sábado, 22 de septiembre de 2012

MEDITACIÓN SOBRE LA MISERICORDIA DE DIOS.


I. Dios es la bondad misma: hace sentir a todas las creaturas los efectos de su misericordia. Imita este atributo de Dios: haz bien a todos, pero hazlo por amor de Dios. Si en tus buenas obras tienes puesta la mira en la alabanza de los hombres, pierdes la recompensa que Dios te preparaba. Con el fin de imitar vuestra infinita misericordia quiero yo, oh Dios mío, en cuanto esté en mi poder, aliviar las miserias de mi prójimo.
II. Dios ejerce su misericordia, en primer lugar, con sus amigos: Él los ha predestinado desde toda la eternidad; y todo lo que les sucede, Él lo vuelve para el bien de sus almas. Si caen en alguna falta leve, lejos de abandonarlos, espera su arrepentimiento, los urge a levantarse de sus caídas. ¿Eres tú del número de sus amigos? Interroga tu conciencia y trabaja por ganarte esta amistad. Nada más fácil. No hay dificultad allí donde basta querer (San Crisólogo).
III. No es menos admirable Dios en su conducta para con los pecadores. Él ama sus almas, que ha redimido con su sangre; no hay pecado que no esté dispuesto a perdonar, siempre que ellos hagan penitencia: los espera, los solicita, los previene con sus gracias. ¡Oh Dios, vuestra misericordia es infinita; desventurado quien la desprecia!No desprecies la misericordia de Dios, si no quieres experimentar los efectos de su justicia (San Bernardo).

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