miércoles, 19 de junio de 2013

Santa Juliana de Falconieri.

Virgen
n. 1270 en Florencia, Italia; † 1341 en Florencia, Italia
Patrona de los enfermos. Protectora contra las enfermedades del alma.
SANTA JULIANA DE FALCONIERI, Virgen
Quien come mi carne y bebe mi sangre,
en Mí mora y Yo en él.
(Juan 6, 57)
Juliana apenas si sabía balbucear cuando ya se la oía en su cuna pronunciar distintamente los santos nombres de Jesús y María. Tanta era su modestia, que nunca miró la cara de un hombre; tanto su fervor por la oración, que pasaba días enteros orando; tanta su caridad por el prójimo, que nada era capaz de detenerla cuando se presentaba la ocasión de hacer un servicio. Soportó con rostro siempre alegre una larga y dolorosa enfermedad. Una sola cosa la afligía: no poder, a causa de sus vómitos continuos, recibir el cuerpo de Nuestro Señor. En su lecho de muerte, pidió que por lo menos se le acercase al pecho la Santa Hostia. Accedió el sacerdote a su pedido; pero la Hostia desapareció y, al mismo tiempo, sonriendo, expiró Juliana. Cuando se la envolvió en el sudario, encontrose impresa en su pecho, como un sello, la sagrada Forma. Su muerte acaeció en 1341.
MEDITACIÓN
SOBRE LA COMUNIÓN FRECUENTE
I. La frecuente recepción del Sacramento del altar avivará tu fe. Es el misterio de fe por excelencia: las delicias inefables que experimentarás después de una comunión bien hecha serán para ti una prueba sensible de la presencia de Dios. La Comunión fortificará tu esperanza, porque la Eucaristía es la prenda del amor que Dios te profesa. En fin, perfeccionará tu caridad para con Dios y el prójimo; Jesús, en efecto, quiso darse a nosotros por amor; ha querido darse a los pobres como a los ricos, para enseñamos a amar igualmente a todos los hombres en su Persona.
II. Muy grandes mercedes recibirás por la virtud de este Sacramento, todas las veces que te acerques a él dignamente. Dios te colmará de gracias especiales proporcionadas a la preparación que para ello pongas. Además, este pan de ángeles, este vino que engendra vírgenes, es todopoderoso para someter la carne al espíritu y reprimir los movimientos de la sensualidad.Quien ame el pan de los ángeles será enemigo de su propia carne (San Gregorio de Niza).
III. Recibe, pues, a Jesucristo; si tu amor es tibio, se inflamará mediante la recepción de este Sacramento, porque es la fuente del fervor y de la devoción. No temas que la familiaridad engendre el menosprecio; por el contrario, ella te hará descubrir en Jesús nuevas hermosuras y acrecentará así tu amor por Él. Si te acercas a él con estas disposiciones, encontrarás allí remedio para todas las enfermedades de tu alma (San Juan Crisóstomo).
La devoción al Santísimo Sacramento.
Orad por los enfermos en peligro de muerte.
ORACIÓN
Oh Dios, que consolasteis en su lecho de muerte a la bienaventurada Juliana, vuestra virgen, alimentándola milagrosamente con el precioso cuerpo de vuestro Hijo, haced, os lo suplicamos en nombre de sus méritos, que, alimentados y fortificados en nuestra última hora por el divino Viático, logremos llegar a la patria celestial. Por J. C. N. S.
Fuentes:
- Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. - Tomo II; Patron Saints Index.

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