miércoles, 1 de enero de 2014

Die Octavae Nativitatis Domini

La liturgia de hoy celebra como tres fiestas juntas:
1. La primera es la que los Sacramentarios antiguos designan con el título de "En la Octava del Señor". Hace ya ocho días que Jesús nació.
2. La segunda fiesta nos recuerda que, si tenemos a Jesús, después de Dios se lo debemos a María.
3. La tercera fiesta es la de la Circuncisión. Moisés impuso en nombre de Dios ese rito purificatorio, imagen del Bautismo, a todos los israelitas varones el día octavo de su nacimiento (Evangelio). Era una figura del Bautismo, por el cual el hombre es espiritualmente circuncidado. "Veis, dice San Ambrosio, cómo toda la Ley Antigua fue imagen del futuro: porque la circuncisión significa la expiación de los pecados. El que es circuncidado espiritualmente por la poda de sus vicios es juzgado digno de las miradas del Señor" (Maitines). Esa sangre divina fue la primera que vertió el Señor y Salvador nuestro para lavar con ella nuestras almas, y así nos inculca la Iglesia como hemos de cortar todo brote vicioso que en nosotros veamos. "Jesucristo se entregó a Sí mismo para redimirnos de toda iniquidad y purificarnos" (Epístola). "Dígnate, Señor, purificarnos mediante estos santos Misterios, y esta comunión nos purgue de nuestros pecados" (Oraciones Secreta y Poscomunión).
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