lunes, 12 de octubre de 2009

La Sancta Missa como medio de santificación (V y final).

Disposiciones para el santo sacrificio de la misa.
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Alguien ha dicho que para celebrar o participar dignamente en una sola Missa harían falta tres eternidades: una para prepararse, otra para celebrarla o participar en ella y otra para dar gracias. Sin llegar a tanto como esto, es cierto que toda preparación será poca por diligente y fervorosa que sea.
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Las principales disposiciones son de dos clases: externas e internas.
a) Externas. Para el sacerdote consistirán en el perfecto cumplimiento de las rúbricas y ceremonias que la Iglesia le señala. Para el simple fiel, en el respeto, modestia y atención con que debe participar activamente en ella.
b) Internas. La mejor de todas es identificarse con Je­sucristo, que se inmola en el altar. Ofrecerle al Padre y ofre­cerse a sí mismo en El, con El y por El. Esta es la hora de pe­dirle que nos convierta en pan, para ser comidos por nuestros hermanos con nuestra entrega total por la caridad. Unión íntima con María al pie de la cruz; con San Juan, el discípulo amado; con el sacerdote celebrante, nuevo Cristo en la tierra («Cristo otra vez», gusta decir un alma iluminada por Dios). Unión a todas las Missas que se celebran en el mundo entero. No pidamos nunca nada a Dios sin añadir como precio infinito de la gracia que anhelamos: «Señor, por la sangre adorable de Jesús, que en este momento está elevando en su cáliz un sacer­dote católico en algún rincón del mundo». (7)
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La Sancta Missa celebrada o participada con estas disposiciones es un instrumento de santificación de primerísima categoría, sin duda alguna el más importante de todos.
Antonio Royo Marín O.P. Teología de la Perfección Cristiana
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NOTAS:
(1) Una enim eademque est hostia, idem nunc offerens sacerdotum ministerio, qui se in cruce obtuft, sola offerendi ratione diversa (D 940)
(2) ARAMi, Vive tu vida c.21.
(3) Nótese bien que nos referimos a la gracia actual, no a la habitual, que es fruto del arrepentimiento perfecto y de la absolución sacramental.
(4) Al menos en lo relativo a las penas debidas por los pecados propios. Porque, en lo relativo al grado de descuento a las almas del purgatorio, es lo más probable que ex opere operato dependa Cínicamente de la voluntad de Dios, aunque ex opere operantis ayude tam­bién mucho la devoción. del que dice la misa o del que la encargó (cf. 111,79,5; Suppl. 71,9 ad 3 et 5).
(5) Dom COLUMBA MARMION, Jesucristo, vida del alma c.7 n.4.
(6) GARRIGOU-LAGRANGE, Tres edades 11,14.
(7) Siendo más de cuatrocientos mil los sacerdotes católicos existentes actualmente en el mundo, y celebrando una sola misa diaria cada uno de ellos, resulta un total de cinco eleva­ ciones por segundo aproximadamente. Claro que la distribución del clero católico no es uni­ forme en todo el mundo, y regiones habrá donde las misas sean muchas más y en otras mu­chas menos en igualdad de tiempo.
Tomado de ICRSS.

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