martes, 20 de julio de 2010

Sermón en el aniversario del primer año de aplicación del Motu Proprio en Casablanca.

En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.

El Cardenal Antonio Cañizares, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino, en una reciente entrevista ha sostenido que, a propósito del Motu Proprio Summurum Pontificum que “ahora se comprende mucho mejor de qué se trata el Motu Proprio. La comprensión de la liturgia en la tradición de la Iglesia ha crecido. Lo mismo es cierto acerca de la hermenéutica de la continuidad. Todo esto no sólo beneficiará la aceptación e implementación del Motu Proprio sino que también enriquecerá la renovación litúrgica y la llevará hacia delante – en el sentido que el espíritu de la liturgia ha revivido nuevamente”.

Las palabras del Cardenal Cañizares cobran una especial relevancia este domingo VIII después de Pentecostés en que celebramos la Santa Misa Tradicional en la Parroquia de Casablanca, pues hace exactamente un año en que –por gracia de Dios-, Monseñor Jaime Astorga Paulsen ha sido nuestro sacerdote celebrante. Una Voce Casablanca implora preces al Altísimo para que el Señor Todopoderoso nos siga acompañando, sosteniendo, iluminando y fortaleciendo en este bregar impulsados por la fuerza del Espíritu Santo.

Como dice el Cardenal Cañizares en el Rito Romano “existe una sola liturgia”; en consecuencia, el Magisterio de la Iglesia, “debido a la hermenéutica de la continuidad, no congela el Misal de Juan XXIII pero tampoco ha roto con él”, sino que “dada la riqueza del Rito Romano en sus enteras tradiciones – y esto incluye el Misal de Juan XXIII y la reforma litúrgica post-conciliar – no se puede poner una contra la otra. Son expresiones de la misma riqueza litúrgica”.
Desde hace un año que en esta Parroquia de Casablanca con la implementación de las directrices dadas por el Santo Padre Benedicto XVI en el Motu Proprio, el pueblo fiel ha acogido con beneplácito la celebración litúrgica en su Forma Extraordinaria del Rito. Como bien dice el Prefecto, a través de ella se descubre el sentido de lo numinoso, es decir, “el sentido del misterio y de lo sagrado, y sobre todo el sentido de lo que significa el Reino de Dios. Se trata de la grandeza de Dios y del Misterio de Dios. El hombre realmente es siempre indigno de tener parte en este don divino de la Liturgia”. Frente a una sociedad cada vez más secularizada y muchas veces descristianizada; un mundo donde los creyentes viven como si no lo fueran; es decir, viviendo un verdadero ateísmo práctico, o lo que el Siervo de Dios Juan Pablo II llamó la apostasía silenciosa de la modernidad, las palabras del Cardenal Cañizares resuenan como las palabras de los profetas que exhortaban al pueblo de Israel: “Necesitamos nuevamente reconocer el derecho de Dios, el “ius divinum” – y cuanto antes mejor”.

Y como de la liturgia se trata, añade que “hoy la liturgia aparece a menudo como algo a lo que el hombre tiene derecho, y en lo que él actúa. Esto refleja la secularización de la sociedad, mientras que otros aspectos quedan oscurecidos tras ella. Y esto ha hecho que la reforma del Concilio Vaticano II no haya desarrollado la riqueza y grandeza que se esperaba”.

El Santo Padre Benedicto XVI, siendo Cardenal Ratzionger nos enseñaba que “la liturgia nunca es sólo la mera reunión de un grupo para celebrarse y después en realidad encontrarse en lo posible a sí mismo”; por el contrario, la liturgia “nos permite siempre entrar, tanto en la comunión universal con toda la Iglesia, como en la communio sanctorum, en la comunión con todos los santos. Sí, en cierto modo es la liturgia celestial”. Por el contrario, el espíritu hacedor en la liturgia nos aleja de la Alteridad Absoluta. Por eso que el Papa felizmente reinante, exhorta “lo más importante es volver a respetar la liturgia y su inmanipulabilidad. Que aprendamos de nuevo a reconocerla como algo que crece, algo vivo y regalado, con la que participamos en la liturgia celestial”.

Por su parte, el Cardenal Cañizares, en consonancia plena con la enseñanza del actual Papa, sostiene que “los jóvenes deben ser educados en el espíritu de la liturgia. Sería un error comprometerlos con una u otra Forma en un modo polémico. Necesitan ser introducidos en la adoración y en el espíritu del misterio. Deben enseñárseles la alabanza y la acción de gracias – y todo lo que ha hecho la celebración litúrgica de la Iglesia a través de los siglos. Hoy los jóvenes carecen, sobre todo, de educación litúrgica – más allá de la Forma que defienden particularmente. Éste es un gran desafío para el futuro cercano, también para la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Hoy necesitamos un nuevo movimiento litúrgico, como lo hubo en el siglo XIX y en el siglo XX. Y esto no se trata de una u otra Forma, sino de la Liturgia como tal”.
Educar en la liturgia: objetivo primordial que uno descubre en los escritos del Papa Ratzinger y que sigue estando presente ahora en su magisterio petrino. Benedicto XVI ha hablado de la reforma de la reforma; el Cardenal Cañizares, en la entrevista a que hacemos alusión habla de que “tenemos que dar un giro de 180 grados” para hacer realidad este nuevo movimiento litúrgico. Y entre los consejos que da apunta a las liturgias “celebradas con gran dignidad, enteramente permeadas por el Misterio de Dios, en las que el individuo sabe que es incluido. La participación activa no significa hacer algo, sino entrar en la adoración y el silencio, en la escucha y también en la oración de petición y todo lo que realmente constituye la Liturgia”.

Al cumplir un año celebrando la Santa Misa en su Forma Extraordinaria en nuestra Parroquia de Casablanca, le damos gracias a Dios por el tesoro invaluable de la riqueza litúrgica de la Iglesia Romana, y le imploramos que siga fortaleciendo al Supremo Pastor en el cuidado de sus ovejas que muchas veces están extraviadas o acosadas por los lobos rapaces.
Que la Santísima Virgen María, Mater Ecclesiae, y San Miguel Arcángel nos protejan.

Así sea.

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