lunes, 24 de mayo de 2010

Accesorios y adornos del Altar.

Los manteles.
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El altar debe estar cubierto por tres manteles de lino, para evitar los inconvenientes de una efusión accidental de la Preciosa Sangre. El mantel superior debe caer por los lados hasta tocar el pavimento. Los tres manteles, que recuerdan los tres días en que el cuerpo del Señor permaneció en el sepulcro y los lienzos con que fue amortajado, han sido prescritos por la Iglesia, además de la razón dada, porque el altar es la Mesa del Señor, sobre la que se colocan los alimentos más preciosos. Fuera de las funciones litúrgicas en que se ocupa el altar, debe recubrírsele con un tapiz.
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El frontal.
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Si el frontis del altar no es de mármol o no es suficientemente adornado debe llevar el antipendium o frontal, que es un bastidor, recubierto de tela del color litúrgico del día.
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El tabernáculo.
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En el Santo Sacrificio de la Misa, el pan y el vino se convierten en Jesucristo, cuyas delicias son habitar entre sus hermanos, para derramar sus favores y bendiciones: para permanecer día y noche en los templos, Jesús vive en el tabernáculo.
El tabernáculo o sagrario, es una caja de madera, mármol o metal, destinada a guardar el Santísimo Sacramento. Su nombre recuerda el Tabernáculo de Moisés, que guardaba el Arca de la Alianza. El tabernáculo debe tener una puertecita cerrada con llave, y ha de estar tapizado interiormente con seda blanca, y ha de haber un corporal, sobre el que se dejan los copones. Cuando el Santísimo está reservado se coloca ante su puerta una cortina de color blanco, o del color litúrgico del día; las cortinas no pueden ser negras.
El tabernáculo está ubicado al medio del altar y forma un solo todo con el retablo; su origen se remonta sólo al siglo XVI.
Desde los primeros tiempos se reservaba la Santa Eucaristía, principalmente para los enfermos. Los primeros tabernáculos para la reserva fueron la paloma eucarística, la torrecilla, la píxide, la copa y el ciborio. Estos vasos se suspendían del baldoquino, o se guardaban en un nicho del ábside o en la sacristía; cuando cayó en desuso el baldoquino, la paloma o cofre se colgó de la encorvadura de un báculo, sujeto al altar.
El arte cristiano ha estampado en el Sagrario expresivos símbolos: el pelícano que se desentraña por sus hijos y el Buen Pastor que lleva a la oveja sobre sus hombros, la Cruz, signo de la Redención, el Cordero Inmaculado, el Cáliz con la Sagrada Hostia, etc.

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