domingo, 9 de junio de 2013

Domingo Tercero después de Pentecostés.

La liturgia de este día canta las divinas misericordias para con los hombres.
Porque así como Jesús vino a llamar no tanto a los justos, como a los pecadores; no a curar a los sanos, sino a los enfermos; así el Espíritu Santo, que continúa la obra de Jesús en los corazones, viene a establecer el reinado de Dios en las almas pecadoras, y esto mismo proclama la Iglesia en el Breviario y en el Misal.
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