Lección VIII.
De la idolatría.
Dios no era conocido ni adorado sino entre los israelitas, y la idolatría reinaba en todas las demás naciones. Los hombres no cuidaban sino de su cuerpo, y no pensaban ni en su alma ni en Dios, puro espíritu, criador del cielo y de la tierra. Se forjaban una infinidad de dioses, a los cuales daban diversos nombres según sus países, y referían de ellos mil fábulas ridículas. Representaban a los unos como hombres, y a los otros como mujeres, a los que llamaban diosas, y de todos ellos hacían ídolos de palo, de piedra, de oro o de plata, y adoraban las obras de sus manos, fabricándoles templos, erigiéndoles altares y ofreciéndoles sacrificios. De este modo los griegos y los romanos adoraban a Júpiter, que decían ser el mayor de los dioses; a Juno, que fingía ser su mujer; a Marte, a Venus, a Baco y a otros muchos. Asimismo los egipcios adoraban a Isis bajo la figura de una mujer con cabeza de vaca, y otros monstruos semejantes. De esta manera les engañaba el demonio para hacerse adorar bajo estos nombres, y hacerles cometer todo género de delitos con pretexto de religión, pues sus fiestas no eran otra cosa que disolución y liviandades. Estos idólatras son los que se llaman gentiles opaganos. Los israelitas se dejaron arrastrar muchas veces de los malos ejemplos. Siempre que dejaron a Dios por los ídolos, los entregó el Señor a sus enemigos, que los redujeron a la esclavitud; y siempre que se convertían al Señor, suscitaba este en su favor hombres extraordinarios que los sacaron de ella.
P. El verdadero Dios, ¿era conocido de otros que de los israelitas?
R. No; sólo ellos le conocían.
P. ¿Pues a qué adoraban las demás naciones?
R. A los ídolos que forjaban según su gusto.
P. ¿Qué representaban aquellos ídolos?
R. Hombres, mujeres y animales, que se llamaban dioses y diosas.
P. ¿De qué modo los honraban?
R. Haciéndoles oraciones y sacrificios.
P. ¿De dónde procedía esta ceguedad?
R. De que habían olvidado a su Creador.
P. ¿De qué modo le habían olvidado?
R. No cuidando más que de sus cuerpos.
P. ¿Quién mantenía este error?
R. El demonio, que se hacía adorar bajo el nombre de los falsos dioses.
P. ¿Qué producía la idolatría?
R. Los inducía a toda clase de vicios.
P. ¿Qué nombre se da a los idólatras?
R. Llámanse también gentiles o paganos.
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