miércoles, 19 de octubre de 2011

El Sagrario.


La presencia permanente de Jesús en nuestras Iglesias tiene como lugar central el Sagrario, llamado también Tabernáculo; y cuando decimos central pensamos en él como el axis mundi, es decir, el lugar hacia el cual centramos nuestras miradas cada vez que entramos a visitarlo y, más aún cuando participamos en la celebración de la Sancta Missa.

Hacia el Sagrario miran tanto el celebrante como los fieles, ad orientem, hacia el Sol sin ocaso, Luz Verdadera que ilumina al mundo con rayos fulgurantes porque es el Verbo de Dios, de quien obtenemos todas las gracias.

En el Sagrario se reserva el Santísimo Sacramento del Altar para la adoración de los fieles; de allí la importancia que tiene como lugar central, y no relegado en un rincón como ocurre en tantas iglesias construidas por arquitectos imbuidos por una mentalidad modernizante, y menos que ocupe esa centralidad la silla del celebrante transformándola en una clericolatría, como lo ha recordado Monseñor Nicola Bux.

En nuestras Iglesias el Sagrario donde esta el Santísimo Sacramento debe estar encendida una lámpara que nos indica que allí está el Señor.

Adoro te, devote, latens déitas

quae sub his figuris vere látitas.

Tibi se cor deum tutum súbiicit,

quia te contémplans totum déficit.

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