domingo, 8 de agosto de 2010

Domingo XI después de Pentecostés.

(II clase, verde)Gloria, Credo y prefacio de la Santísima Trinidad.
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"Effeta". Abrete, boca muda. Abrete, boca cristiana, para pregonar tu fe.
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Los milagros del Salvador son algo más que un signo de su poder y de su bondad. Simbolizan también lo que obran, por medio de la gracia, en lo íntimo de las almas. El "Effeta = Abríos" que ha curado al sordomudo, lo repite la Iglesia en el bautismo de todos nosotros. La obra de la Iglesia, lo mismo que la de Cristo, es la de abrirnos a las cosas de Dios.
La catequesis cristiana, transmitida fielmente hasta nosotros desde los apóstoles, nos enseña lo que debemos creer y, en primer lugar, la muerte redentora de Jesús y su resurrección, que son la base de nuestra fe. La buena nueva de la salvación, que no cesa de predicar la Iglesia siempre y por doquier, consiste en el acceso de los hombres a Dios por la expulsión de Satanás y la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte.
La misa de hoy nos hace cantar a la omnipotente e infinita bondad de Dios, que, después de salvar a su pueblo, le reúne en su Iglesia y le regocija con su protección.

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