jueves, 11 de abril de 2013

San León Magno.


Papa y Doctor de la Iglesia
n. hacia el año 400 en Toscana, Italia;
† 11 de abril de 461 en Roma, Italia
SAN LEÓN MAGNO, Papa y Doctor de la Iglesia
De vuestra boca no salga ningún discurso malo
sino los que sean buenos para edificar en la fe,
a fin de dar gracia a los que oyen.
(Efesios 4, 29)
El gran San León sobrepujó a todos sus contemporáneos en prudencia, en elocuencia y en virtud. Su mérito lo elevó al sumo pontificado; su elocuencia triunfó de Atila, que se disponía a saquear a Roma: su sola palabra detuvo al conquistador y lo hizo retroceder. Su principal cuidado fue combatir la herejía, propagar el Evangelio por sus predicaciones y escritos y reformar el clero. Murió en el año 461.
MEDITACIÓNSOBRE LAS CONVERSACIONES
I. Se ha de desterrar de las conversaciones toda palabra que pueda herir a la caridad, a la pureza o a la cortesía. Estos puntos abarcan todas las faltas que puedes cometer en tus conversaciones. Nunca hagas tu propio elogio; no censures a los demás; nada digas que pueda avergonzar a los que te escuchan o afligir a tu ángel custodio. Reflexiona sobre estas tres clases de defectos: ¿ninguno tienes?
II. Conversa con entera franqueza de las cosas de Dios con tu director espiritual o con alguna otra persona piadosa y sabia. A veces estas conversaciones te inspirarán más tiernos sentimientos de devoción que los que experimentas en tus oraciones. Tanto gustas de hablar de tus negocios, y ya que el de tu salvación es el mayor de todos, ¿por qué no hablas de él alguna vez, para comunicar a los otros los buenos sentimientos que Dios te inspira y para aprovecharte de sus luces?
III. Debes ponerte de parte de Jesucristo si, en la conversación, alguien habla mal de las cosas santas, o en chiste, o pone en duda algún artículo de la fe o murmura de un ausente. No te avergüences entonces de declararte abogado de Jesucristo; habla valientemente, pero siempre con discreción: Dios te inspirará lo que debas decir. Si alguien habla mal de algún amigo tuyo, asumes su defensa; si se trata de Jesucristo o de alguno de sus servidores, te quedas mudo. Seríamos más felices si pusiéramos tanto esmero en agradar a Dios como a los hombres, y si temiéramos tanto desagradar al Creador como a la creatura (San Paulino).
Celo por la gloria de Dios.
Orad por el Papa.
ORACIÓN
Pastor eterno, mirad con benevolencia a vuestro rebaño y guardadlo con protección constante por vuestro bienaventurado Sumo Pontífice León, a quien constituisteis pastor de toda la Iglesia. Por J. C. N. S.
Fuentes:
- Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. - Tomo II; Patron Saints Index.

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