Sacó el Señor a su pueblo lleno de alborozo, aleluya; y a sus elegidos rebosando júbilo, aleluya, aleluya.
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Estación en San Juan de Letrán.
Día litúrgico de 1ª clase. Blanco.
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Al salir de la fuente bautismal habían recibido los neófitos una vestidura blanca, símbolo de la regeneración de sus almas, que san Pablo comenta de una manera impresionante: "Cuantos os habéis bautizado en Cristo, de Cristo os habéis revestido." Ahora bien: en este día, después de la celebración de la misa, tenía lugar su deposición. Por eso el nombre "sábado in albis".
Mas el dejar las vestiduras no debía significar para ellos abandonar la vida santa en la que se les había iniciado. "Guardad en vuestros corazones la luminosa blancura que se os ha dado", predicaba san Agustín. La epístola de san Pedro nos habla magníficamente de la nobleza de los bautizados, pueblo santo, sacerdocio real, templo de piedras vivas, que se ha escogido el Señor para proclamar hasta el fin del mundo la misericordia de que le ha hecho objeto. Los cristianos, pues, deberán mostrarse dignos de este su estado, de la gracia insigne que les ha hecho Dios al llamarlos de las tinieblas a la admirable luz de su reino.
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Allelúia, allelúia.
V/ Haec dies, quam
fecit Dóminus:
exsultémus, et
laetémur in ea.
Allelúia.
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Aquí concluye la octava de la Pascua.
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