martes, 31 de mayo de 2011

Los sacramentos en general (II).

Los elementos de todo sacramento son: materia, forma, ministro y sujeto.

La materia del sacramento es la cosa o acción de que se sirve la Iglesia. (En el Bautismo, el agua y la acción de echarla). La formason las palabras que determinan que las palabras tengan valor sacramental. El ministro del sacramento es la persona autorizada para conferirlo en nombre de la Iglesia. El sujeto del sacramento es todo aquel que sea capaz de recibirlo.

Cualquiera persona es capaz de recibir el Bautismo; sólo el bautizado puede recibir los demás sacramentos; son capaces de recibir la Penitencia los pecadores, la Extremaunción los enfermos en peligro de muerte y el Orden los varones.

No depende la eficacia del sacramento del que lo administra, sino que produce sus efectos por propia virtud, por voluntad de Jesucristo que es siempre el ministro principal.

Como la cera para recibir el sello debe estar blanda y la tierra para recibir la semilla preparada, así para obtener los efectos del sacramento el que lo recibe, debe estar bien preparado y dispuesto.

Las disposiciones requeridas en los sacramentos de muertos son: la Fe, la Esperanza y el Dolor de los pecados con un principio de amor de Dios; en los vivos la disposición principal es el estado de gracia.

Recuérdese que los sacramentos no sólo producen, devuelven o aumentan la gracia santificante sino que dan una gracia actual especial propia de cada sacramento, llamada por esto gracia sacramental.

La recepción de un sacramento puede ser válida, nula, fructuosa e informe, según las disposiciones del sujeto.

Ejemplos: es válido el Bautismo de un adulto que quiere ser bautizado, pero puede ser informe y no recibir la gracia por no estar arrepentido de sus pecados. Al arrepentirse después de recibido el Bautismo, ese sacramento es válido e informe, revive, es decir, produce sus efectos.

El que conscientemente recibe un sacramento sin las disposiciones debidas, es decir, mal dispuesto, comente un pecado especial llamado sacrilegio, o sea, profanación de una cosa sagrada.

(1939).

lunes, 30 de mayo de 2011

Los sacramentos en general (I).

Los medios para obtener la gracia divina son la oración y los sacramentos.

La oración implora la gracia infaliblemente; los sacramentos la comunican de una manera también infalible.

La palabra sacramento quiere decir cosa santa, porque la cosa que designa es santa en sí misma y en sus efectos.

Un sacramento es una señal sensible de la gracia invisible. Nuestro Señores el autor de esta señal y nos la dio para santificarnos.

Para un sacramento son, pues, necesarias tres cosas: una señal sensible de origen divino capaz de santificar las almas. La señal del sacramento se diferencia de otras señales en que estas no producen lo que significan y la señal del sacramento sí.

Jesucristo instituyó, con divina sabiduría, siete sacramentos; los cinco primeros para el bien privado y los dos últimos para el bien público de la Iglesia.

Los sacramentos pueden clasificarse en tres grupos: por sus efectos en sacramentos de vivos y de muertos; por su necesidad en sacramentos necesarios con necesidad de medio y con necesidad de precepto; y por su carácter en sacramentos que imprimen carácter y en sacramentos que no imprimen carácter.

Los sacramentos de vivos suponen la primera gracia, es decir, la gracia santificante, y la aumentan y no pueden ser recibidos por los que no poseen la vida de la gracia. Son estos: Confirmación, Eucaristía, Extremaunción, Orden Sagrado y Matrimonio. Lossacramentos de muertos dan la gracia o la devuelven a los que están muertos a la vida espiritual y pueden ser recibidos por los que están en pecado mortal. Son estos: Bautismo y Penitencia.

Los sacramentos absolutamente necesarios que el hombre debe recibir de hecho o con el deseo, son: el Bautismo para todos y laPenitencia para los que han pecado mortalmente después del Bautismo. Los sacramentos necesarios con necesidad de precepto, son: la Confirmación, la Eucaristía y la Extremaunción. Por último, los sacramentos del Orden y del Matrimonio son necesarios para la sociedad cristiana y de libre elección para los individuos como tales.

Los sacramentos que imprimen carácter, es decir, una marca espiritual que no puede borrarse son el Bautismo, la Confirmación y el Orden.

(1939).

domingo, 29 de mayo de 2011

Pater!!!

Anhela Jesús a su Padre: modelo de la oración cristiana.
*
Los misterios de Pascua y la Ascensión son dos temas que aparecen íntimamente unidos en la liturgia de hoy. Unos días más, y el tiempo pascual, en el más riguroso sentido de la palabra, habrá concluido. En el Introito de la Misa sigue dominando el claro júbilo pascual. No nos cansamos de ensalzar al Señor por las grandezas que ha obrado en nosotros, al redimir nuestras almas. Pero nuestro canto no basta; tenemos que comprender la grandeza de nuestro estado de cristianos y debemos vivir de acuerdo con él (Oración). Como un espejo, debemos tenerlo constantemente delante de nosotros, para reproducir en todo momento los rasgos de heroísmo y de virtud que él nos imprime (Epístola). Aquí está la piedra de toque de la verdadera fe. ¡Amor al prójimo y ruptura con el mundo, con el pecado! Cristo nos da el ejemplo en el Evangelio del día. Nos anuncia que se va al Padre; pero no va a vivir y a gozar sólo para Sí. Quiere ser allí nuestro Mediador; quiere que le presentemos nuestras necesidades y que le pidamos el remedio de ellas. No olvidemos que dentro de unos momentos se va a presentar entre nosotros en el altar.
*
S. Sequéntia sancti Evangélii secúndum Joánnem. (Joann. 16, 23-30)
M. Glória tibi, Dómine.
*
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: En verdad, en verdad os digo: que si algo pidiereis al Padre, en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora, nada le habéis pedido en mi nombre. Pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea completo. Estas cosas os he dicho usando de comparaciones. Va llegando el tiempo en que ya no os hablaré con parábolas, sino que abiertamente os anunciaré las cosas de mi Padre. Entonces le pediréis en mi Nombre, y no os digo que rogaré al Padre por vosotros, pues el mismo Padre os ama, porque vosotros me amasteis y habéis creído que yo salí de Dios. Salí del Padre, y vine al mundo: otra vez dejo el mundo, y voy al Padre. Dícenle sus discípulos: "Ahora, sí que hablas claro, y no dices ningún enigma. Ahora conocemos que sabes todas las cosas, y no es preciso que nadie te pregunte. En esto creemos que has salido de Dios.
*
M. Laus tibi, Christe.

sábado, 28 de mayo de 2011

Vigencia de los libros litúrgicos del rito romano clásico


Por eso es lícito celebrar el Sacrificio de la Misa según la edición típica del Misal Romano promulgado por el beato Juan XXIII en 1962, que no se ha abrogado nunca, como forma extraordinaria de la Liturgia de la Iglesia.
*
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viernes, 27 de mayo de 2011

La oración.

Oración es una piadosa elevación del alma a Dios para adorarle, darle gracias y pedirle lo que necesitamos.

La oración nos es absolutamente necesaria

-por el deber natural que todos tenemos de adorar a Dios nuestro creador y de darle gracias por los beneficios que de El recibimos

-por la necesidad que todos tenemos de Dios. Como pecadores necesitamos perdón; como débiles para el bien, auxilio

-por el precepto divino (S. Mateo IX, 38; VIII, 7; S. Juan XVI, 24).

Debemos orar:

-en nombre de Jesucristo

-con atención y devoción

-con humildad

-con confianza y perseverancia.

Dios oye siempre nuestras oraciones bien hechas del modo más provechoso para nuestra salvación (S. Juan XVI, 23).

La oración puede ser mental y vocal.

Oración mental es la que se hace con solo la mente, sin emplear palabras.

Oración vocal, llamada ordinariamente rezo, es la que se hace con palabras a las que acompaña la mente y el corazón.

Debemos orar:

-por nosotros mismos, nuestros padres, parientes, bienhechores, amigos y enemigos y por cuantos tenemos alguna obligación

-por la Iglesia Católica en general y en particular y por nuestra Patria y su bienestar y prosperidad

-por los difuntos, a lo que nos estimula la caridad, la justicia, la gratitud y nuestro propio interés.

Ejemplos bíblicos: Objeto de la oración: Oración de Nehemías (II Esdras I, 5-11); oración de Moisés sobre la montaña (Exodo XVII, 11-12); oración de los tres jóvenes en el horno (Daniel III, 57-88); oración de Nuestro Señor Jesucristo en el huerto (S. Mateo XXVI, 39-45); oración de los primeros fieles por S. Pedro (Hechos XII, 5).

Cualidades de la oración: Confianza del ciego de Jericó en sus peticiones ( S. Lucas XVIII, 35-43); humilde oración del publicano (S. Lucas XVIII, 13); oración perseverante de la cananea (S. Mateo XV, 22-28). (1939).

jueves, 26 de mayo de 2011

La gracia y el mérito (II).

La vida sobrenatural se recupera cuando se alcanza el perdón del pecado con un acto de contrición o con el sacramento de la penitencia.

Es importantísimo poseer la vida sobrenatural, porque:

-ella es la condición del mérito en esta vida

-nadie entra en el cielo si no muere en estado de gracia.

La gracia santificante ocupa en la obra de nuestra salvación, el primer lugar, después de Dios mismo, porque sin ella nadie se salva, y por eso:

-todos los sacramentos tienen por fin darla o aumentarla

-los mandamientos se ordenan a conservarla

-el demonio se esfuerza en quitárnosla

-la Iglesia tiene por misión darla a los cristianos o acrecentarla en ellos.

La gracia actual es una ayuda que Dios nos da para evitar el mal y hacer el bien.

Esta gracia se llama actual porque es un acto transitorio y no un estado permanente como la gracia habitual.

La gracia actual nos es tan necesaria porque la salvación es un bien sobrenatural que sólo se consigue con fuerzas sobrenaturales (S. Juan XV, 5).

Sí podemos resistir a la gracia porque este don de Dios nos excita y nos ayuda a hacer el bien, pero nos deja plena libertad.

Dios concede a todos los hombres gracias suficientes para que puedan salvarse ( I Tim. II, 4).

Dios nos da siempre cuando menos la gracia de orar y por medio de la oración podemos obtener todas las demás gracias que necesitamos.

Los principales medios de conseguir la gracia son la oración y los sacramentos.

(1939).


miércoles, 25 de mayo de 2011

La gracia y los medios para adquirirla.

La gracia y el mérito.

No podemos con nuestras propias fuerzas creer y practicar lo que es necesario para salvarnos sino que necesitamos la gracia de Dios.

La gracia es un don que Dios nos da para santificar nuestra alma y para ayudarnos a conseguir la eterna salvación.

La gracia se divide en gracia habitual y en gracia actual.

La gracia actual o santificante es un don gratuito de Dios que permanece en el alma, comunicándole la vida sobrenatural.

La gracia habitual se llama también estado de gracia, caridad, gracia santificante, vida sobrenatural.

La vida sobrenatural es la vida que tiene el alma limpia de pecado mortal. Es la amistad con Dios y resulta de la unión del alma con Dios por la gracia habitual y las virtudes teologales.

La vida sobrenatural:

-nos hace hijos de Dios, hermanos de Jesucristo, templos vivos del Espíritu Santo

-nos da derecho a la eterna gloria

-nos da el poder de hacer obras buenas que ante Dios sean satisfactorias y meritorias.

Podemos hacer obras buenas sin poseer la gracia habitual, pero no obras dignas de ser recompensadas en el cielo.

Las obras buenas hechas en estado de pecado pueden obtener de la misericordia de Dios la gracia de la conversión y a veces apartar de nosotros los castigos temporales merecidos por el pecado.

Con las obras buenas practicadas en estado de gracia, merecemos aumento de gracia y de gloria, según la medida de nuestra recta intención.

Los méritos adquiridos se pierden por el pecado mortal, juntamente con la gracia habitual, pero se recuperan cuando recuperamos esta.

Dios nos comunica la vida sobrenatural ordinariamente cuando recibimos el bautismo.

La vida sobrenatural se aumenta con la digna recepción de los santos sacramentos y con la práctica de las virtudes cristianas.

La vida sobrenatural se pierde con un pecado mortal.

La vida sobrenatural se recupera cuando se alcanza el perdón del pecado con un acto de contrición o con el sacramento de la penitencia.

(1939).

martes, 24 de mayo de 2011

Los consejos evangélicos.

Los consejos evangélicos son medios propuestos por Jesucristo para conseguir más fácil y plenamente la perfección espiritual.

Los principales consejos evangélicos son: la pobreza voluntaria, la castidad perpetua y una obediencia especial por amor de Jesucristo.

Se consigue más fácil y plenamente la perfección espiritual con la práctica de los consejos evangélicos, porque nos disponemos para la caridad perfecta al consagrar a Dios la voluntad por la obediencia, el cuerpo por la castidad y los bienes exteriores por la pobreza.

Deben seguir los consejos evangélicos los que voluntariamente se obligan a ellos, v.gr. los religiosos que por votos se obligan a guardar los tres consejos evangélicos dichos, según la regla del propio instituto.

El estado religioso es un género de vida, aprobado por la Iglesia, en que se hace profesión de tender a la perfección por los votos de pobreza, castidad y obediencia, hechos conforme a una regla aprobada por la Iglesia.

El mismo Jesucristo instituyó el estado religioso.

El estado religioso manifiesta la santidad de la Iglesia y le proporciona excelentes operarios para su defensa y extensión.

Además de los de orden espiritual que tienden a moralizar la sociedad proporcionándole como consecuencia orden y paz, los religiosos han contribuido poderosamente al progreso material, intelectual y artístico en todas las épocas.

Puede abrazar el estado religioso el que se siente con vocación para ello y no tiene impedimentos.

Por vocación se entiende el llamamiento por el cual Dios asigna a cada hombre el estado de vida a que su Providencia le destina.

De la correspondencia a la propia vocación depende la paz y la felicidad en esta vida y la consecución de gracias especiales para lograr la salvación.

Quien desea conocer su vocación debe orar, reflexionar y consultar a personas prudentes.

Ejemplos bíblicos: Desprendimiento que deben tener los que quieren seguir a Jesucristo (S. Mateo VIII, 18-22; San Lucas IX, 57-62). El amor a las riquezas impide cumplir su propósito a un joven que desea seguir a Jesucristo (S. Mateo XIX, 16-24; S. Marcos X, 17-23; S. Lucas XVIII, 18-25).

(1939).

lunes, 23 de mayo de 2011

Cuarto mandamiento de la Iglesia.

Guardar abstinencia de carne y ayunar cuando lo manda la Iglesia.

La Iglesia prescribe ayunos y abstinencias para ver que los fieles hagan penitencia de los pecados cometidos, se prevengan contra los futuros y estén mejor dispuestos para orar.

El ayuno eclesiástico consiste en hacer una sola comida al día.

Por costumbre legítimamente sancionada se permite:

-por la mañana tomar algún alimento llamado parvedad

-por la noche una corta comida llamada colación.

El ayuno obliga a todos los cristianos desde los veintiún años cumplidos hasta los sesenta comenzados.

Puede haber muchas causas que excusan del ayuno; pero las principales son estas:

-el trabajo fatigoso y pesado

-la enfermedad, debilidad o malestar que no permiten el ayuno

-la pobreza verdadera.

Por abstinencia se entiende la obligación de no tomar carne ni caldo de carne en ciertos días determinados.

Están obligados a guardar abstinencia todos los cristianos que hayan cumplido siete años.

Están dispensados de la abstinencia:

-los enfermos y demasiado débiles

-los obreros de trabajos muy arduos

-los viajeros que en los hoteles no hallan comida de vigilia, y

-los pobres que fuera de la carne no tienen otra cosa de qué alimentarse suficientemente.

Los días de abstinencia sólo son: las vigilias de Pentecostés, San Pedro y San Pablo, Asunción y Navidad.

Los días de ayuno con abstinencia son: el miércoles de ceniza y los viernes de cuaresma, comprendido el viernes santo.

Los días de ayuno sin abstinencia son: los miércoles de cuaresma, el jueves santo y el viernes de las témporas de adviento.

Ejemplos bíblicos: Ayuno de Moisés (Exodo XXIV, 18; Deuteronomio IX, 9); El pueblo hebreo ayuna a ruegos de Samuel (I Reyes VII, 5-6); Ayuno de Judit (Judit VIII, 4-6); Ayuno de los ninivitas (Jonás III, 1-10); Ayuno de Nuestro Señor (S. Mateo IV, 1-2); En el ayuno debemos evitar la ostentación (S. Mateo VI, 16-18); Ayuno de los apóstoles (Hechos XIII, 2-3).

(1939).


domingo, 22 de mayo de 2011

Cantáte Dómino cánticum novum, allelúia.

Epístola. (Santiago, I, 17-21)
Carísimos: Toda óptima dádiva, y todo don perfecto, procede de arriba, desciende del Padre de las luces, en el cual no hay cambio, ni sombra de mudanza. Pues Él nos engendró voluntariamente con la palabra de la verdad, para que fuésemos el comienzo de su creación.
Ya lo sabéis, carísimos hermanos míos. Sea, pues, todo hombre veloz para oír; pero tardo para hablar, y tardo para la ira. Porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios. Por lo cual, rechazando toda inmundicia, y todo exceso de malicia, recibid con mansedumbre la palabra inspirada, la cual puede salvar nuestras almas.
*
Evangelio. (San Juan, XVI, 5-14)
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Voy a Aquel que me envió: y nadie de vosotros me pregunta: ¿Dónde vas? Sino que, porque os he dicho esto, la tristeza ha llenado vuestro corazón. Pero Yo os digo la verdad: os conviene que Yo me vaya: porque, si no me fuere, el Paráclito no vendrá a vosotros: mas, si me fuere, os lo enviaré a vosotros. Y, cuando venga Él, convencerá al mundo de pecado, y de justicia, y de juicio. De pecado ciertamente, porque no han creído en Mí; y de justicia, porque voy al Padre, y ya no me veréis: y de juicio, porque el príncipe de este mundo ya ha sido juzgado. Todavía tengo mucho que deciros: pero ahora no podéis entenderlo. Mas, cuando venga el Espíritu de verdad, os enseñará toda la verdad. Porque no hablará por sí mismo, sino que dirá todo lo que ha oído, y os anunciará lo que ha de venir. Él me glorificará: porque lo recibirá de Mí, y os lo anunciará a vosotros.

sábado, 21 de mayo de 2011

Mandamientos segundo y tercero de la Iglesia.

Confesarse a lo menos una vez al año o antes si hay peligro de muerte.

Comulgar por Pascua de Resurrección.

El precepto de la confesión anual obliga a todos los cristianos que habiendo llegado al uso de la razón, tengan algún pecado mortal en la conciencia.

El tiempo de cumplimiento pascual comienza entre nosotros el domingo de Septuagésima hasta el día del Sagrado Corazón; desde el 1º al 23 de agosto y desde el 1º al 31 de diciembre. Este precepto obliga desde que se ha llegado al uso de la razón.

No se satisface a estos preceptos con confesiones y comuniones malas.

No se cesa el precepto de la comunión cuando no se cumplió en el tiempo fijado y debe cumplirse cuanto antes, dentro del mismo año.

La obligación de los niños acerca de la confesión y comunión recae también y principalmente sobre los que tienen el cuidado de ellos, es decir, sobre sus padres y tutores, sobre el maestro, confesor y párroco.

Para que el niño pueda comulgar:

-en el artículo de la muerte basta que sepa distinguir el cuerpo de Cristo del manjar común y adorarlo con reverencia

-fuera del artículo de la muerte, se requiere además que sepa, según su capacidad, por lo menos los misterios necesarios con necesidad de medio y que distinga el Pan Eucarístico del pan común y corporal para que se acerque a la Sagrada Eucaristía con la devoción que sea compatible con su edad.

Los niños, después de hecha su primera comunión, han de aprender todo el catecismo compuesto para ellos, gradualmente y según su inteligencia

(1939).

viernes, 20 de mayo de 2011

Introducción a los mandamientos de la Iglesia.

Primer mandamiento: Oír misa entera todos los domingos y fiestas de guardar.

El poder de imponer mandamientos lo recibió la Iglesia de Jesucristo, su divino fundador, el cual le encargó que dirigiese y gobernase a los fieles en su nombre.

La Iglesia nos ha impuesto preceptos:

-para ayudarnos a cumplir los mandamientos de Dios

-para animarnos a una vida piadosa y penitente y asegurar así nuestra eterna salvación.

La Iglesia nos manda oír misa los domingos y fiestas de guardar para facilitarnos el precepto natural y divino de santificar las fiestas.

La Iglesia nos manda oír misa para santificar las fiestas porque la Misa es el acto principal de nuestra santa religión y la acción más augusta de la Iglesia.

Este mandamiento obliga a los católicos o súbditos de la Iglesia desde los siete años y cesa de obligar por imposibilidad física o moral.

La Ley de la asistencia a la Misa exige la presencia corporal a la Misa entera con la debida intención y atención. La intención de oír misa tiene el que va a la Iglesia con este fin.

Pecan contra este primer precepto de la Iglesia:

-todos los que por culpa propia dejan de oír misa los domingos y fiestas de guardar

-los que faltan a parte notable de la Misa, como es: a) desde el principio hasta el ofertorio inclusive; b) desde el comienzo hasta el Evangelio y desde la comunión hasta el fin; c) desde el sanctus hasta la consagración; d) la consagración; e) desde la consagración hasta el Pater noster.

-los que la oyen mal, sea porque no asisten con la debida atención, o porque conversan, ríen o se portan con poca reverencia.

Ejemplos bíblicos: Asistencia al santo sacrificio: asiduidad de los primeros cristianos al santo sacrificio, a la predicación de los apóstoles y a la oración (Hechos II, 46; XX, 7). Santificación de las fiestas; fiestas de los israelitas (Exodo XII, XIII; Lev. XXIII); celo de Nehemías por la santificación de las fiestas (II Esdras VIII, 14-18); viaje de Jesucristo a Jerusalén para celebrar la Pascua (S. Lucas II, 41).

(1939).

jueves, 19 de mayo de 2011

Octavo mandamiento de la Ley de Dios.

No levantar falso testimonio ni mentir.

El octavo mandamiento nos prohíbe, directamente, el falso testimonio y la mentira; indirectamente, todo lo que pueda dañar al prójimo en su fama o en su honor.

Falso testimonio es declarar en juicio contra la verdad.

El falso testimonio es un pecado mortal contra la verdad, la religión y la justicia y el que incurre en él está obligado a retractarse y a reparar el daño ocasionado.

Mentira es la negación de la verdad. Es una palabra o signo por el cual se da a entender lo contrario de lo que uno piensa, con intención de engañar.

Hipocresía es una mentira de hecho y consiste en fingir exteriormente virtudes y sentimientos que no se tienen.

Además del falso testimonio se daña a la fama del prójimo, exteriormente con la detracción, interiormente con el juicio temerario.

Detracción es la difamación injusta del prójimo y puede ser por murmuración, calumnia y chisme.

Murmurar es descubrir faltas o defectos secretos del prójimo.

Calumniar es atribuir al prójimo defectos que no tiene o faltas que no ha cometido.

El chisme consiste en descubrir a una persona las palabras desfavorables que contra ella ha proferido otra.

Juicio temerario es formar una mala opinión de otro sin suficiente motivo.

Ejemplos bíblicos:

-Daniel confunde a los calumniadores de Susana (Daniel XIII, 49-59).

-Castigo de los falsos acusadores de Daniel (Daniel VI, 24).

-Eleazaro rehúsa salvar su vida por no mentir (II Macabeos VI, 21-28).

-Castigo de Giezi, criado de Eliseo (IV Reyes V, 20-27).

-Murmuradores castigados (Num. XIII, 26-34; XIV, 1-3 y 36-37).

-La mala lengua (Eclesiástico XXVIII, 15-30).

-El Señor condena los juicios temerarios (S. Mateo VII, 1-5).

-Castigo de Ananías y Safira (Hechos V, 1-11).

-Vicios de la lengua desenfrenada (Santiago III, 1-12).

(1939).

miércoles, 18 de mayo de 2011

De los mandamientos séptimo y décimo de la Ley de Dios.

No hurtar- No codiciar los bienes ajenos.

Los mandamientos séptimo y décimo tienen por fin proteger el derecho de propiedad.

El derecho de propiedad es legítimo puesto que está fundado en la facultad que Dios ha dado al hombre de hacer algo propio y de poder disponer de ello.

El derecho de propiedad se adquiere legítimamente por:

-por la primera ocupación de la cosa, por su hallazgo o invención y por el trabajo.

-por la accesión y por la prescripción.

-por la sucesión o herencia.

De cuatro maneras se toma injustamente lo ajeno: con el hurto, con la rapiña, con el fraude y con la usura.

Hurto es el acto por el cual se quita ocultamente lo ajeno contra la voluntad racional de su dueño.

Rapiña es apoderarse descubierta y violentamente de lo ajeno.

Fraude es hurtar con engaño.

Usura es exigir injustamente un interés excesivo por una cantidad prestada.

Se retiene injustamente lo ajeno:

-no restituyendo lo que se ha robado o adquirido con procedimientos injustos

-no pagando culpablemente las deudas y los salarios debidos

-teniendo escondidas las cosas con intención de no devolverlas.

Se puede perjudicar al prójimo en sus bienes de otras distintas maneras tales como: matar o herir a los animales que pertenecen a otro, estropear las cosas ajenas confiadas a nuestro cuidado, impedir a alguno una ganancia justa, ocasionar al prójimo pleitos o procesos faltos de base, etc.

El que ha robado o perjudicado al prójimo en sus bienes está obligado a restituir y reparar los daños causados.

Los herederos de bienes mal adquiridos están obligados a restituirlos.

Se debe restituir lo más pronto posible, porque cuanto más se tarde, tanto más grave es el daño.

El décimo mandamiento nos prohíbe el deseo de apropiarnos injustamente los bienes ajenos.

(1939).

martes, 17 de mayo de 2011

Mandamientos sexto y noveno de la Ley de Dios.

No fornicar-No desear la mujer de tu prójimo.

El sexto mandamiento nos prohíbe las acciones deshonestas y todo lo que conduce a la deshonestidad, como las malas compañías, las conversaciones indecentes y las lecturas y espectáculos inmorales.

La virtud contraria a la deshonestidad es la castidad.

La castidad es una virtud que nos inclina a abstenernos de los placeres ilícitos que radican en el cuerpo.

Sin la ayuda de Dios no podremos ser castos de cuerpo y espíritu.

Las causas interiores de la deshonestidad son:

-el orgullo o soberbia

-la intemperancia

-la ociosidad.

El noveno mandamiento nos prohíbe en general los pensamientos y deseos deshonestos voluntariamente admitidos, y en particular cuando son contrarios a la santidad del matrimonio cristiano.

La deshonestidad acarrea a quien es víctima de ella las más funestas consecuencias así de orden temporal como de orden espiritual.

La deshonestidad trae consigo:

-la pérdida de la paz, de la alegría y de la felicidad, patrimonio de las almas puras

-la ruina de la salud del cuerpo con las terribles enfermedades causadas por tales desórdenes

Los daños espirituales de la deshonestidad son:

-el olvido de Dios (1ª. Cor. II, 14)

-la ceguera de la mente

-el endurecimiento del corazón

-la pérdida de la fe

-la impenitencia final.

Para conservar la castidad no nos expondremos voluntariamente y temerariamente a las ocasiones de pecado y acudiremos a Dios en las tentaciones y peligros.

Ejemplos bíblicos: Castigos de la impureza: el diluvio (Génesis VI, 5-8; VII, 10-24). Las ciudades nefandas (Gen. XIX, 24-28). Castidad de José (Gén. XXXIX, 6-12). Virtud de Susana (Daniel XIII, 15-24).

(1939).


domingo, 15 de mayo de 2011

Jubiláte Deo, omnis terra.

INVITACION
*
Se invita cordialmente a Ud. y Familia a la
a la SANTA MISA de acuerdo al venerable
RITO ROMANO ANTIGUO
(en latín y con canto gregoriano)
correspondiente al
III Domingo después de Pascua
*
Domingo 15 de mayo de 2011
a las 17:00 hrs
Parroquia Santa Bárbara de Casablanca

sábado, 14 de mayo de 2011

Quinto mandamiento de la Ley de Dios.

No matar.

El quinto mandamiento nos prohíbe causar daño a la vida nuestra o del prójimo, así natural como espiritual.

El quinto mandamiento nos manda en cambio querer bien a todos, aun a los enemigos y reparar el mal corporal o espiritual causado al prójimo.

Se daña a la vida corporal nuestra o del prójimo con el homicidio, el suicidio, el duelo y los golpes o heridas.

Es tan grave pecado quitarse la vida o quitarla al prójimo porque el que tal hace usurpa un derecho divino.

El quinto mandamiento prohíbe también la fabricación y venta de bebidas, drogas o alimentos perniciosos.

Conducen al homicidio el odio, la envidia, las riñas y en general todos los pecados contrarios a la caridad fraterna.

Conducen al suicidio: el olvido de las verdades de la fe y la falta de confianza en Dios; ciertos vicios como la lujuria, la intemperancia y los juegos de azar que arruinan la salud y la fortuna.

Se daña la vida sobrenatural de nuestro prójimo con el pecado del escándalo.

Escándalo es toda acción o palabra menos recta que induce al prójimo a cometer el mal o le disuade de hacer el bien.

El pecado de escándalo es gravísimo porque atenta contra la vida de la gracia que es mucho más preciosa que la vida corporal.

Los escándalos más perniciosos son:

-la irreligiosidad o la indiferencia religiosa

-las conversaciones impías y deshonestas

-los trajes inmodestos

-los libros, grabados, revistas y periódicos contrarios a la religión o a las buenas costumbres

-las representaciones teatrales o cinematográficas en las que la religión, la virtud o la santidad del matrimonio no son respetadas.

Ejemplos bíblicos:

-Caín mata a su hermano Abel (Gen. IV, 3-8)

-Acab y Jezabel hacen morir a Nabot (III Reyes XXI, 5-15)

-Castigo de Jezabel (IV Reyes IX).

-Suicidio de Saúl (I Reyes XXXI 3-10)

-Castigo de Joab (III Reyes II 28-32)

-Abimelec mata a sus hermanos (Jueces IX 1-5)

-Su fin desastroso ( Jueces IX 50-57)

-El escándalo (S. Mateo XVIII 6-9)

-El perdón de los enemigos (S. Mateo V 45-48)

(1939).

viernes, 13 de mayo de 2011

Ntra. Señora de Fátima.

El 13 de mayo de 1917, hacia el mediodía, se apareció Nuestra Señora por vez primera a tres pastorcillos –Lucía, Jacinta y Francisco-, que habían llevado sus ovejas a pastar a una hondonada cubierta de carrascas y de olivos que los lugareños conocían con el nombre de Cova de Iría. La Virgen pidió a los niños que acudieran a aquel mismo lugar el día trece de cada mes, durante seis meses consecutivos. El mensaje que les irá desgranando la Señora es un mensaje de penitencia por los pecados que cada día se cometen, el Rezo del Santo Rosario por esta misma intención y la consagración del mundo a su Inmaculado Corazón. En cada aparición, la dulce Señora insiste en el rezo diario del Rosario, y les enseña una oración para que la repitan muchas veces, ofreciendo sus obras y en especial pequeñas mortificaciones y sacrificios: ¡Oh Jesús!..., por tu amor, por la conversión de los pecadores y en reparación de las ofensas hechas al Inmaculado Corazón de María.

En agosto, la Virgen prometió un signo público, visible por todos, como prueba de la veracidad de estos mensajes. (…) El 13 de octubre, tuvo lugar el llamado prodigio del sol (…) Nuestra Señora declaró entonces a los niños que era la Virgen del Rosario (…).

Una parte del mensaje de Fátima era el deseo de la Virgen de que se consagrara el mundo a su Inmaculado Corazón. ¿Dónde iba a estar más seguro el mundo? ¿Dónde vamos a estar nosotros mejor defendidos y amparados? Esta Consagración “significa acercarnos, por intercesión de la Madre, a la misma fuente de la Vida, que brotó en el Gólgota. Este manantial corre ininterrumpidamente, brotando de él la Redención y la gracia. Se realiza continuamente en él la reparación por los pecados del mundo. Este manantial es fuente incesante de vida nueva y de santidad” (Beato Juan Pablo II).

Pío XII (cuya ordenación episcopal había tenido lugar precisamente el 13 de mayo de 1917, el día de la primera aparición) consagró al Inmaculado Corazón de María el género humano y, especialmente, los pueblos de Rusia (31/10/1942. Juan Pablo II quiso renovarla, y a ella nos podemos unir nosotros: “Oh Madre de los hombres y de los pueblos, tú que conoces todos sus sufrimientos y esperanzas, tú que sientes maternalmente todas las luchas entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas que invaden el mundo contemporáneo, acoge nuestro grito que, como movidos por Espíritu Santo, elevamos directamente a tu corazón, y abraza con el amor de la Madre y de la Sierva este nuestro mundo, que ponemos bajo tu confianza y te consagramos, llenos de inquietud por la suerte terrena y eterna de los hombres y de los pueblos.

De manera especial ponemos bajo tu confianza y te consagramos aquellos hombres y naciones que necesitan especialmente esta consagración. Bajo tu protección nos acogemos, Santa Madre de Dios. ¡No deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades! ¡No deseches! ¡Acoge nuestra humilde confianza y entrega!” (13 de mayo de 1982).

Santa María, siempre atenta a lo que le pedimos, nos dejará que encontremos refugio y amparo en su Purísimo Corazón.

(Rvdo. P. Francisco Fernández Carvajal).

miércoles, 11 de mayo de 2011

Universae Ecclesiae

Cuarto mandamiento de la Ley de Dios.

Honrar padre y madre.

Dios nos manda en el 4to.mandamiento honrar a nuestros padres, es decir, amarlos, respetarlos, obedecerlos y socorrerlos.

Debemos especial amor y respeto a nuestros padres, porque después de Dios les somos deudores de la existencia y de innumerables beneficios.

Los hijos no estarían obligados a obedecer a sus padres, cuando estos mandasen algo contra Dios.

Los malos hijos faltan al socorro que deben a sus padres:

-si siendo pobres no los atienden convenientemente

-si los abandonan o descuidan en su vejez

-si en sus enfermedades no les aseguran con tiempo los auxilios de la Religión.

Después de nuestros padres debemos honrar también a nuestros parientes más cercanos a nuestros superiores.

Debemos honrar especialmente:

-al Romano Pontífice, Jefe Universal de la Iglesia y Vicario de Jesucristo

-al Obispo de la Diócesis

-al Sr. Cura y ayudantes de nuestra Parroquia.

Los discípulos deben respeto a sus profesores e inspectores, respeto, amor, obediencia y gratitud.

Los padres deben proveer a las necesidades de sus hijos, educarlos cristianamente, corregir sus malas inclinaciones y darles un buen ejemplo.

La autoridad civil debe procurar la efectiva observancia de las leyes que protegen los derechos de los ciudadanos y hacer respetar los principios de la Religión y la Moral.

Ejemplos bíblicos:

Honra a tus padres (Eclesiástico VII, 29-30; Proverbios I, 8-9).

Salomón honra a su madre (II Reyes II, 19).

José honra a su padre en vida (Gén. XLVI, 28-29) y después de muerto (Gén. L).

Tobías recomienda a su hijo que honre a su madre (Tobías IV, 3-5).

Obligaciones respectivas de los hijos y de los padres, de los criados y de los amos (S. Pablo a los de Efeso VI).

Conducta ejemplar de Samuel (I Reyes III, 3-10).

Ruina de la casa y de la familia de Helí (I Reyes II, 25-30).

Noé maldice a Cam (Gén. IX, 25).

Castigo de Absalón (II Reyes XVIII, 5-15).

Jesús estaba sumiso a sus padres (S. Lucas II, 51).

(1939).

martes, 10 de mayo de 2011

Tercer mandamiento de la Ley de Dios.

Santificar las fiestas.

Es justo y razonable dar un día al Señor, después de haber dado seis a los cuidados del mundo.

La santificación del domingo es una profesión pública de nuestra fe y un sustento para la vida de nuestras almas, a la vez que un descanso para el cuerpo, cuyas energías restaura para la conservación de la vida.

La parte positiva del precepto de santificar las fiestas, responde al fin del mismo, que es el aprovechamiento del alma. El descanso semanal nos ha sido impuesto para que nos ocupemos con más ahínco en la salvación del alma, y es sólo un medio para conseguir este fin.

La letra del precepto nos manda ocuparnos en obras santas los días de fiesta, y la Iglesia ha señalado la obra santa que debemos cumplir los días festivos, o sea la asistencia a la Misa, ordenada en el primer mandamiento de la Iglesia.

Pero el espíritu del precepto exige de nosotros que en las fiestas pensemos en Dios, aprovechándonos de la instrucción religiosa y progresando en el amor divino; conviene, pues, asistir, en cuanto sea posible, a otros oficios divinos, a la explicación del Evangelio y del catecismo, frecuentar los sacramentos y ocuparse en obras de piedad y caridad según el estado de cada uno.

No hay obligación de consagrar el día entero a los actos de religión y caridad, sino que puede emplearse lícitamente alguna parte en recreaciones honestas y cristianas.

Ejemplos bíblicos:

Observancia del sábado (Éxodo XVI, 23; XXXI, 12-17; XXXV, 1-3). Castigos impuestos en la antigua ley a los transgresores del sábado (Núm. XV, 32-56). Es lícito hacer obras buenas en el día del Señor (San Mateo XII, 1-13).

(1939).

lunes, 9 de mayo de 2011

El Buen Pastor.

“Ego sum pastor bunus: et cognósco meas, et cognóscunt me meae. Sicut novit me Pater, et ego agnósco Patrem: et ánimam meam pono pro óvibus meis. Et alias oves hábeo quae non sunt ex hoc ovíli: et illas opórtet me adducer, et vocem meam audient et fiet unum ovíle, et unus pastor” (“Yo soy el Buen Pastor, y conozco a mis ovejas, y las ovejas mías me conocen a Mí. Así como el Padre me conoce a Mí, así conozco Yo al Padre, y doy mi vida por mis ovejas. Tengo también otras ovejas que no son de este aprisco, las cuales debo Yo recoger, y oirán mi voz, y se hará un solo rebaño y un solo Pastor”. Sequéntia sancti Evangélii secúndum Joánnem 10, 11-16).
“La figura del buen pastor determina la liturgia de este domingo. El sacrificio del Pastor ha dado la vida a las ovejas y las ha devuelto al redil. Años más tarde San Pedro afianzaba a los cristianos en la fe recordándoles en medio de la persecución lo que Cristo había hecho y sufrido por ellos. (…) Los primeros cristianos manifestaron una entrañable predilección por la imagen del Buen Pastor, de la que nos han quedado innumerables testimonios de pinturas murales, relieves, dibujos que acompañan epitafios, mosaicos y esculturas, en las catacumbas y en los más venerables edificios de la antigüedad. La liturgia de este domingo nos invita a meditar en la misericordiosa ternura de nuestro Salvador, para que reconozcamos los derechos que con su muerte ha adquirido sobre cada uno de nosotros. También es una buena ocasión para llevar a nuestra oración personal nuestro amor a los buenos pastores que El dejó en su nombre para guiarnos y guardarnos.
“En su última aparición, poco antes de la Ascensión, Cristo resucitado constituye a Pedro pastor de su rebaño, guía de la Iglesia. Se cumple entonces la promesa que le hiciera poco antes de la Pasión: pero yo he rogado por ti para que no desfallezca tu fe, y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos. A continuación le profetiza que, como buen pastor, también morirá por su rebaño. (…) La imagen del pastor que Jesús se había aplicado a sí mismo pasa a Pedro: él ha de continuar la misión del Señor, ser su representante en la tierra. Las palabras de Jesús a Pedro –apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas- indican que la misión de Pedro será la de guardar todo el rebaño del Señor, sin excepción.
“Sobre el primado de Pedro –la roca- estará asentado, hasta el fin del mundo, el edificio de la Iglesia. La figura de Pedro se agranda de modo inconmensurable, porque realmente el fundamento de la Iglesia es Cristo, y, desde hora, en su lugar estará Pedro. De aquí que el nombre posterior que reciben sus sucesores será el de Vicario de Cristo, es decir, el que haces las veces de Cristo.
“El amor al Papa se remonta a los mismos comienzos de la Iglesia (…) Debemos rezar mucho por el Papa, que lleva sobre sus hombros el grave peso de la Iglesia, y por sus intenciones. Quizá podemos hacerlo con las palabras de esta oración litúrgica: Dominus conservet eum, et vivificet eum, et beatum faciat eum in terra, et non tradat eum in animam inimicorum eius: Que el Señor le guarde, y le dé vida, y le haga feliz en la tierra, y no le entregue en poder de sus enemigos. Todos los días sube hacia Dios un clamor de la Iglesia entera rogando “con él y por él” en todas partes del mundo. No se celebra ninguna Misa sin que se mencione su nombre y pidamos por su persona y por sus intenciones. El Señor verá también con mucho agrado que nos acordemos a lo largo del día de ofrecer oraciones, horas de trabajo o de estudio, y alguna mortificación por su Vicario aquí en la tierra”.
En este Domingo del Buen Pastor oramos filialmente por el querido Papa Benedicto XVI para que Dios le conceda vida y salud corporal y espiritual, para que siga, por mucho tiempo, guiando a la Iglesia Católica que El mismo le ha confiado. Rogamos al Señor para que libre al Sumo Pontífice de sus enemigos y le dé fortaleza para enfrentar los desafíos de cada día. “Gracias, Dios mío, por el amor al Papa que has puesto en mi corazón”, decía san Josemaría Escrivá; ojalá podamos decir esto cada día con más motivo. Este amor y veneración por el Romano Pontífice es uno de los grandes dones que el Señor nos ha dejado.
Y también en este Segundo Domingo después de la Pascua, no podemos dejar de encomendar al Señor, a Monseñor Jaime Astorga Paulsen, quien nos celebra la Sancta Missa en Casablanca en su Forma Extraordinaria, según el querer del Papa Benedicto XVI, en la Iglesia universal. En este día, oramos filialmente por Don Jaime, gran amigo y guía espiritual del Grupo de Fieles Laicos que promueve la Tradición Católica en Casablanca, bajo el amparo de Santa Bárbara, virgen y mártir. Monseñor Astorga con su ejemplo, sus palabras y desvelos apostólicos, es un fiel reflejo del Buen Pastor que da la vida por sus ovejas.
Que la Santísima Virgen nos lleve a acrecentar nuestro fidelidad al Supremo Pastor Benedicto XVI, y lleve con su mano de Mater et Magistra a feliz término los propósitos del querido Vicario de Cristo.

domingo, 8 de mayo de 2011

Santa Misa.

SANTA MISA
RITO ROMANO ANTIGUO
(en latín y con canto gregoriano)
correspondiente al
Domingo del Buen Pastor
8 de mayo de 2011
a las 17:00 hrs
*
Parroquia Santa Bárbara de Casablanca
*

sábado, 7 de mayo de 2011

Segundo mandamiento de la Ley de Dios.

“No jurar su santo nombre en vano”.

Debemos reverenciar el santo nombre del Señor y hablar siempre de Dios y de las cosas santas con profundo respeto, que se manifiesta pronunciando e invocando el santo nombre de Dios y de su único Hijo y Señor Nuestro Jesucristo con sentimientos de piedad y de veneración.

Pronunciar en vano el santo nombre de Dios no es propiamente un pecado mortal, pero sí una lamentable irreverencia cometida la más de las veces por una profunda ignorancia.

Para que haya blasfemia no es necesario que las palabras vayan directamente contra Dios; basta que se dirijan contra los santos o de las cosas sagradas.

Podemos distinguir la blasfemia de tres modos: 1º la blasfemia breve, o dicho grosero contra Dios, sus santos, y la blasfemia de discurso o conversación en que las ideas blasfematorias se expresan con palabras menos groseras; 2º la blasfemia hablada oescrita; 3º la blasfemia de maledicencia, negando las perfecciones de Dios o atribuyéndole lo contrario a su naturaleza; lablasfemia de irrisión, hablando de Dios y de sus atributos con desprecio y burla.

A la blasfemia de maledicencia puede referirse la imprecación o maldición para desear algún mal al prójimo o a sí mismo invocando la venganza divina sobre sí o sobre los demás.

Toda blasfemia pronunciada con advertencia es pecado mortal gravísimo.

Las promesas juradas hay que cumplirlas si lo prometido no es malo ni prohibido; pero no es lícito cumplir el juramento de cometer una acción mala, y en este caso se peca al jurar y se pecará al cumplir el juramento, porque nadie está obligado a ofender a Dios.

La Iglesia en virtud de los poderes recibidos de Jesucristo, puede dispensar los juramentos.

La guarda de los votos es un deber sagrado, siempre que no haya imposibilidad de cumplirlos. Faltar a los votos, es pecado grave o leve según la materia del voto y la intención del que lo hace.

La obligación del voto puede cesar por varias causas y entre ellas por la dispensa y la conmutación. La Iglesia que recibió de Jesucristo el poder de atar y desatar puede dispensar los votos o conmutarlos por otras obras buenas.

Ejemplos bíblicos: Castigo del blasfemo (Levítico XXIV, 10-16). Severo castigo que San Pablo impone a dos blasfemos (I Tim. I, 20). Juramento de Herodes (S. Mateo XIV, 6-10). Voto de Ana, madre de Samuel (I Reyes I, 11).

(1939).