sábado, 4 de septiembre de 2010

Visitas al Santísimo Sacramento XXII.

Oh Jesús, que un día curaste al enfermo de la mano seca, cura mis manos secas por el pecado:
-Haz que sean manos puras, no manchadas con sucios pecados.
-Haz que sean manos limosneras, y no empobrecidas con el dinero del avaro.
-Haz que sean manos caritativas, y no marcadas con injusticias y daños.
-Haz que sean manos afanosas, ennoblecidas por el trabajo.
-Haz que sean manos suplicantes, que se levantan unidas al cielo y ante el Sagrario.
-Haz que sean manos apostólicas, para escribir y propagar tu nombre sacrosanto, y semejantes a las tuyas sacerdotales, que bendecían, consagraban y perdonaban los pecados.
*
Oh Jesús, que un día dijiste: “Bienaventurados los que lloran”:
-Que mis ojos derramen lágrimas de contrición para que se purifique mi alma.
-Que derramen lágrimas de resignación, para que se alivie mi alma.
-Que derramen lágrimas de compasión, para que se ablande mi alma.
-Que derramen lágrimas de agradecimiento, para que se enardezca mi alma.
-Que derramen lágrimas de alegría, para que se anime mi alma.
-Que derramen lágrimas de amor, para que se enamore de ti mi alma.
*
Oh Jesús, me parece que estás en el Sagrario como un día sobre el pesebre:
-Que yo haga mullida la dureza de las pajas con la ternura de mi cariño y entusiasmo.
-Que yo caliente el frío de tus miembros ateridos con el ardor de mi celo abrasado.
-Que yo seque las lágrimas de tus ojos con el llanto doloroso de mis pecados.
-Que yo alegre la soledad en que te abandonan, acompañándote como San José y tu Madre te acompañaron.
-Que yo ahuyente el olvido en que te hallas, como los ángeles, con la alabanza de mis labios.
-Que yo alivie la pobreza en que vives, ofreciéndote el tesoro de mis buenas obras, como los pastores y los magos.
(R. P. Saturnino Junquera, S.J.)

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