo para pagarlas el tiempo que necesitas para oír la Santa Misa, y puedes estar seguro de que por este medio satisfarás cumplidamente todas tus deudas. (Santo Tomás, 1.2, q. 102, a. 3, ad 10).
“El Angélico doctor Santo Tomás explica cuáles son nuestras deudas u obligaciones para con Dios, y entre ellas cita especialmente cuatro, y todas son infinitas.
“La primera, alabar y honrar la infinita majestad de Dios, que es digna de honores y alabanzas infinitas.
“La segunda, satisfacer por los innumerables pecados que hemos cometido.
“La tercera, darle gracias por los beneficios recibidos.
“La cuarta, en fin, dirigirle súplicas, como autor y dispensador de todas las gracias.
“Ahora bien, ¿cómo se concibe que nosotros, criaturas miserables que nada poseemos podamos, sin embargo, satisfacer deudas de tanto peso? He ahí el medio más fácil y el más a propósito para consolarnos y consolar al mundo. Procuremos asistir con la mayor atención al mayor número de Misas que nos sea posible; hagamos celebrar muchas, y por exorbitantes que sean nuestras deudas, por más que sean sin número, no hay duda que podremos satisfacerlas completamente por medio de la Santa Misa.
“A fin de que esté mejor instruido acerca de estas deudas, y que tengas de ellas el conocimiento más perfecto posible, voy a explanarlas una por una, y seguramente te llenarás del inefable consuelo al ver las preciosas utilidades y las riquezas inagotables que puedes sacar de la mina que te descubro, para satisfacerlas todas.
Fuente: San Leonardo de Porto-Mauricio: El Tesoro escondido de la Santa Misa.
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