Lucha, Señor, contra mis enemigos, combate a los que me combaten; toma las armas y el escudo, y levántate a defenderme, Señor, fortaleza y salvación mía.
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Estación en Santa Práxedes.
Feria de 1ª Clase - Morado.
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La Iglesia quiere hacernos vivir plena e intensamente los últimos días del Salvador y los sentimientos que le animaron al acercarse su Pasión.
Isaías describe en profecía al Justo doliente, que confía su causa a Dios; seguro de su triunfo, se entrega a sus enemigos por amor sus hermanos. El evangelio nos muestra a Jesús seis días antes de la Pascua, asistiendo a un banquete dado en su honor en Betania. Todo anuncia su próximo fin: el gesto de María evoca su sepultura, los sentimientos de Judas hacen prever su traición, la presencia de Lázaro resucitado presagia la resurrección del Señor.
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Evangelio según San Juan 12,1-9.
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Seis días antes de la Pascua, Jesús volvió a Betania, donde estaba Lázaro, al que había resucitado. Allí le prepararon una cena: Marta servía y Lázaro era uno de los comensales. María, tomando una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, ungió con él los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. La casa se impregnó con la fragancia del perfume. Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dijo: "¿Por qué no se vendió este perfume en trescientos denarios para dárselos a los pobres?". Dijo esto, no porque se interesaba por los pobres, sino porque era ladrón y, como estaba encargado de la bolsa común, robaba lo que se ponía en ella. Jesús le respondió: "Déjala. Ella tenía reservado este perfume para el día de mi sepultura. A los pobres los tienen siempre con ustedes, pero a mí no me tendrán siempre". Entre tanto, una gran multitud de judíos se enteró de que Jesús estaba allí, y fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado.
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