“Oh Jesús, la pequeñez de tu Hostia me habla:
-De tu pequeñez cuando viniste al mundo: te hiciste niño.
-De tu pequeñez en tu familia: elegiste por padres unos pobres carpinteros.
-De tu pequeñez en tu patria: tuviste por pueblo a Nazaret, de donde se decía no podía salir cosa buena, y te hiciste de nación judío, la raza más despreciada de la tierra.
-De tu pequeñez en tus relaciones sociales: tu círculo social eran los niños, los pobres y los enfermos. “Venid a mí todos los que estáis cansados y cargados”.
-De tu pequeñez en tus apóstoles: eran unos pobres pescadores de Galilea.
-De tu pequeñez en tus pretensiones terrenas: huiste cuando quisieron nombrarte rey, y tu doctrina fue el sacrificio, la humillación, la pobreza”.
“Oh Jesús, aquí estas en el Sagrario:
-Olvidado: ¿quién se acuerda de los que pasan por la calle de que estás en el sagrario?
-Despreciado: ¿quién estima la Misa, la Comunión y las visitas a Jesús Sacramentado?
-Ultrajado: ¡cuántas blasfemias contra este Sacramento de Amor!
-Perseguido: ¡cuántas irreverencias y profanaciones de iglesias y de sagrarios!
-Maltratado: ¡cuántos sacrilegios de los que como Judas se acercan al comulgatorio en grave pecado!
-Amado: a cambio de todo esto yo quiero amar con todo el corazón, en tu amor abrasado”.
“Memoria de Cristo, que yo te recuerde.
-Entendimiento de Cristo, que yo te conozca.
-Voluntad de Cristo, que yo te desee.
-Pies de Cristo, que yo os busque.
-Ojos de Cristo, que yo os encuentre.
-Corazón de Cristo, que yo te ama siempre”.
Fuente: Cien visitas a Jesús Sacramentado de Saturnino Junquera, S.J.
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