Al interno de la Iglesia un gran paso del Papa fue frenar la persecución antimodernista que se adelantaba sin claro fundamento contra clérigos y laicos por el llamado Sodalitium Pianum, con su documento Ad Beatissimi, en donde pedía no exigir nuevos epítetos a la profesión de fe católica: “Basta que cada uno diga me llamo cristiano y me apellido católico”, escribió el Papa. Aunque renovó la condena de San Pío X contra el “modernismo” y “en toda su extensión”, buscó que cesara el clima de sospechas e intimidaciones que se había creado en la Iglesia.
De suma importancia, en el pontificado de Benedicto XV, fue la publicación del Código de Derecho Canónico, el 19 de junio de 1917, cuya preparación se inició en el pontificado de San Pío X, tarea en la que se empeñó plenamente el cardenal Pedro Gasparri, con la eficaz colaboración como secretario del entonces monseñor Eugenio Pacelli, futuro Pío XII. En el campo misionero tuvo gran desvelo el papa Della Chiesa, con especial preocupación por la promoción del clero indígena, dando al respecto precisas llamadas e indicaciones en su encíclica Maximum illud (1919).
Aspecto también de gran solicitud de Benedicto XV fue el de las relaciones diplomáticas de la Santa Sede, pues logró crear o restablecer el intercambio de embajadores o de enviados especiales con Inglaterra, Alemania, Servia, Holanda, Suiza, Japón y China. En 1922 se restablecieron las relaciones diplomáticas con Francia, que ya había enviado representación oficial al hecho significativo de la canonización de Santa Juana de Arco (1919), efectuado por este pontífice.
El 17 de enero de 1922 el papa Benedicto XV fue temprano a cama, afectado por una pulmonía aguda que no pudieron curar los médicos. Rodeado por cardenales, y con oración de la Iglesia universal que lo amaba, murió el Papa en la mañana del 22 de enero, noticia sentida en las más diversas naciones del mundo.
“Si la historia es justa tiene que decir solemnemente que aquel Papa tuvo clara visión de los intereses de la Iglesia, y que estuvo dominado por un vivo sentimiento de humanidad. Con toda verdad supo poner la diplomacia y la fe al servicio de los hombres”.
Reivindicando la grata y destacada memoria del Papa Della Chiesa, el cardenal Joseph Ratzinger, al ser elegido papa el 19 de abril de 2005, escogió el nombre de Benedicto, en su memoria, como él mismo lo expresó en sus iniciales declaraciones, al tiempo que invocaba también la protección del padre de la Europa cristiana, San Benito, abad. (Msr. Libardo Ramírez Gómez).
De suma importancia, en el pontificado de Benedicto XV, fue la publicación del Código de Derecho Canónico, el 19 de junio de 1917, cuya preparación se inició en el pontificado de San Pío X, tarea en la que se empeñó plenamente el cardenal Pedro Gasparri, con la eficaz colaboración como secretario del entonces monseñor Eugenio Pacelli, futuro Pío XII. En el campo misionero tuvo gran desvelo el papa Della Chiesa, con especial preocupación por la promoción del clero indígena, dando al respecto precisas llamadas e indicaciones en su encíclica Maximum illud (1919).
Aspecto también de gran solicitud de Benedicto XV fue el de las relaciones diplomáticas de la Santa Sede, pues logró crear o restablecer el intercambio de embajadores o de enviados especiales con Inglaterra, Alemania, Servia, Holanda, Suiza, Japón y China. En 1922 se restablecieron las relaciones diplomáticas con Francia, que ya había enviado representación oficial al hecho significativo de la canonización de Santa Juana de Arco (1919), efectuado por este pontífice.
El 17 de enero de 1922 el papa Benedicto XV fue temprano a cama, afectado por una pulmonía aguda que no pudieron curar los médicos. Rodeado por cardenales, y con oración de la Iglesia universal que lo amaba, murió el Papa en la mañana del 22 de enero, noticia sentida en las más diversas naciones del mundo.
“Si la historia es justa tiene que decir solemnemente que aquel Papa tuvo clara visión de los intereses de la Iglesia, y que estuvo dominado por un vivo sentimiento de humanidad. Con toda verdad supo poner la diplomacia y la fe al servicio de los hombres”.
Reivindicando la grata y destacada memoria del Papa Della Chiesa, el cardenal Joseph Ratzinger, al ser elegido papa el 19 de abril de 2005, escogió el nombre de Benedicto, en su memoria, como él mismo lo expresó en sus iniciales declaraciones, al tiempo que invocaba también la protección del padre de la Europa cristiana, San Benito, abad. (Msr. Libardo Ramírez Gómez).
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