viernes, 25 de abril de 2014

Cardenal Raymond Burke

Los redaños de un cardenal

"Por lo que algunos dicen, hablamos demasiado del aborto o de la integridad del matrimonio formado por hombre y mujer. Nunca hablaremos lo suficiente de estas cuestiones". 
(Cardenal Raymond Burke)
El pasado día 16 de diciembre el Papa Francisco dio a conocer las confirmaciones, los nombramientos y las bajas en la Congregación de Obispos. Entre estas últimas figuraban las de cardenales cercanos a cumplir 80 años (Meisner, Hummes, Cordes o Rodé), pero llama la atención especialmente, el estadounidense Raymond Leo Burke, que permanece como Prefecto de la Signatura Apostólica, la instancia judicial suprema de la Santa Sede. Sin embargo, con tan sólo 65 años, ha sido apartado de la decisiva Congregación que estudia los futuros nombramientos episcopales.

El cardenal Burke es una autoridad mundial en Derecho Canónico. Condujo las diócesis donde estuvo destinado -primero La Crosse (Wisconsin) y luego St. Louis (Missouri)- con una pasión inquebrantable hacia la integridad de la doctrina católica encarnada en las palabras del mismo Jesucristo. Por ello seguramente, los progres americanos lo siguen considerando como uno de sus mayores adversarios. Todavía ahora le recriminan con toda desfachatez su devoción al celebrar la Santa Misa y su conciencia de la responsabilidad que implica ser Cardenal de la Iglesia.  No olvidan cómo, en el ejercicio de su autoridad pastoral, despidió inmediatamente a un profesor de religión y a una hermana de la Caridad por haber asistido a la sacrílega ceremonia ¡de la “ordenación” de una mujer!

El pasado 12 de diciembre -cuatro días antes de su remoción- el cardenal Burke fue entrevistado porEternal Word Television Network (EWTN), la cadena católica de mayor difusión dentro y fuera de EE UU y fundada por la Madre Angélica. En la entrevista, de unos 25 minutos de duración, monseñor Burke marcaba distancias con la “propuesta” del Papa de que la Iglesia vaya a lo esencial y no se desgaste en la reiteración de la doctrina moral sin darle sentido. A ello Burke replicaba: “No sé con seguridad por qué mencionó eso. Se tiene la impresión, o al menos los medios lo interpretan así, de que él piensa que nosotros estamos hablando mucho sobre el aborto, mucho sobre la integridad del matrimonio como unión entre un hombre y una mujer; pero nunca podemos hablar suficiente sobre ello cuando en nuestra sociedad la vida humana, inocente e indefensa, está siendo atacada de la manera más salvaje. Se trata literalmente de una masacre de niños no nacidos, que ahora se extiende a la eliminación de embriones. Nunca llegaremos a hablar suficientemente de esto”. 

En otro momento se le preguntó si no habría considerado “aliviar” la prohibición de administrar la comunión a los políticos católicos que aprueban el aborto  , a lo que el Cardenal contestó:“Pensé en ello luego de recibir críticas muy severas, tanto en el momento en que insistía con la aplicación de esta disciplina, como también en otras situaciones. Pero tengo que decir que al pensar nuevamente en la disciplina en sí misma, uno advierte la perfecta consistencia que tiene desde San Pablo, desde los primeros años de la Iglesia. En efecto, es tan coherente que no me puedo sentir mal por ello. La pregunta que me hago es: ¿por qué no hay más gente que lo advierta? Porque yo no me considero ningún genio o alguien con una visión especial. Esto es algo elemental para nuestra fe. La Santa Eucaristía es la más sagrada realidad. Es el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo. Y yo simplemente ni debería acercarme a comulgar en estado de pecado mortal, ni debería administrar la Sagrada Comunión a alguien que está en esta situación”. 

Cuando le preguntaron sobre la reforma de la curia romana, el cardenal afirmó:”No me queda del todo claro qué resultado dará esta reforma… de todos modos no puedo imaginar que, en alguna forma, no esté en continuidad con la Constitución Apostólica Pastor Bonus, que rige la curia desde Juan Pablo II; porque la Iglesia es un cuerpo orgánico, y el servicio de la curia romana es parte de la naturaleza misma de la Iglesia y debe ser respetado. No puedo imaginar una forma completamente distinta. No tiene sentido.” 

Y sobre la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, el documento programático del papa Francisco, Burke opinaba que “a mí me parece que el Santo Padre declaró claramente, al principio del documento, que eran unas reflexiones, de modo que no podrían considerarse parte del Magisterio. Se trata de sugerencias, líneas de acción… la exposición de un programa. No sé exactamente cómo podría clasificarse este documento, pero no creo que se lo pueda considerar parte del Magisterio”.

El cardenal Burke no ha sido nunca un obispo de guardarropía. Es un verdadero líder, un pastor que siempre ha conducido a ese pueblo católico que sabe reconocer la voz del Supremo Pastor en la persona de un ministro fiel y decidido: un pastor que inequívocamente huele a oveja. Siendo arzobispo de Saint Louis (Missouri)dirigió personalmente las concentraciones provida frente a un abortorio del centro de la ciudad.  En una de sus homilías en la Catedral, el entonces arzobispo Burke describió la lucha a favor de la vida como "una batalla contra Satanás y sus secuaces." Luego anunció: "Oramos por los padres que están pensando en la traición de su paternidad a través del aborto." El grupo de fieles salió de la Catedral de St. Louis y caminó en procesión las cinco manzanas hasta la clínica abortista de Planned Parenthood, mientras el Rosario era dirigido por el Arzobispo al frente de la manifestación. Es que monseñor Burke no se conformaba con oler a oveja, sino que además salía a ¡defenderlas! 

Sus intrépidas palabras todavía resuenan en los muros de la Catedral de Saint Louis y en los oídos de aquellos que, al contrario que Poncio Pilato, (cf. Jn 18, 38) saben qué es la Verdad: "Hay una tendencia a aceptar las relaciones entre personas del mismo sexo porque no queremos enfrentarnos con la vergüenza y el dolor de reconocer la atracción hacia el mismo sexo como algo desordenado. El hecho de que nuestra cultura americana cada vez más no haga ninguna distinción entre la atracción del mismo sexo y la atracción heterosexual, no justifica nuestra incapacidad para hacer la distinción. Debemos respetar en su integridad el regalo de la vida humana que Dios nos concede y ayudar a otros a alcanzar la perfección a la que estamos llamados como verdaderos hijos de Dios”. ¿No es éste uno de esos testigos humildes y valientes del Evangelio, sin miedo a nada ni a nadie, confiados tan sólo en el Juicio de Dios?: Que la gente sólo vea en nosotros servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. Ahora, en un administrador, lo que se busca es que sea fiel. Para mí, lo de menos es que me pidáis cuentas vosotros o un tribunal humano: mi juez es el Señor” (1Co 4,1)Y es que Él nunca abandona a su pueblo. 

Custodio Ballester Bielsa, pbro.
www.sacerdotesporlavida.es
 

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