jueves, 3 de mayo de 2012

INVENCIÓN O HALLAZGO DE LA SANTA CRUZ.


14 de septiembre de 326, gracias a Santa Elena
INVENCIÓN O HALLAZGO DE LA SANTA CRUZ
Quien no carga con su cruz
y me sigue no es digno de mí.
(Mateo 10, 38)
El emperador Constantino había visto una cruz en el cielo, en la cual estaban escritas estas palabras: CON ESTE SIGNO VENCERÁS; en efecto, derrotó totalmente al tirano Majencio. Santa Elena, su madre, en agradecimiento de este favor, dispuso se hiciesen búsquedas en Jerusalén para dar con la verdadera cruz. Descubriéronse tres. Un milagro dio a conocer con certeza cuál era aquélla de la que pendiera el precio de nuestra redención. La santa hízole construir un templo magnífico. Hoy celebra la Iglesia el hallazgo o invención de este adorable tesoro.
MEDITACIÓN
SOBRE TRES CLASES DE PERSONAS
QUE ENCUENTRAN LA CRUZ
I. Algunas personas se empeñan en evitar las cruces, pero sin poder lograrlo: son los pecadores y los voluptuosos. Siempre en busca de placeres, no encuentran en su camino sino tristeza y aflicción de espíritu. ¿Por qué esto? Porque el hombre que no busca a Dios jamás está contento; sus deseos y sus pasiones lo atormentan, y Dios mismo se complace en enviarle sufrimientos para desasirlo de las creaturas y volverlo a Él. El pecador no puede ser dichoso, porque donde no hay virtud no hay verdadera dicha (Salviano).
II. Otros hay que buscan las cruces y las mortificaciones y que, en efecto, las encuentran. Es lo que sucede a los que comienzan a servir a Dios; no tienen todavía bastante valor ni suficiente amor de Dios que les haga encontrar dulces y agradables las aflicciones: sienten aún las asperezas y la amargura. ¡Dichosos si continúan en este arduo ejercicio de la mortificación sin desanimarse!
III. Las almas santas buscan las cruces con diligencia, pero no las encuentran. San Francisco Javier las deseó en aumento progresivo; pidió Santa Teresa padecer o morir; y, como San Pablo, superabundaron de gozo en medio de sus aflicciones. Es que el prolongado sufrimiento, su amor a Dios y el consuelo que el Señor difunde en sus almas, los hace felices en este mundo mientras ellos buscan la felicidad del cielo. Persiguen la dicha y ya son dichosos; la buscan y ya la encontraron (San Euquerio).
El amor a la cruz.
Orad por los infieles.
ORACIÓN
Oh Dios, que en el hallazgo maravilloso de vuestra cruz salutífera, habéis renovado los milagros de vuestra Pasión, haced que adquiramos, por el valor de este árbol de vida, la recompensa de la vida eterna. Por J. C. N. S.

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