- En Roma, San Dámaso I, Papa y Confesor, que condenó al heresiarca Apolinar, y restituyó del destierro a su sede a Pedro, Obispo de Alejandría; halló también muchos cuerpos de santos Mártires, y honró sus sepulcros con epitafios en verso.
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- En Roma igualmente, el suplicio de san Trasón, el cual, por sustentar con sus bienes a los Cristianos que trabajaban en las termas, y se veían abrumados con otras obras públicas o encarcelados, fue preso por orden de Maximiano; y juntamente con otros dos, llamados Ponciano y Pretextato, coronado del martirio.
- En Amiens de Francia, los santos Mártires Victórico y Fusciano, en tiempo del mismo Emperador; a los cuales el Presidente Ricciovaro mandó atravesar con anillos de hierro las narices y las orejas, taladrar las sienes con clavos candentes, después arrancarles los ojos, y a poco asaetearles los cuerpos, y de esta suerte, decapitándolos junto con san Genciano su huésped, pasaron al Señor.
- En Persia, san Bársabas, Mártir.
- En España, san Eutiquio, Mártir.
- En Plasencia, san Sabino, Obispo, esclarecido en milagros.
- En Constantinopla, san Daniel Estilita.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.
R. Deo Gratias.
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