domingo, 21 de noviembre de 2010

Caelum et terra transíbunt, verba autem mea non praeteríbunt.

+ Continuación del Santo Evangelio según San Mateo (XXIV, 15, 35)
En aquel tiempo: Dijo Jesús a sus discípulos: Cuando viereis que la espantosa abominación anunciada por el profeta Daniel está en el Lugar santo (lector ten cuidado); entonces los que estén en Judea huyan a los montes; y el que en el tejado, no baje a tomar nada de su casa; y el que en el campo, no vuelva a tomar su vestido. Mas ¡ay de las mujeres encinta, o de las que crían en aquellos días! Rogad que vuestra huida no suceda en inverno o sábado. Porque habrá entonces gran tribulación, cual no se vio desde el principio del mundo, ni la habrá jamás. Y, si no se abreviaran aquellos días, nadie se salvaría; mas en gracia a los elegidos, se abreviarán aquellos días. Entonces si se os dice: Mirad, el Cristo está aquí o allí, no le créais. Porque surgirán falsos Cristos, y falsos profetas, y obrarán grandes señales y prodigios, hasta engañar (si pudiera ser) aun los escogidos. Ya estáis prevenidos. Si, pues, os dijeren: Mirad que está en el desierto, no salgáis; mirad que está en las cavernas, no lo créais. Porque como relámpago sale de Oriente y brilla hasta el Occidente, así será también la venida del Hijo del hombre. Donde estuvieren el cadáver, allí se juntarán las águilas. Después de los días de tribulación, el sol se oscurecerá, la luna no dará su luz, las estrellas caerán del cielo, y las virtudes de los cielos se agitarán. Entonces aparecerá la señal del Hijo del hombre en el cielo; entonces plañirán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo, con gran poder y majestad. Y enviará sus ángeles con trompetas y voz potente, y reunirán a sus escogidos de los cuatro vientos, de un extremo de los cielos al otro. Entended esta comparación tomada de la higuera: cuando sus talos están tiernos y las hojas han brotado, sabéis que está cerca el verano; pues así, cuando viereis todo esto, sabed que el acontecimiento está cerca, a la puertas mismas. En verdad os digo, no pasará esta generación sin que todo esto suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.


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