La flor hermosa de la virginidad, sólo puede conservarse pura y fragante entre las espinas de la mortificación.
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El día 20 de abril de 1586 nació en Lima, en el Perú, de padres humildes y honrados. Desde niña amó a Dios de todo corazón y le consagró su rara hermosura con voto de virginidad. Esta bellísima Rosa vivió entre las espinas del padecer, porque el deseo que tenía de imitar a Cristo crucificado hízola llevar una vida muy penitente; y, para hacerlo con perfección, a los veinte años recibió el hábito de tercera Orden de Santo Domingo. Se disciplinaba con cadenas de hierro todas las noches, hasta derramar mucha sangre. Pasaba quince días, y a veces un mes, sin comer ni beber, sustentándose con solo el pan del Sacramento y las palabras que proceden de la boca de Dios. Fue muy amiga de la oración y de la soledad, y tuvo espíritu de profecía. Muchas veces se le apareció Cristo en forma de niño, y fue muy favorecida de su Santísima Madre, quien quiso que se llamase Rosa de Santa María. Descanzó en paz el día 24 de agosto, año de 1618, a los treinta y dos de su edad, siendo canonizada por Clemente X el dia 12 de abril de 1671.
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ORACIÓN
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Oh Dios poderoso, dispensador
de todos los bienes, que habéis
provisto a la bienaventurada
Rosa con el rocío de la gracia
celestial, y que la habéis
hecho brillar en América con
el fulgor de la virginidad y
de la paciencia, concedednos
la gracia a nosotros servidores
vuestros, de correr tras el olor
de sus perfumes, y merecer así
llegar a ser un día el buen olor de
vuestro Hijo, que, con Vos y el
Espíritu Santo, vive y reina
por los siglos de los siglos. Amén.
ORACIÓN
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Oh Dios poderoso, dispensador
de todos los bienes, que habéis
provisto a la bienaventurada
Rosa con el rocío de la gracia
celestial, y que la habéis
hecho brillar en América con
el fulgor de la virginidad y
de la paciencia, concedednos
la gracia a nosotros servidores
vuestros, de correr tras el olor
de sus perfumes, y merecer así
llegar a ser un día el buen olor de
vuestro Hijo, que, con Vos y el
Espíritu Santo, vive y reina
por los siglos de los siglos. Amén.
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