miércoles, 6 de octubre de 2010

La Cruz de la torre.


La madrugada del 27 de febrero de este año un violento terremoto asoló la zona centro-sur de Chile, seguido en algunas partes de un tsunami. Frente a este cataclismo muchas construcciones colapsaron y se vinieron abajo, entre ellas muchos templos desde iglesias a capillas. Nuestro templo parroquial de Casablanca también recibió los azotes de la naturaleza y por siete meses estuvo en reparaciones, especialmente de su techumbre interior y otros daños colaterales.
El templo parroquial de Casablanca actual que ha resistido a varios terremotos, fue inaugurado en 1908, es decir, dos años después de ese gran evento telúrico que tuvo por epicentro a Valparaíso en 1906, y que echó por tierra prácticamente a todo el puerto y a las zonas aledañas, entre ellas a Casablanca. En consecuencia, el templo parroquial tiene más de cien años lo que para un país relativamente joven como lo es el nuestro, es una construcción patrimonial. Nuestros amigos que nos leen desde Europa ciertamente que tienen vestigios arquitectónicos religiosos que vienen desde el inicio de la cristiandad en ese continente. Para nosotros, hispanoamericanos, la presencia de una iglesia más que centenaria es de por sí un acontecimiento cultural.
Hasta ahora el referente de altura que tiene Casablanca lo constituye la torre de la iglesia parroquial que luce en su cúspide una cruz visible desde los cuatro puntos cardinales. Los últimos arreglos y reparaciones que se están llevando a cabo en el templo precisamente están aconteciendo en la torre donde está situada la cruz. Hace pocos días, esta ha sido sacada desde su base para su restauración y hemos tenido la oportunidad de verla a ras de suelo. Es una gran cruz de fierro que desde lo alto pareciera pequeña. Lo más probable que la cruz de la torre eclesial sea más antigua que el templo reconstruido después del terremoto del año 1906, es decir, con seguridad la cruz de la torre de la iglesia parroquial debe ser más que centenaria. Esta cruz ha sido testigo de la iglesia militante en esta tierra chilena por mucho más de un siglo.
San Josemaría Escrivá decía que cuando recorría los caminos de España y divisaba una torre eclesial con su cruz en lo alto decía una jaculatoria dedicada al Santísimo Sacramento, porque la cruz le indicaba que allí había un templo católico. Lo mismo le ha ocurrido a los casablanquinos con la cruz de la torre de nuestro templo parroquial que pronto será puesta en su lugar para que siga sirviéndonos de señal o distintivo de nuestra condición de cristianos y de nuestra fe católica.
Cómo no recordar a San Agustín cuando dice: “¿Cuál es la señal de Cristo que todos conocieron sino la Cruz de Cristo?”.

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