Oh Jesús, la puertecita de tu sagrario me recuerda que tú dijiste un día: “Yo soy la puerta”.
-Sí, Tú eres la puerta del cielo.
-Puerta bien visible: sólo no la ve el que no quiere verla.
-Puerta sin salida: del cielo no se sale una vez que se entra.
-Puerta siempre franca: por ella puede entrar y se invita a que entre todo el que quiera.
-Puerta estrecha: como estrecha fue, oh Señor, la norma de tu vida y la norma de tus preceptos.
-Puerta única: para entrar en el cielo no hay otra puerta”.“Oh Jesús:
-La reina de Saba vino a visitar a Salomón; y nosotros no venimos a visitarte en el Sagrario.
-Los pastores vinieron a adorarte en la cueva de Belén; y nosotros no venimos a adorarte en el Sagrario.
-Los Reyes Magos vinieron desde lejanas tierras a ofrecerte sus dones, y nosotros no venimos a ofrecerte los nuestros en el Sagrario.
-Las turbas te buscaban para escucharte, hasta en el desierto, donde multiplicaste los panes; y nosotros no venimos a escucharte en el Sagrario.
-Los leprosos, los mudos, los sordos, los ciegos, los inválidos y toda clase de enfermos iban en busca tuya para que los curases; y nosotros no venimos para que nos cures en el Sagrario.
-La piadosas mujeres vinieron al sepulcro para honrar con sus ungüentos y aromas tu cadáver; y nosotros no venimos a honrarte vivo en el Sagrario”.“Oh Jesús, yo quisiera ser:
-Como un copón de oro para guardarte.
-Como una custodia engastada para mostrarte.
-Como una lámpara esplendorosa para alumbrarte, y como un ramillete de frescas rosas para adornarte.
-Como un incensario inmenso para adorarte.
-Como un órgano gigantesco para ensalzarte.
-Como blanca harina de trigo para en Ti transformarme”.
Fuente: Cien visitas a Jesús Sacramentado por Saturnino Junquera, s.j.
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