sábado, 24 de diciembre de 2011

Vigilia de Navidad.

La vigilia de Navidad está impregnada de una santa alegría. De no ser por los ornamentos morados, se creería comenzada ya la fiesta. El Hodie scietis, repetido con insistencia, expresa el júbilo de la Iglesia. El gran acontecimiento que se dispone a celebrar se sitúa en el pasado, pero la venida del Salvador se actualiza siempre por la redención que trae a los hombres de todos los tiempos. -Hijo de David, Hijo de Dios …..establecido en su poder de Hijo de Dios por su resurrección de entre los muertos- con estas pocas palabras evoca san Pablo todo lo que es Cristo para nosotros. Su nacimiento en Belén le conducirá a su pasión, a su resurrección, a la comunicación a los hombres de su gracia y de su gloria. Su venida como redentor anuncia su vuelta como juez y como triunfador. Se hace hoy uno de nosotros para trasladarnos un día a su reino. Conviene ver la liturgia de Navidad con esta gran perspectiva. Tomada en conjunto, nos hace cantar la obra de la redención que lleva Cristo en su persona con su aparición en este mundo. Desde este punto de vista es realmente sorprendente la misa de la vigilia; en casi todos los textos se encuentra el mismo pensamiento. Nótese la colecta: del recibimiento que dispensamos a Cristo, que viene a rescatarnos, dependerá la acogida que el nos tribute cuando venga a juzgarnos.
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