sábado, 3 de julio de 2010

Misa de los Catecúmenos y Misa de los Fieles.

La Misa se divide en Misa de los Catecúmenos, desde las preces al pie del altar hasta el Credo inclusive, y Misa de los Fieles, desde el Ofertorio hasta el fin.
La Misa de los Catecúmenos recibe su nombre de los catecúmenos, o sea, de los que se preparaban a recibir el Bautismo, porque a ella podían asistir: no era propiamente Misa, sino una catequesis oficial dirigida por el Obispo, ayudado de los presbíteros y demás ministros.
La Misa de los Catecúmenos consta de oraciones, cantos y lecturas, que antes del siglo IV no formaban parte de la Misa, sino que eran el Oficio divino de la noche. En el siglo V se juntaron con la celebración de la Santa Misa, llegando a formar con ella un solo todo.
La Misa de los Fieles es el Sacrificio propiamente dicho.
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Ordinario y Propio de la Misa.
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En la Santa Misa podemos distinguir el Ordinario y el Propio. El Ordinario contiene la parte invariable de la Misa. Sus partes esenciales remontan a los tiempos apostólicos, y en su conjunto ya estaba terminado en el siglo VIII; después de algunos agregados entre los siglos X y XIII, fue fijado definitivamente por San Pío V en el siglo XVI.
La parte más sagrada es el Canon, que contiene la Consagración, monumento religioso y literario de la más remota antigüedad.
El Propio de la Misa es la parte variable de la Liturgia de la Misa. Cada fiesta tiene sus oraciones e instrucciones especialmente adaptadas a ella. El Propio de la Misa es una Cátedra de enseñanzas doctrinales y morales encaminada a hacer vivir a los fieles los misterios celebrados o conmemorados. El Propio de la Misa comprende el Introito, la Colecta, la Epístola, el Gradual, el Alleluia, el Tracto, la Sequencia (si la hay), el Evangelio, el Ofertorio, la Secreta, el Prefacio, la Antífona de la Comunión y la Postcomunión.
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La Misa de la Estación.
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Para comprender plenamente la Liturgia de la Santa Misa, describiremos las ceremonias de la Misa de la Estación que el Papa o su representante celebraba en Roma, en algunos días de fiestas y durante la Cuaresma, entre los siglos V y VIII. Aun cuando desde el siglo XVI no se celebraba esta Misa Estacional, sin embargo, el nombre de las Estaciones ha quedado inscrito en el Misal. Había en Roma ochenta y nueve días estacionales, celebrados en cuarenta y tres iglesias diferentes. (Continuará).

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