miércoles, 6 de noviembre de 2013

San Leonardo

Confesor
† hacia el año 559
Patrono de los cautivos y prisioneros de guerra; herreros; cerrajeros; porteros; mineros; verduleros; tenderos; partos; caballos.
Protector contra robos y asaltos; ladrones y atracadores.
SAN LEONARDO, Confesor
La paz mía os doy,
no os la doy yo como la da el mundo.
(Juan 14, 27)
San Leonardo, noble cortesano de Clodoveo, fue convertido por San Remigio. Quiso el rey ser su padrino; dio libertad a gran número de cautivos a su pedido y le ofreció un obispado, que él rehusó para entrar al Monasterio de Micy, bajo la dirección de San Mesmino. Enseguida entregose a la vida eremítica y se retiró a una floresta próxima a Limoges. Practicó allí grandes austeridades. Descubierto por el rey en su desierto, recibió el ofrecimiento de un vasto territorio para fundar en él un monasterio que, más tarde, dio nacimiento a la ciudad de San Leonardo.
MEDITACIÓN
SOBRE LAS MISERIAS DEL MUNDO
I. Sólo engaño hay en el mundo. No se encuentra fidelidad entre los amigos, ni caridad entre los parientes; por todas partes reina el disimulo; todos disimulan sus sentimientos, ocultan sus proyectos, buscan sus intereses y sus placeres. ¿En quién se podrá uno confiar? ¿De quién no se habrá de desconfiar? Sin embargo, ¡oh Dios mío! ¡nos fiamos en el mundo que tan a menudo nos ha engañado y no en Vos, que siempre habéis sido fiel a vuestras promesas!
II. No hay paz en el mundo; por todas partes reinan la división y la turbación: los hombres guerrean unos contra otros y se rebelan contra Dios con sus pecados; ¡concedednos esa paz que dais a vuestros servidores y que el mundo no puede darnos! Imita a los santos, que viven sin turbación en medio del mundo, porque no están animados por el espíritu del mundo, sino por el de Jesucristo.
III. No existen en el mundo verdaderos bienes. Sus favores son emboscadas que nos tiende para perdernos. Sus bienes no son sino aparentes. Sus placeres siempre están mezclados de hiel y de amargura: nunca han contentado ni a uno solo de sus partidarios; cuanto más se tiene, más miserable se es. Renunciemos a un mundo poco fiel y siempre sospechoso: los pequeños son en él presa de oprobios, y los grandes de la envidia (San Euquerio).
El desprecio del mundo.
Orad por los jefes de Estado.
ORACIÓN
Oh Dios, que todos los años nos proporcionáis un nuevo motivo de gozo con la solemnidad del bienaventurado Leonardo, vuestro confesor, haced, por vuestra bondad, que honrando su nacimiento al cielo imitemos sus ejemplos de virtud. Por J. C. N. S.
Fuentes:
- Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. - Tomo IV; Patron Saints Index.

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