Arturo Prat y la Virgen del Carmen.
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El día 11 de mayo de 1979, don Arturo Prat antes de zarpar para la guerra, en la que hallaría la inmortalidad por su arrojo y patriotismo, escribió una carta a su tía doña Clara Prat. En ella se manifiestan sus íntimos sentimientos cristianos y marianos y su devoción a la Virgen del Carmen.
En uno de sus párrafos, la carta dice así:
“Antes de salir, y a pedido de algunas señoras de Valparaíso, toda la tripulación y los oficiales –incluso yo- recibimos el escapulario del Carmen, en cuya protección confiamos para que nos saque con bien de esta guerra”.
“También me acompaña a bordo la Virgen del mismo nombre y San Francisco. Con tanto protector, creo se puede tener confianza en el éxito”.
De acuerdo al inventario de los objetos hallados junto a su cadáver en el Huáscar y enviados a su viuda, don Arturo Prat Chacón murió con el escapulario del Carmen en el pecho.
Dicho escapulario fue entregado solemnemente, el 16 de julio de 1963, en manos del Señor Cardenal Arzobispo de Santiago, don Raúl Silva Henríquez, por la familia del héroe nacional, para conservarse en el Museo Histórico de Maipú.
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En uno de sus párrafos, la carta dice así:
“Antes de salir, y a pedido de algunas señoras de Valparaíso, toda la tripulación y los oficiales –incluso yo- recibimos el escapulario del Carmen, en cuya protección confiamos para que nos saque con bien de esta guerra”.
“También me acompaña a bordo la Virgen del mismo nombre y San Francisco. Con tanto protector, creo se puede tener confianza en el éxito”.
De acuerdo al inventario de los objetos hallados junto a su cadáver en el Huáscar y enviados a su viuda, don Arturo Prat Chacón murió con el escapulario del Carmen en el pecho.
Dicho escapulario fue entregado solemnemente, el 16 de julio de 1963, en manos del Señor Cardenal Arzobispo de Santiago, don Raúl Silva Henríquez, por la familia del héroe nacional, para conservarse en el Museo Histórico de Maipú.
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Dagoberto Godoy y la Virgen.
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El pionero de la aviación chilena que el 12 de diciembre de 1918 cruza por primera vez los Andes con un aparato monomotor, llevaba en su avión una medalla de la Virgen. El mismo narra lo siguiente:
“Lo primero que hice antes de probar el motor y antes de controlar los instrumentos, fue sacarme la medalla de la Virgen y colgarla en el tablero de instrumentos. Luego probé el motor, me elevé, tomé altura y seguí subiendo, subiendo. Enfrente los Andes y me dirigí hacia la cordillera. Era la primera vez en la historia que se hacía esto. No se había cruzado nunca la cordillera volando… Era una ruta inexplorada, nadie sabía cómo era aquello. Me interné en la cordillera y comencé a ver lo grandioso y difícil que era la empresa. Aquello parecía que no terminaba…Cuando sentí más miedo por los barquinazos de viento, quise devolverme. Pero al ver la medalla de la Virgen que golpeteaba, me dije: Sigo adelante porque la Virgen es mi copiloto y Ella me está acompañando. Esto fue lo que me dio seguridad para continuar la travesía”.
Así, bajo la mirada de María, cumplió su hazaña Dagoberto Godoy.
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“Lo primero que hice antes de probar el motor y antes de controlar los instrumentos, fue sacarme la medalla de la Virgen y colgarla en el tablero de instrumentos. Luego probé el motor, me elevé, tomé altura y seguí subiendo, subiendo. Enfrente los Andes y me dirigí hacia la cordillera. Era la primera vez en la historia que se hacía esto. No se había cruzado nunca la cordillera volando… Era una ruta inexplorada, nadie sabía cómo era aquello. Me interné en la cordillera y comencé a ver lo grandioso y difícil que era la empresa. Aquello parecía que no terminaba…Cuando sentí más miedo por los barquinazos de viento, quise devolverme. Pero al ver la medalla de la Virgen que golpeteaba, me dije: Sigo adelante porque la Virgen es mi copiloto y Ella me está acompañando. Esto fue lo que me dio seguridad para continuar la travesía”.
Así, bajo la mirada de María, cumplió su hazaña Dagoberto Godoy.
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La Cofradía del Carmen.
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En los libros de la célebre Cofradía del Carmen de Concepción, en la época de 1812, se puede decir que estaban inscritas todas las personas notables y casi todo el pueblo de la ciudad sureña.
Entre esos nombres está el de don Manuel Bulnes, General y después Presidente de la República.
Los socios de la Cofradía debían rezar diariamente algunas preces, confesarse y comulgar el tercer domingo de cada mes y llevar puesto el escapulario del Carmen.
Dentro de las costumbres de la época, estas eran manifestaciones de fe cristiana y del acendrado amor a la Virgen que siempre se ha dado en el corazón de los chilenos.
Entre esos nombres está el de don Manuel Bulnes, General y después Presidente de la República.
Los socios de la Cofradía debían rezar diariamente algunas preces, confesarse y comulgar el tercer domingo de cada mes y llevar puesto el escapulario del Carmen.
Dentro de las costumbres de la época, estas eran manifestaciones de fe cristiana y del acendrado amor a la Virgen que siempre se ha dado en el corazón de los chilenos.
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