jueves, 21 de julio de 2011

La comunión de los enfermos.

Comunión ordinaria de los enfermos.

Los enfermos pueden comulgar por devoción, con tal que observen el ayuno prescrito, o estén dispensados de él por derecho o indulto apostólico. El sacerdote les lleva a su lecho la Santa Comunión. Para estas ocasiones debe prepararse una mesa cubierta con un mantel blanco, dos velas, un vasito con agua y un pañito blanco para colocarlo ante el pecho del comulgante.; el altar, así preparado, debe adornarse con flores.

El sacerdote entra y dice: “Paz a esta casa, y a todos los que moran en ella”; deja en la mesa y sobre los corporales el Santísimo, rocía con agua bendita la habitación, y reza una oración pidiendo a su Santo Ángel para que custodie, proteja y defienda a todos los moradores de esa habitación. Da la Comunión en forma ordinaria, termina con una oración en la que pide que esa Comunión sea remedio sempiterno para el cuerpo y para el alma del enfermo. Finalmente, le da la bendición.

El Santo Viático.

Todos los fieles están obligados a comulgar en peligro de muerte. Esta comunión se llama Viático, porque lo acompaña en el viaje a la otra vida.

El Viático se puede recibir a cualquiera hora del día, aún no estando en ayunas, y habiendo comulgado ya en ese día; el Viático puede repetirse varias veces, en distintos días, siempre que perdure el peligro de muerte. La administración del Viático está reservada al Párroco; si el Párroco no puede hacerlo, puede administrarlo cualquier otro sacerdote.

“No se difiera demasiado el dar el Viático a los enfermos; los que tienen cura de almas han de vigilar para que reciban el Viático cuando todavía estén en pleno conocimiento” (canon 865).

Cuando desfallece el espíritu del enfermo; y su corazón está abrumado por el dolor, y mira con pavor el más allá, y siente abandonar este mundo, la Santa Iglesia viene a traerle el Pan de los fuertes que lo reanima, lo llena de dulces consuelos, de esperanzas, lo espiritualiza más y lo desprende suavemente de este valle de lágrimas para conducirlo a la patria inmortal.

El ceremonial es el mismo que se usa en la Comunión de los enfermos, excepto las palabras que pronuncia el sacerdote al darle la Comunión: “Recibe, hermano (o hermana), el Viático del Cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo, el cual te guarde del enemigo maligno y te conduzca a la vida eterna. Amén”.

Entre nosotros, puede usarse también el ceremonial que trae el Manual Toledano: contiene una hermosa profesión de fe que debe hacer el enfermo y el perdón de todas las injurias.

(1935).

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