viernes, 15 de abril de 2011

Viernes Santo (II).

La Misa de los presantificados.

La Misa de los presantificados es la última parte de los Oficios del Viernes Santo. Se le ha dado el nombre de Misa, aun cuando en realidad no lo es, por no haber consagración y, por consiguiente, sacrificio, porque las ceremonias y ritos han sido tomados de la Misa, y llámase de presantificados, porque la Hostia se consagra el día antes, esto es, se preconsagra o presantifica.

La Iglesia no ofrece el sacrificio el Viernes Santo, porque no quiere representar místicamente sobre el altar la Pasión del Señor, cuyo aniversario celebra en ese día.

Al terminar la adoración de la Cruz, se encienden las velas del altar y el oficiante con los ministros y acólitos se dirigen en silencio al Monumento. El sacerdote, después de incensar el Santísimo Sacramento, lo toma con el paño humeral y procesionalmente lo conduce al altar, mientras se canta el himno de la Santa Cruz, Vexilla Regis.

Terminada la procesión, el celebrante coloca sobre el altar el cáliz con la Hostia consagrada, lo descubre y deja la Hostia sobre los corporales, vierte en el cáliz un poco de vino y agua; inciensa la Oblata, purifica sus dedos en silencio, se vuelve al pueblo y dice Orate frates…, a lo que nada se contesta; canta en seguida el Pater noster, eleva sobre la patena la Hostia, la divide en tres partes, como en la Misa, dice la tercera oración antes de la Comunión, y el Dómine non sum dignus; finalmente comulga, hace las abluciones, cubre el cáliz y se retira a la sacristía.

Sábado Santo.

El Sábado Santo conmemora la Iglesia la sepultura del cuerpo del Señor y el descendimiento de su alma santísima a los infiernos. Los oficios que actualmente se celebran en este día, se celebraban en tiempos antiguos en la noche del Sábado y en la madrugada del Domingo.

La liturgia de este día nos pide que tengamos los mismos sentimientos de las santas mujeres, y que sepultemos para siempre nuestros pecados.

Las principales ceremonias de este día son: la bendición del fuego nuevo, y de los cinco granos de incienso, la bendición del cirio pascual, las profecías, la bendición de la pila bautismal, la Misa de Gloria y las Vísperas solemnes dentro de la Misa.

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