domingo, 10 de mayo de 2015

Quinto Domingo después de Pascua.

Anhela Jesús a su Padre: modelo de la oración cristiana.
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En este último domingo después de Pascua los cánticos de la misa continúan siendo, como en todo el Tiempo Pascual, cánticos de triunfo y de alegría. La Iglesia no se cansa de celebrar la resurrección de Cristo y las gracias redentoras que han transformado nuestra vida.
Pero el hombre se olvida de lo mejor que hay en sí mismo con una facilidad desconcertante. Por eso nos exhorta la epístola a practicar con seriedad nuestros deberes de cristianos y pide la colecta, con la gracia de pensar rectamente, la de conformar nuestra conducta al ideal que se nos ha enseñado. Esta doble invitacióna un constante esfuerzo personal, al mismo tiempo que a la oración, llevan a un justo equilibrio de la ascesis cristiana. Por su parte, también los evangelios nos inculcan durante este Tiempo la oración frecuente, a la que ponen en relación con el envío del Espíritu Santo y la plegaria del mismo Cristo por los suyos. Los tres días de rogativas de esta semana insisten todavía más.

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