lunes, 5 de marzo de 2012

Pusillus Grex.


Breve Reseña



Por: Christian Velásquez Cabrera


Como chileno y católico que soy me enorgullezco enormemente que una hija de esta tierra, haya escrito una novela sobre las postrimerías siguiendo el derrotero de quien fue en Chile uno de sus precursores. Me refiero específicamente al Padre Manuel Lacunza, que escribió “La Venida del Mesías en Gloria y Majestad”. Han pasado ya algo más de dos siglos, pero el tema sobre el milenismo o milenarismo aún sigue vigente en un pequeño grupo de chilenos.

Lo curioso de todo esto es, que quienes investigan el tema, no son los eruditos de Órdenes Religiosas, que por lo demás, parecen haberse extinguido hace bastante tiempo. Menos aún, son las universidades, cuna natural donde se debiera pregonar la verdad, pero que no se hace, porque se ha hecho un abandono de ella por un pragmatismo de tipo mercantil. El báculo de la verdad, ha sido traspasado de los sabios del pasado, a los cristianos humildes de los últimos tiempos, porque fue escrito precisamente para ellos, con el fin de iluminarlos cuando la hora de la Gran Tribulación finalmente llegue.


Nuestro Señor ilumina con la gracia aún en la oscuridad del mundo a todas aquellas almas de buen voluntad. Invita a todos, porque es un Dios justo y misericordioso, a la conversión y al sacrificio; empero, no son todos le siguen.Veamos cómo nos puede ilustra al respecto la siguiente parábola: “El reino de los cielos es semejante a un rey que celebró las bodas de su hijo. Y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas, mas ellos no quisieron venir. Entonces envió a otros siervos, a los cuales dijo: Decid a los convidados: Tengo preparado mi banquete; mis toros y animales cebados han sido sacrificados ya, y todo está a punto: venid a las bodas. Pero, sin hacer caso, se fueron el uno a su granja, el otro a sus negocios. Y los restantes agarraron a sus siervos, los ultrajaron y los mataron. El rey, encolerizado, envió a sus soldados, hizo perecer a aquellos homicidas, y quemó su ciudad. Entonces dijo a sus siervos: “Las bodas están preparadas. Id, pues, a las encrucijadas de los caminos, y a todos cuántos halléis, invitadlos a las bodas”. Salieron aquellos siervos a los caminos, y reunieron a todos aquellos cuantos hallaron, malos y buenos, y la sala de las bodas quedó llena de convidados. Mas cuando el rey entró para ver a los comensales, notó a un hombre que no estaba vestido con el traje de boda. Díjole: “Amigo,¿ Cómo has entrado aquí sin tener el traje de boda?” Y él enmudeció. Entonces el rey dijo a sus siervos: “Atadlo de pie y manos, y arrojadlo a las tinieblas de afuera: allí será el llanto y el rechinar de dientes. Porque muchos son llamados, mas pocos los escogidos” Mt. 22, 2-14

La parábola parte haciendo alusión a que el Reino de los Cielos se parece a la celebración de las bodas del hijo de un rey. A esta boda estaban invitados las personas más ilustres del reino, vale decir, el pueblo de Israel, quien rechazó dicha invitación. Los siervos del rey que en la antigüedad correspondía a sus profetas- luego del rechazo de los primeros invitados-fueron reemplazados por los apóstoles y sus sucesores. Estos últimos siervos, no pararon de invitar a las bodas a cuantos se les cruzaron por el camino. Ellos recorrieron continentes enteros buscando a nuevos comensales. A tal extremo llegó su celo por su Señor, que rubricaron con su sangre para cumplir el propósito de su misión.

Pero luego de transcurrir cerca de dos mil años de una cadena sucesiva de siervos que habían cumplido a cabalidad su misión, estos últimos empezaron a prevaricar, por lo que la cantidad de los comensales comenzó a disminuir. Ya nadie se acordaba de las bodas del hijo del Rey, ya ni siquiera se las pregonaba.

Ante tanto silencio, el Rey de Reyes, EL Señor de Señores, inspiró a ciertos hombres para que se acordaran de las profecías, para que las hicieran explícitas, a fin de que éstos recobraran las esperanzas en que el Señor pronto vendrá. Pusillus Grex fue escrito para llevar esperanzas a todas aquellas almas que en el momento de la tribulación ya la han perdido o la están por perder. Es por ello, que la profecía ha sido injertada en medio de una serie de procesos ideológicos ateos de la sociedad del siglo XXI, para que quede muy claro que la profecía no es un vestigio teológico de la antigüedad, sino que tiene la más absoluta vigencia.

La Iglesia católica va a permanecer hasta el fin de los tiempos, es indestructible por promesa divina. Dios la va a sostener a pesar de que el mundo la vea extinguida y derrotada. Pusillus Grex muestra muy bien esto, la
Divina Providencia juega un rol crucial en este mantenimiento de la Iglesia, en especial, con su pequeño rebaño que permanece fiel a la verdad de Dios. Nada va ocurriendo por azar en Pusillus Grex, todo detalle por muy insignificante que parezca, está dispuesto para los planes de Dios, puesto que Dios elije a quien quiere. Dios elije lo peor del mundo para confundir al mundo. Dios cumple sus promesas, y las cumple con los que Él elije, usa medios humanos que no todos saben reconocer. No todos tienen oídos para escuchar a los profetas, ni todos tienen vista para ver las señales del siglo, más el que quiera ser salvo, deberá amar la verdad hasta dar su vida si Dios se lo pide.

Los cristianos actuales, se han olvidado de la Segunda Venida de Nuestro Señor Jesucristo, y se han olvidado porque sus pastores ya no la predican, el católico actual ya no espera a Cristo, el católico actual vive como si Dios no existiera. Pusillus Grex fue escrito para la Mayor Gloria de Dios, fue escrito para decirle al mundo que Cristo vuelve, cuando el mundo menos lo espere. Aquí no existe ni la soberbia ni un carácter pretencioso de parte de su autora, sólo se quiere aportar con un granito de arena toda la gran obra esjatológica de grandes autores a lo largo de los siglos.

El Padre Manuel Lacunza y Díaz fue uno de los que resucitó en Chile una posición teológica que había sido abandonada por siglos en la Iglesia Católica, el llamado milenarismo, que es tomado del capítulo XX, del Apocalipsis de San Juan: “Y vi un ángel que descendía del cielo y tenía en su mano la llave del abismo y una gran cadena. Y se apoderó del dragón, la serpiente antigua, que es el Diablo y Satanás, y lo encadenó por mil años, y lo arrojó al abismo que cerró y sobre el cual puso sello para que no sedujese más a las naciones, hasta que se hubiesen cumplido los mil años, después de lo cual ha de ser soltado por un poco de tiempo. Y vi tronos; y sentáronse en ellos, y les fue dado juzgar, y vi a las almas de los que habían sido degollados a causa del testimonio de Jesús y a causa de la palabra de Dios, y a los que no habían adorado a la bestia ni a su estatua, ni habían aceptado la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años. Los restantes de los muertos no tornaron a vivir hasta que se cumplieron los mil años. Esta es la primera resurrección!

Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección! Sobre éstos no tiene poder la segunda muerte, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, con el cual reinarán los mil años.”Ap. 20, 1-6 San Jerónimo influyó en el pensamiento de San Agustín para hacer de este capítulo una interpretación de tipo alegórica- por respeto a San Jerónimo- y no literal como lo habían hecho muchos de los primeros padres y el joven San Agustín. El Hiponense inclinó su postura hacia la interpretación alegórica siendo seguido por la Iglesia en el transcurso de los siglos. Si bien la Iglesia no ha condenado el milenarismo espiritual, ya que no puede hacerlo porque era sostenido por los primeros padres, ha preferido dejar el tema sin una resolución definitiva.

Los grandes referentes sobre el milenarismo sudamericano son los padres jesuitas Manuel Lacunza y Leonardo Castellani, por lo que Pusillus Grex viene a ser una pequeña pulga parada sobre los hombros de dos gigantes.

Finalmente, quisiera terminar esta breve reseña dando gracias a Dios que todavía existen cristianos que se atreven a expresar su pensamiento en medio de la inercia y el parasitismo de una parte importante de los intelectuales.

Pusillus Grex es el pequeño megáfono que le grita a los oídos de los hombres del siglo XXI.


Para conocer más acerca de esta obra puede escribir aquí



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